Sean Baker. Foto: Juan Sardá
El director estadounidense estrena The Florida Project,una película brillante a la hora de captar con sorprendente naturalismo el universo y la mirada infantil.
Pregunta.- La película está ambientada en uno de esos "projects", que es el nombre que se le da en Estados Unidos a los edificios para personas de bajos recursos. ¿Quería hablar de esos lugares y a partir de allí desarrolló la historia?
Respuesta.- Comencé a investigar y vi que este tipo de edificios estaban por todas partes. La película sucede al lado de Orlando, pero podríamos haber estado en cualquier parte de Estados Unidos: Boston, New Jersey... Lo que tiene de especial esa pequeña ciudad de Kissimmee es que los parques de atracciones están al lado. Eso hace que florezcan todo tipo de comercios muy relacionados con esa actividad con un look muy específico: los mismos colores brillantes, todo orientado a la familia, todo muy turístico... Y más allá de esa paleta de colores hay una realidad social detrás.
P.- ¿Cómo trabajó con los jóvenes actores?
R.- Lo primero era escoger a los correctos. Con Mooney nos tomamos mucho tiempo. Queríamos a la actriz perfecta y finalmente apareció en la piel de Brooklyn Prince. Y costó encontrarla, lo que me tuvo muy preocupado. Después, tuve que aprender a trabajar con niños porque eso es algo que no había hecho nunca y no es fácil, tienen mucha energía. Pero enseguida me di cuenta de que teníamos a los correctos. A partir de ahí creamos una pequeña familia para que se sintieran seguros y no sintieran vergüenza. Creo que con los niños debes trabajar de una manera muy próxima y llegar a un punto en el que no solo memoricen sus líneas. Tienen que entender su personaje y lo que está pasando. Les pedía que no fueran literales con el guion, que se atrevieran a improvisar y lo hicieron estupendamente. Especialmente Brooklyn, es una pequeña actriz maravillosa.
P.- ¿Quería contar la película desde el punto de vista de los niños?
R.- Siempre he querido rodar una película con niños y esta historia era fantástica para hacerlo de una vez por todas. A medida que profundizábamos en el proyecto veíamos que los niños son los protagonistas de la mayoría de las secuencias y al final se trataba de ver este mundo desde su perspectiva. Queríamos que el público sintiera que son verdaderos amigos pasando juntos el verano. Siempre supe que la cámara estaría a su nivel. Quiero que el público sienta que está participando en sus juegos, es menos observacional y más participativo.
P.- ¿Podría explicarnos un poco más como conjuga ese punto de vista adulto con contar la historia desde la perspectiva de los niños?
R.- Creo que hay dos fases. En la fase de escritura es donde te explayas. Hay muchas escenas que después no están en el montaje final, pero que me servían para contarme mejor que es lo que estaba pasando. Cuando estábamos en la fase de montaje y de posproducción era obvio que la película no funcionaba desde el punto de vista adulto. Era una cuestión de equilibrio entre lo que enseñas y lo que no enseñas.
P.- ¿Quería reflejar una realidad de miseria en Estados Unidos que permanece oculta a los ojos del mundo?
R.- Mis películas con frecuencia son respuestas a lo que no veo en el cine y la televisión de Estados Unidos. Y me interesan principalmente aquellas personas que luchan por el sueño americano desde un lugar complicado por motivos de clase, raza, sexo...
The Florida Project
P.- ¿Sigue existiendo el "sueño americano"?R.- Es un mito para algunas personas. No solo se trata de los que nunca consiguen alcanzar el sueño americano, sino de aquellos que caen en la economía paralela. Si terminas participando de ella serás castigado. Esta sociedad capitalista te dice que trabajes duro para alcanzar tu sueño, pero hay gente que no tendrá nunca acceso ni siquiera a planteárselo. Te dicen que nunca lo lograrás si eres pobre, no tienes papeles o has delinquido en el pasado, pero te castigan si caes en esa economía paralela. La forma en que el sistema está creado castiga a los más vulnerables.
P.- ¿Diría que es una película realista?
R.- Creo que es realista en el sentido de que estamos representando personajes que no se reflejan en los medios. Pero hay algo que efectivamente le da un punto de 'no del todo realista', como esos colores muy extremos o algunos elementos de estilo que nos apartan de un realismo estricto.
P.- La pobreza de la protagonista contrasta con la riqueza que le rodea. ¿Quería hablar de una sociedad donde el contraste es cada vez más acusado?
R.- Ese contraste es lo que define América. Encima de estos moteles de mala muerte ves anuncios de productos carísimos que nunca podrán comprar los inquilinos. Casi parece que se están burlando de ellos. Especialmente en esta área, el contraste es tan enorme que es surrealista. Por ejemplo vas por la calle y ves un anuncio de una ametralladora y eso es algo que solo ves en mi país. Rodamos la película solo una semana después de la matanza en el club gay Pulse y por todas partes veías una exaltación de la cultura de las armas.
P.- ¿Y cuál es el papel metafórico de Disney en esta historia?
R.- Realmente quiero que sea el público el que interprete esa secuencia. No me gusta decir mi punto de vista. No quiero que el público piense que en estas cosas de una determinada manera, pero creo que es obvio que es una abstracción, no es real.
@juansarda