Vincent Moon (París, 1979) es más conocido por haber sido el principal realizador de los Take Away Shows de La Blogothèque y por haber trabajado con bandas como R.E.M, Tom Jones o Arcade Fire revolucionando el mundo del videoclip y el modo de grabar música en directo. En 2009 Moon abandonó el indie por la búsqueda de lo sagrado y desde entonces el director ha recorrido todo el mundo acompañado de su cámara inmiscuyéndose en numerosas culturas. "He dedicado mucho tiempo a grabar música indie pero poco a poco voy descubriendo la grandeza de la música sagrada que es donde está el origen de toda música", explica. Esta búsqueda de lo invisible o sagrado ha derivado en el proyecto Híbridos live cinema, una performance audiovisual que realiza junto a la artista Priscilla Telmon y la cual se ha estrenado por primera vez en España en La Casa Encendida.



Se trata una pieza en la que Vincent Moon edita en tiempo real fragmentos de vídeos que ha ido obteniendo durante su viaje y sobre los cuales Priscilla incluye música en directo. "Hablé con Priscilla sobre la idea de hacer un proyecto juntos, los dos teníamos la idea de investigar las culturas sagradas", nos cuenta el director. El título de Híbridos deriva de la búsqueda de la cultura espiritual y la música sagrada, pero también de las diferentes formas de realizar cine. "Es un diálogo entre arte y espiritualidad", apunta.



La puesta en escena está perfectamente planeada, un fuerte olor a incienso inunda la terraza de La Casa Encendida, numerosos instrumentos tribales se encuentran colocados junto al Mac de Vincent Moon creando un fuerte contraste entre tradición y modernidad.



El director cree que "la improvisación es el corazón de todo" y es, sin duda, la improvisación lo más destacable de toda la performance. Moon afirma que con su pieza no trata de lanzar ningún mensaje al espectador, simplemente quiere abrir puertas y liberar la mente. Si bien se advirtió que la participación del público sería bienvenida, ésta fue escasa, prácticamente nula. Las aportaciones musicales de Priscila pisaban la propia música de los pueblos y no enriquecían a la imagen. En lo que a espiritualidad se refiere, la performance consiguió transmitir vagamente lo que se proponía, las imágenes en muchos casos estuvieron más cercanas al morbo que a lo espiritual y es que lo sagrado, aparte de objetivo, como considera Vincent Moon "es invisible", y por eso, en muchos casos tratar de grabarla puede ser una ardua tarea que desemboque en un proyecto más bien presuntuoso.