Una imagen de la película
No tiene mucha suerte Lorenzo Silva con las adaptaciones cinematográficas de sus populares novelas policíacas. En La niebla y la doncella cuanto más sabemos de la trama, menos nos creemos.
Por supuesto, nada es lo que parece y la historia está repleta de giros y más giros de trama en los que descubrimos el pasado oscuro del chaval asesinado, una suerte de playboy local que literalmente se acostaba con toda la isla mientras su enigmática madre miraba hacia otro lado cuando no tenía otros intereses ocultos en el drama. Como símbolo de los tiempos, el principal sospechoso es un poderoso político aunque en este caso los prejuicios pueden jugar malas pasadas. No he leído la novela así que soy incapaz de decir si las sucesivas y cada vez más inverosímiles vueltas de tuerca de la trama son el resultado de un guión mal construido o si la propia novela ya resulta poco creíble. En cualquier caso, a medida que sabemos más de esta historia, cada vez nos creemos menos.
Lo que sucede en La niebla y la doncella, plagada de guiños a los fans del original literario, es que cuanto más sabemos y descubrimos, más nos desinteresamos y alejamos de una trama que a fuerza de querer sorprender causa verdadero agotamiento. No solo eso, como si todo fuera desfalleciendo a la vez, la película a cada minuto que pasa da la impresión de estar peor dirigida y mientras al principio logra seducirnos con algunas imágenes sugerentes de la pequeña isla canaria, con esa niebla omnipresente, poco a poco la planificación es más plana y televisiva. Dicho todo esto, podría ser peor y quienes acudan a verla es posible que salgan medianamente satisfechos. La realidad, sin embargo, es que probablemente sus imágenes funcionen mucho mejor en televisión que en pantalla grande.
@juansarda