Una imagen de Heartstone
Guomundur Arnar Guomundsson cuenta una clásica y modélica historia de iniciación a través de la relación entre dos muchachos de unos 15 o 16 años. La película capta con sensibilidad ese momento de la vida en que los juegos dejan de ser juegos y se convierten en experiencias que marcan para toda la vida.
"Quizá había 10 personas en el instituto que se lo estaban pasando en grande mientras la mayoría no éramos tan felices", bromea el director hablando de un filme en el que la adolescencia no se convierte en ese jolgorio continuo de los anuncios y algunas series de televisión sino que resulta una experiencia más difícil de lo que quizá imaginaban los jóvenes. "Muchas películas sobre adolescentes están hechas desde un punto de vista de marketing que trata de descubrir que es lo que creen que les gustará. A la hora de la verdad, es una época en la que tienes que dilucidar entre lo que está bien y está mal y eso provoca mucho dolor".
Heartstone cuenta la historia de Thor (Baldur Einarsson) y Christian (Blaer Hinriksson), dos amigos de un pueblo pequero de Islandia que construyen un mundo propio de afecto y juegos en el que se sienten felices. Sin embargo, mientras Christian descubre a su pesar su enamoramiento por Thor, este parece mucho más interesado por una chica. Mientras, los matones del pueblo, como parece inevitable en todas partes del mundo, acosan a los chavales. "Una cosa muy curiosa es que lo que vemos en la película sucedió en la vida real y es que los jóvenes maduraron mucho cuando hicimos la película. Una cosa que sucede a esas edades es que de repente en tres meses cambias mucho. Los dos protagonistas comenzaron la película siendo muy niños y muy inocentes y cuando terminamos el rodaje ya eran personas distintas".
"Creo que en realidad no aprendemos tanto desde que somos adolescentes y nos seguimos pareciendo bastante a quienes somos el resto de nuestra vida. La diferencia es que en esa época lo descubres todo por primera vez y las emociones son enormes. Cuando eres un adolescente te lleva un día enamorarte y te dura muchísimo mientras cuando eres mayor tienen que pasar meses para que eso suceda. Con los años te vuelve más escéptico", explica el director.
No es Heartstone una película de subrayados ni de explicaciones diáfanas. Rodada de manera naturalista y muy cerca del aliento de sus protagonistas, Heartstone capta con sensibilidad ese momento de la vida en que los juegos dejan de ser juegos y se convierten en experiencias que marcan para toda la vida. "Quería ser realista con la forma en que vivimos nuestra vida. No existen los finales felices pero puede ser feliz de alguna manera. Al final, las cosas no suelen salir como uno esperaba pero eso no quita que puedan salir bien", explica Guomundur Arnar Guomundsson.
Ambientada en un pequeño pueblo a las afueras de Reikiavik, el director ha volcado en el filme algunas de sus experiencias personales: "Cuando era pequeño mi madre era soltera y los niños del pueblo se metían con ella por eso como sucede en el filme. Tu reputación en un lugar como este significa mucho y cuando eres pequeño si eres gay significa que te tienes que marchar a la capital. Ahora las cosas han cambiado pero cuando yo era joven el hecho de ser un macho tenía mucha importancia, era una cultura muy machista".
@juansarda