Una imagen de La cordillera

La pelicula de Santigo Mitre que ha presentado el actor argentino en San Sebastián es de lo mejor que se ha visto en el Festival. También brillan Licht de Barbara Albert en la Sección Oficial y En realidad, nunca estuviste aquí de Lynne Ramsay

Una cumbre de líderes latinoamericanos en Chile sirve al cineasta Santiago Mitre para realizar una brillante y terrible aproximación al mundo de la alta política. La película se llama La cordillera y en realidad no está tan lejos de aquella El estudiante (2011) con la que debutó el cineasta. Si entonces se trataba de ver cómo funciona el mecanismo de la política a partir del reparto de cargos en una universidad de Buenos Aires, aquí lo que vemos es lo mismo pero en otro nivel mucho más elevado porque cambia el contexto, pero el alma humana sigue siendo más o menos la misma. Esa reunión al más alto nivel de presidentes latinoamericanos se convierte en las manos de Mitre en un nuevo reflejo de lo peor que tiene el ser humano: las ansias de poder y la codicia.



Ricardo Darín, uno de los mejores actores del mundo, hispano y no hispano, es el protagonista del filme en la piel de un presidente argentino que es "un hombre como vos" solo que mucho más poderoso y quizá bastante más rico. El actor ha presentado el filme y ha recogido de paso el premio Donostia que distingue una de las trayectorias más sublimes del cine contemporáneo. Muy emocionado, salió a recoger su trofeo antes de la proyección en un Kursaal abarrotado que lo recibió como uno de sus grandes héroes y en el que se comparó con otro de los ganadores, Dustin Hoffman, con el que compartió escenario, para decir que el americano mantuvo el tipo pero quizá tenía la ventaja de que él no se sentía como en casa, cosa que sí le sucede al actor argentino.



La cordillera, en la que también aparece Dolores Fonzi y Elena Anaya en la piel de una insidiosa periodista española, vuelve a confirmar a Mitre como uno de los más refinados cineastas del momento. En el filme se superponen de manera magistral el plano público y el privado del personaje para acabar realizando un demoledor retrato de las interioridades de un poder que puede ser al mismo tiempo tan banal y ridículo como el más absurdo de los mundo, pero donde se mueven unos intereses (y unas cantidades de dinero) que desde luego están muy lejos de las posibilidades de la mayoría de los mortales. Vemos a un presidente acorralado con sus problemas personales, la hipnosis como posible tabla de salvación, una hija desquiciada y el crimen, en todos los sentidos, como recurso en una película que sin duda es de lo mejor que se ha visto en el Festival.



Los perros

Las heridas de Suramérica también pueden percibirse en otra película como Los perros, de la chilena Marcela Said, en la que acompañamos en su viaje de descubrimientos a una pija en toda regla que acaba descubriendo, no sabemos si con espanto o esperpento, la verdad sobre el pasado de su clase social y su propia familia durante la dictadura de Pinochet. En el filme vemos a un Chile que al mismo tiempo que decide pasar página y olvidar el pasado también sigue marcado por los crímenes de un régimen político en el que unos pusieron el dinero y otros el trabajo sucio de los asesinatos y la violencia, pero mientras unos están pagando por el dolor que infligieron los otros se lavan las manos. Ha sido presentada en Horizontes Latinos.



Licht (Madame Paradis)

La sección oficial de San Sebastián nos ha brindado otras joyas. Como Licht (Madame Paradis) de Barbara Albert en la que viajamos a la Viena de finales del siglo XIX para descubrir a una compositora y artista que ha sido olvidada como Maria Theresa Paradis, quien fue una virtuosa del piano a pesar de su ceguera. El quid del asunto, además de su talento, es que Paradis logró superar durante unos meses su ceguera gracias a un revolucionario tratamiento que nos recuerda al reiki en el cual un doctor alemán logró de forma milagrosa y casi mágica que la desdichada Paradis recuperara la vista. Cómo lo hizo sigue siendo inexplicable y por momentos incluso inverosímil y la directora logra que en el filme uno se conmueva y se emocione con la trayectoria vital de una mujer que tuvo la mala suerte de nacer discapacitada en una época en la que no existía ninguna comprensión ni simpatía por los más débiles en un filme que retrata con inteligencia y sutileza la época y su espíritu.



En realidad, nunca estuviste aquí

En Perlas otra mujer como la directora Lynne Ramsay ha triunfado con En realidad, nunca estuviste aquí, en la que un pletórico Joaquin Phoenix interpreta a un asesino a sueldo encargado de encontrar a la hija perdida de un senador de Estados Unidos que ha sido abducida por una banda de prostitución de menores. La directora de Tenemos que hablar de Kevin ya nos sorprendió con su capacidad para retratar la violencia oculta en la superficie de nuestra sociedad y en el filme vuelve a brillar como una cineasta capaz de crear un mundo propio tan sugerente como demoledor que sirve como metáfora a una realidad desquiciada.



@juansarda