Imagen promocional de Twin Peaks

Especial: Lo mejor del año

Si las dos primeras temporadas de Twin Peaks supusieron un antes y un después en la historia de la ficción televisiva, su regreso, 25 años después, ha dinamitado por completo el panorama audiovisual. Sus 18 episodios han revolucionado a la élite crítica: las revistas de cine la han incluido en sus tops y no son pocos los analistas que se esfuerzan por alejarla del mundo catódico en un año en que su participación en el Festival de Cannes reflejaba el incremento de la presencia de productos televisivos en certámenes cinematográficos. Algunos, como el Festival de San Sebastián, captaron el signo de los tiempos y en su sección Zabaltegi la serie Vergüenza compitió, entre otras, con The Square, Palma de Oro 2017.



Pero, sin duda, lo que quedará de esta obra cumbre de David Lynch y Mark Frost es su voluntad rupturista, la tensión que desprenden unas imágenes en las que el clasicismo visual y los géneros pugnan con el experimentalismo y una suerte de mise en abyme que, en última instancia, nos muestra la infinitud de posibilidades contenidas en la creación audiovisual. Y es que sin Twin Peaks no sería posible ese tratado sobre el duelo que es The Leftovers, con su estructura de agujero de gusano, repleta de huecos narrativos en consonancia con la repentina e inexplicada desaparición del 2% de la población, premisa que dispara la teleserie de Damon Lindelof y Tom Perrotta, otro ejemplo de que la televisión asume riesgos inimaginables en el cine mainstream. No se trata aquí de abogar por la supremacía de un medio sobre otro -ahí está Lynch para aniquilar cualquier categorización- sino de constatar que la televisión se ha convertido en un espacio fecundo para variadas apuestas estéticas (Master of None, Legion, Hannibal) y discursos marginales. Ahí está, como paradigma, de The Deuce, la nueva andanada de David Simon y George Pelecanos contra el neocapitalismo a partir de los orígenes del porno en el Nueva York de los 70. En ese sentido, lo más relevante es el aumento de la presencia femenina en todos los estratos televisivos. La irrupción de nombres como Lena Dunham, Issa Rae, Frankie Shaw, Pamela Adlon o Jill Soloway, ha dado lugar al reflejo de realidades y problemáticas ausentes en la ficción (y en la Historia) como muestra el episodio American Bitch de la temporada final de Girls.



Pero más allá de la aparición de SMILF, Insecure, Alias Grace y otras series de marcado corte feminista, resulta crucial el cambio de paradigma que ha experimentado la representación de la mujer en la teleficción. Por ejemplo, que en series tan masculinas como Mindhunter sean ellas las que, desde la inteligencia, controlen la situación, implica la introducción de un nuevo imaginario refrendado por personajes como los de Amelia Folch (Aura Garrido) o Irene Larra (Cayetana Guillén Cuervo) en El Ministerio del Tiempo o por la oposición fehaciente entre la maldad de los hombres que aparecen en La Zona y los valores positivos que incorporan las mujeres. Precisamente, el grito de una mujer cerraba Twin Peaks sumiéndonos en una duda insondable. La misma incertidumbre que hoy perturba un espectro audiovisual en permanente cambio.



@EnricAlbero

Las cinco mejores

1. Twin Peaks: The Return

David Lynch y Mark Frost



2. The Leftovers 3T

Damon Lindelof y Tom Perrotta



3. The Deuce

David Simon y George Pelecanos



4. Girls 6T

Lena Dunham



5. Halt and Catch Fire 4T

Christopher Cantwell y Christopher C. Rogers