Jessica Chastain e Idris Elba en Molly's Game

El creador de El ala oeste de la Casa Blanca y ganador de un Oscar por el guión de La red social, debuta en la dirección con Molly's Game, la adaptación de las memorias de ‘La Princesa del Póker' de Hollywood, a la que da vida Jessica Chastain.

Una noche de abril de 2013 una veintena de agentes del FBI, cargados con armas automáticas, irrumpieron en casa de Molly Bloom para arrestarla por haberse lucrado con la organización de partidas de póker ilegales. Esta atractiva, exuberante e inteligente mujer, que por entonces no había cumplido los 35 años, ejercía como anfitriona en fastuosas timbas celebradas en hoteles exclusivos de Los Ángeles y Nueva York. En ellas participaban desde la realeza de Hollywood a deportistas profesionales del más alto nivel y grandes magnates de las finanzas. La apuesta mínima podía llegar a 50.000 dólares y los jugadores disponían de masajistas, caviar, champán francés e infinidad de lujos varios. En una década Bloom había pasado de ser una carismática esquiadora con aspiraciones olímpicas -frustradas tras una devastadora lesión- a enfrentarse a una pena de 10 años de prisión y a ser apodada por la prensa sensacionalista como ‘La Princesa del Póker' cuando su historia salió a la luz. Ella se encargó de narrarla en una biografía publicada en 2014 por Harper Collins, poco después de que el juicio se resolviera con un año de libertad condicional, una fianza de 1.000 dólares y 200 horas de trabajo comunitario tras declarase culpable.



De guionista a director

El libro llegó a manos de Aaron Sorkin poco después de su publicación. El guionista más codiciado de Hollywood, autor de ese tratado sobre la política y el poder de la palabra que es la serie El ala oeste de la Casa Blanca (1999-2006) y ganador de un Oscar por su trabajo en La red social (David Fincher, 2010), enseguida se interesó por esta épica historia de ascensión y caída en los márgenes de la legalidad, tan del gusto de Martin Scorsese. "La vi como una historia emocional, la clase de historia que me gusta contar, con un sentido quijotesco del bien y del mal", explica Sorkin, que tuvo ciertos reparos iniciales antes de ponerse a trabajar en el guion. Varios de los jugadores habituales de las mesas de Bloom -entre los que se encontraban actores como Tobey Maguire, Leonardo DiCaprio y Ben Affleck- eran conocidos del guionista, o gente con la que había trabajado o esperaba trabajar. "Siempre me pareció importante que nadie se sintiera tentado de jugar a los detectives con la película para tratar de descubrir qué personaje se corresponde con qué famoso real. Así que todos son amalgamas".



Sin embargo, la propia Molly Bloom se había negado a delatar a sus antiguos clientes ante la justicia, por lo que no hubo desavenencias al respecto entre ambos. Durante las entrevistas que mantuvieron se fue pergeñando el guion, que en gran medida se sostiene en las lagunas que Sorkin encontraba en la biografía publicada: en ningún momento se menciona el uso de drogas ni a la mafia rusa que provocó su caída ni la relación con su padre. Ahí halló Sorkin la estructura de la película. Lo que no pensaba el autor de Steve Jobs (Danny Boyle, 2015) es que acabaría dirigiendo el guion de Molly's Game, que se estrena hoy en España. "Es lo más visual que he escrito y ese no es mi elemento. Estaba teniendo muchos problemas para describir lo que tenía en mente al estudio, a amigos e incluso a Bloom. Pero yo lo veía claramente en mi cabeza". Por eso, con la connivencia de los productores, se decidió a sentarse en la silla del director por primera vez a sus 56 años.



La dureza de Chastain

La película, que podría limitarse a navegar por las partidas de póker para establecer un paralelismo entre sus mecanismos y los propios del capitalismo salvaje, prefiere centrarse en retratar la complejidad psicológica de Bloom y darle significado a sus acciones. Sorkin, que mantiene la profusión de diálogos a toda velocidad como sello de identidad, incide en la capacidad de Bloom para superar cualquier sistema manteniéndose fiel a sí misma, sin mácula para su integridad personal. "Al final me pareció que Molly era una heroína de película realmente única, un modelo a seguir para los jóvenes, pese a haberse declarado culpable de un delito federal", explica el director.



Dado que el filme opta por realizar un estudio de personaje, gran parte del éxito iba a depender de la selección de la actriz protagonista. Sorkin siempre tuvo claro que Jessica Chastain (La noche más oscura, El año más violento) era la intérprete perfecta pues, al igual que Molly, "tiene un sentido del humor irónico y ladino. Además, es fuerte sin tener que hacerse la dura. Normalmente, cuando la gente se hace la dura, es porque personalmente no se siente así, y tienen que imitar esa cualidad. Pero Jessica ya la posee". La película consagra a Chastain como una de las actrices más portentosas de Hollywood.



Además, está respaldada por las actuaciones de Idris Elba, que da vida al abogado defensor Charlie Jaffey -versión ficiticia de su auténtico letrado-; Michael Cera, en la piel de un actor de Hollywood que sirve de gancho para que grandes fortunas se apunten a las timbas, y Kevin Costner, que interpreta al padre de Molly y que, según el director, contribuyó con su experiencia tras la cámara a diseñar algunas escenas.



En el terreno visual la película se mantiene fiel a estructuras clásicas, quizás ya superadas, pero trata de imprimir energía a las escenas de póker para que parezcan lo más reales posibles. "Me documenté mucho sobre el juego para asegurarme de que todos los detalles estuvieran bien", asegura el guionista de Algunos hombres buenos (Rob Reiner, 1992). "Contamos con estupendos profesionales para asesorarnos en cada paso. Nuestros crupieres son crupieres profesionales. Incluso los extras que juegan en las partidas son jugadores profesionales de póker". Estas escenas sirven la ambientación perfecta para que el retrato de Molly Bloom, que tiene poco que ver con el personaje del Ulises de Joyce, adquiera la consistencia necesaria.



@JavierYusteTosi