Una escena de la película La seducción

Después de ganar el premio a mejor dirección en Cannes, llega a nuestras salas La seducción, de Sofia Coppola, un remake del clásico de los 70 El seductor, de Don Siegel, en el que la directora relata la misma historia desde el punto de vista de las protagonistas femeninas.

Ahí va un chiste viejo y que hoy consideraríamos políticamente incorrecto. Un delincuente entra en un convento y amenaza a las monjas con violarlas a todas. "A la madre superiora no" claman las monjitas asustadas. "A la madre superiora la primera", dice la susodicha. Conocemos la historia del soldado yanqui herido que se ve atrapado en una casona con mujeres gracias a El seductor (Don Siegel, 1971), película protagonizada por Clint Eastwood que es uno de esos filmes de culto de los 70 adorado por una legión de fans. Adaptación de una novela (A Painted Devil, de Thomas Cullinan), cuenta Sofia Coppola que en su remake no quería tanto hacer una versión del filme como del libro y que, además, quería darle la vuelta. Si en la versión de Siegel el que cuenta es el punto de vista del sufrido protagonista, ese hombre maltrecho y asustado que se ve acosado por unas mujeres en celo, aquí Coppola quiere contarnos la historia desde el lugar de las mujeres, a las que dan vida actrices del fuste de Nicole Kidman, Kirsten Dunst o Elle Fanning en una suerte de cuento de terror sobre un pobre desdichado que cree haber salvado la vida para encontrarse con un mal mucho mayor.



El papel de Clint Eastwood lo interpreta Colin Farrel que, como cuenta la director, "tuvo la valentía de hacer el rol de hombre objeto". Es decir, ya hay un matiz feminista en la forma en que en este filme es el hombre el que se convierte en un mero juguete sexual y en una pieza de carne, como por desgracia lo han sido y lo siguen siendo las mujeres en infinitas películas. La comparación con los cuentos de hadas no es baladí. Farrel se mete literalmente en la boca del lobo para encontrarse con un montón de brujas malvadas con piel de cordero y lo que en un principio podría parecer su salvación, o directamente el paraíso atendido por tantas y tan bellas mujeres, acaba deviniendo en el absoluto infierno. Una cosa es que la película esté hecha desde la perspectiva de las mujeres y otra que tenga que ser complaciente con estas. "Trabajamos a fondo con el departamento de arte para que la película tuviera este aire gaseoso, femenino y suave para que cuando la película cambie radicalmente dé la impresión de que no sabes muy bien de dónde viene esa ruptura".



En Ana y los lobos (1972) Carlos Saura nos contó la historia de una institutriz inglesa que da con sus huesos en una mansión de aristócratas españoles de vieja alcurnia y moral muy escasa para hablar de la capacidad de depredación de ese rancio macho hispánico. Los protagonistas del filme resolvían su sadismo y su calentura mediante el crimen y aunque las mujeres emplean, no siempre, armas más sutiles, este filme no está tan lejos de aquella gran película de Saura porque la naturaleza humana no es tan distinta entre unas y otros. Es posible que con los tiempos de histeria políticamente correcta que corren el hecho de que Coppola sea una mujer sea lo que "salva" a la película de las posibles críticas de misoginia que podría recibir. En un ambiente de exquisitos modales, la irrupción de ese hombre objeto puede servir tanto de pasatiempo como de lujuriosa pasión pero al contrario que en El cuento de la criada, son las mujeres las que mandan y los hombres los que sirven como ganado. Premiada a la mejor dirección en el último Festival de Cannes, La seducción acaba convirtiéndose en un espeluznante thriller de ricas y sugerentes conclusiones.







@juansarda