Jon Garaño en el rodaje de Handia
Tras el éxito de Loreak, Jon Garaño regresa a las pantallas con Handia, la historia real de un chico que en el siglo XIX comenzó a crecer de forma imparable y acabó convirtiendose en un reclamo de primer orden en ciudades de toda Europa. Garaño dirige la peliícula junto a Aitor Arregi.
Pregunta.- ¿Qué hay de real y contrastado en la película y qué hay de invención?
Respuesta.- Cuando empezamos a hacer esta película había mucha gente, hablo sobre todo del País Vasco, que no conocía el personaje y quien lo conocía solo sabía algunos detalles como que había conocido a reyes y reinas o que en la iglesia de su pueblo hacían marcas para calcular su altura. La mayoría pensaba que era un personaje mitológico. Una frase que teníamos escrita es '¿cuándo una persona deja de ser real para convertirse en mito?'. Podíamos jugar con eso de la misma manera que vemos cómo una persona deja de ser real y se convierte en lo que los otros quieren que sea. Podemos contribuir a esta distorsión de la realidad al mezclar cosas reales con cosas que no lo son tanto. Mucho de lo que estaba escrito sobre él no tenía nada que ver con la verdad. No lo hemos cuantificado pero hay una importante cantidad de hechos reales como, por ejemplo, que era una persona normal hasta los 20 años y que a partir de ese momento comenzó a crecer sin mesura, que viajó por toda Europa o el tipo de espectáculo que hacía. Pero hay una parte inventada como su forma de ser. Hay quien decía que era un personaje muy tímido, otros que era jovial y alegre, incluso algunos pensaban que era retrasado. Y allí teníamos un margen para inventar.
P.- ¿Qué fuentes fiables quedan de esta historia?
R.- Lo que queda escrito sobre él es un libro muy finito con poca información que escribió el párroco del pueblo y allí vemos que hay datos que no pueden ser ciertos. Ahora mismo hay un antropólogo madrileño que está recogiendo bastante información y tiene para sacar un libro. La mayoría de los datos son de la prensa de la época y allí hay muchas cosas que no sabes si son reales o es información de venta. Hay un momento de la película en el que uno de los protagonistas está leyendo el periódico, es una réplica exacta de la época, y vemos en lo que lee que se está distorsionando la historia. Por ejemplo se habla de que la gente no le llega ni a la rodilla lo cual no es cierto.
P.- El personaje del hermano que gestiona el espectáculo de Handia cobra un gran protagonismo. ¿Existió?
R.- Sí, es cierto que el hermano le acompañaba en los viajes. Hay que tener en cuenta que en esa época la gente no viajaba más allá de 15 kilómetros a la redonda. Ir a Guipúzcoa ya era marcharse muy lejos e ir a Londres como ir a la luna para nosotros. Hay un dato que hemos cambiado y es que en muchos viajes les acompañó el padre pero nosotros queríamos que el padre fuera alguien muy arraigado al caserío y nos venía mejor que no les acompañase. Pero es cierto que no tenían madre o que el hermano se casó con una tal María y tuvieron un hijo. También hay muchos rumores que probablemente sean verdad y el más importante es el de los huesos: hay quien dice que los robaron, otros que los vendieron o que simplemente desaparecieron. Hay quien cree que están en el museo de Londres, un antropólogo forense dice que están en el Museo del Hombre de París y asegura que en cinco minutos podría verificarlo. Quizá hacemos una pequeña historia en torno a eso. Hace poco estuvimos en Londres e hicimos un pequeño recorrido por los lugares que visitó Handia como el Cosmorama, en el que ahora hay una tienda de Camper. Y luego fuimos al British Museum porque cuando la gente habla de un museo en Inglaterra te viene ese a la cabeza porque ahí está todo lo que han ido robando por el mundo.
Fotograma de Handia
P.- ¿Hay gigantes hoy en día?R.- Ahora hay gigantes. La historia de los gigantes es curiosa porque se repiten. Incluso André el gigante, el de La princesa prometida, tiene una historia parecida y le obligaron a hacer lucha libre, que es otro tipo de espectáculo. La persona más alta del mundo es un tipo que vive en Turquía que mide dos metros y medio y también se gana la vida haciendo shows. En el libro Guinness de los récords tienen comprobado que uno de los primeros datos que mira la gente es quién es la persona más alta del mundo. Sigue habiendo la misma fascinación por los gigantes que ha habido siempre.
P.- Vemos la idea del "monstruo bueno" de El hombre elefante. ¿Fue un referente?
R.- El hombre elefante (David Lynch, 1981) es una película que está muy bien y no podríamos hacerla mejor con lo cual era una referencia de lo que no queríamos hacer. Teníamos otros dos 'no referentes': Loreak, nuestra película anterior, y (Abdellatif Keiche, 2010). Está bien este ejercicio porque una vez haces la película te das cuenta de que algo sí tiene que ver. Y en realidad es bueno porque son películas que te inspiran y están allí. El hombre elefante habla de unas cosas y Handia de otras. No es malo que se nos compare y es bueno el proceso de alejarnos para luego llegar a lugares semejantes. Está esa idea de sentirnos rechazados o incomprendidos que nos identifica con el "monstruo". Nosotros queríamos dar una personalidad al gigante que a veces se puede comportar como un niño pero poco a poco va adquiriendo cierta experiencia.
P.- El contexto de las guerras carlistas también marca a fondo la película.
R.- La idea de cambio es fundamental en la película. Se trata de cómo ante los cambios hay dos opciones; una es adaptarte y la otra es no hacerlo. Hay quien quiere quedarse en el pasado y no es capaz de adaptarse del todo a la nueva situación.
P.- La idea del freak show nos lleva a ese siglo XIX tan bárbaro visto desde los ojos contemporáneos.
R.- Hoy tenemos lo 'políticamente correcto' y sabemos medir las cosas. Con la revolución industrial surgió la idea del ocio y, con ello, una gran variedad de espectáculos, entre ellos el circo. Y con el circo aparecen estos freak shows. Los había más suaves, como los del Cosmorama en Inglaterra, y los había más sórdidos en los parques. Y luego hay algo innato a las personas que es la compulsión de ver lo deforme o extraordinario. En esos shows había desde una tribu africana a una familia de esquimales pasando por la clásica mujer barbuda o un mago. Luego hay un momento en el que se pone de moda el circo de las pulgas y eso parece que acaba con todo. De hecho en la película había una secuencia en la que veíamos cómo el gigante estaba en Londres y su espectáculo atraía a menos gente porque estaba pasado de moda.
P.- El personaje codicioso del hermano es muy contemporáneo.
R.- Al final cuando haces una película histórica no hablas tanto del momento histórico que refleja la película como del momento histórico en el que la haces. Es verdad que hay muchas cosas que son de hoy, como el tema de las fake news, la exhibición, el mercantilismo o las ansias por ser quien no eres o esa persona que quiere encontrar su sitio y no lo encuentra. El gigante representa también una persona en constante cambio que refleja la sociedad en la que vive y es un símbolo del nuevo mundo mientras que su hermano se convierte en un símbolo del viejo mundo. El personaje de Joaquín es una metáfora. En esa idea de tener a alguien mirando atrás y otro que mira adelante nos venía muy bien para hablar de ese choque. Son un poco el ying y el yang pero la propia sociedad es así, hablamos de blancos y negros pero hay un montón de grises.
@juansarda