Paul Safranek es un tipo corriente de Omaha (Nebraska, EE. UU.), que, junto a su mujer Audrey, sueña con una vida mejor. En un momento en el que el mundo se enfrenta a una crisis de superpoblación, los científicos descubren una solución radical que permitirá reducir a las personas a una altura de cinco pulgadas. La población no tarda en descubrir que el dinero da mucho más de sí en un mundo a escala reducida, y ante la promesa de un estilo de vida más lujoso del que nunca habían podido soñar, Paul y Audrey deciden correr el riesgo de someterse al controvertido tratamiento y embarcarse en una aventura que cambiará sus vidas para siempre.
Esta es la premisa de Una vida a lo grande, la nueva película de Alexander Payne, ganador de dos premios Oscar por los guiones adaptados de Entre copas y Los descendientes. Tras inaugurar el Festival de Venecia, llega a las salas esta comedia dramática con toques de ciencia ficción que cuenta con un reparto de altura conformado por Matt Damon (que durante la promoción ha provocado cierta polémica por unas declaraciones sobre los abusos sexuales en Hollywood), Christoph Waltz, Hong Chau y Kristen Wigg.
A su paso por el Festival de Toronto, nuestro crítico Carlos Reviriego escribía una pequeña reseña de la película: "Alexander Payne se ha enfrentado a su proyecto más ambicioso en Una vida a lo grande. De los espacios de la comedia amable a la ciencia-ficción y el periplo moral de un hombre común (salido de una película de Capra o Sturges) enfrentado a la deshumanización del capitalismo, el filme no termina de hibridar con armonía todas sus intenciones. Protagonizada por Matt Damon, la historia aborda muchos frentes en su radiografía de un mundo terminal (la superpoblación, el medioambientalismo, el consumismo y el ardor capitalista), si bien los distintos tonos colisionan y se entorpecen. Los efectos digitales que hacen posible la convivencia en el mismo plano de seres humanos de estatura normal y hombres menguantes del tamaño de un dedo (la premisa del filme es una tecnología de miniaturización humana para acabar con la superpoblación y los residuos) se integran extraordinariamente en las soluciones plásticas de Una vida a lo grande, pero la eficacia visual no compensa los desequilibrios de la propuesta. No es en todo caso una película despreciable, pero a los presupuestos íntimos de Payne quizá le viene demasiado grande".