El nombre de Milos Forman se halla inevitablemente ligado al conocido como Nuevo Cine Checo de la década de los 60 del siglo pasado, una corriente cinematográfica que alineó a creadores como Jirí Menzel, Vera Chytilova o Ivan Passer. Sin embargo, fue en Hollywood donde el director alcanzó la fama con clásicos ganadores de varios Óscar como Alguien voló sobre el nido del cuco o Amadeus. Y ha sido en Estados Unidos, donde residía desde hacía 50 años, donde ha fallecido este sábado a la edad de 86 años, según informó la agencia de noticias checa CTK. "Se ha marchado en calma y rodeado todo el tiempo por su familia y sus amigos más próximos", ha explicado su esposa, Martina.
Nacido como Jan Tomas Forman en Caslav, Checoslovaquia, en 1932, la biografía del director es un gran reflejo de lo que ha sido la convulsa historia del siglo XX. Hijo de padres protestantes, quedó huérfano de niño: su madre murió en el campo de concentración de Auschwitz y su padre en el de Buchenwald, por lo que fue criado por parientes. Tras estudiar cinematografía en Praga, en los años 60 formó parte de la Nueva Ola de cineastas que desafiaban al régimen comunista de Checoslovaquia. En esa época se dio a conocer con películas como Los amores de una rubia o ¡Al fuego, bomberos!.
La entrada de la URSS y sus aliados en Checoslovaquia en 1968 para reprimir la Primavera de Praga le cogió por sorpresa en París negociando la producción de su primera película americana. Fue despedido por el estudio checo para el que trabajaba y abandonó Checoslovaquia trasladándose a Nueva York, donde fichó como profesor de cine para la Universidad de Columbia. Posteriormente, en 1977 se convirtió en ciudadano estadounidense.
Los inicios del director en el país fueron difíciles y no hacían presagiar la exitosa carrera que construiría años después, basada en la lucha del individuo contra cualquier presión social o política. Como comentaba en una entrevista en El Cultural en el año 2000, sus películas siempre están protagonizadas por personajes proscritos sociales y rebeldes "anti-establisment", que hoy se consideran "políticamente incorrectos". "Tengo un enorme respeto por los rebeldes porque viví demasiado tiempo bajo el nazismo y el comunismo, tiempos en que soñábamos con convertirnos en revolucionarios, pero no nos atrevimos. Así que, proyecto mis sueños en mi trabajo haciendo películas sobre rebeldes", explicaba Forman.
El director llegó a Hollywood sin blanca y sabiendo nada de inglés, pero llevaba una cartera de películas checoslovacas muy admiradas internacionalmente por su espíritu extravagante y alegre, como Pedro el negro o la anteriormente citada ¡Al fuego, bomberos!. Con este bagaje, el cineasta pudo ingresar en los estudios hollywoodienses, pero sus primeras sugerencias para proyectos cinematográficos fueron rápidamente rechazadas. Entre ellas se encontraban una adaptación de la novela de Franz Kafka Amerika y una comedia protagonizada por el actor Jimmy Durante como un rico cazador de osos en Checoslovaquia.
El éxito americano
Tras el fracaso de su primer filme estadounidense, Taking Off (1971), Forman no tuvo la oportunidad de dirigir nuevamente durante años. La película, una mirada divertida a las diferencias generacionales en un Estados Unidos cambiante, había ganado elogios de los críticos que la comparaban favorablemente con las películas checas de Forman. Pero sin estrellas de renombre, rápidamente se derrumbó en taquilla.
En 1975 le llegaría su segunda oportunidad, que supondría su primer gran éxito. El actor Michael Douglas le contrató para dirigir Alguien voló sobre el nido del cuco, que estaba coproduciendo. Protagonizada por Jack Nicholson y Louise Fletcher, la película basada en la novela de Ken Kesey sobre el traslado a una institución psiquiátrica de un preso que intenta escapar de una larga estancia en la cárcel, así como de los brutales métodos usados en ese centro, logró alzarse con los cinco Óscar principales de ese año, siendo la primera película en hacerlo desde 1934.
Forman, que trabajó meticulosamente pasando meses con los guionistas y supervisando todos los aspectos de la producción, no lanzó otra película hasta 1979. Hair, un musical sobre la rebelde juventud estadounidense de la década de 1960, atrajo a un director que había presenciado su propia participación en la rebelión juvenil contra la represión comunista en Checoslovaquia. Pero cuando finalmente se estrenó, el breve período de rebelión estudiantil en Estados Unidos se había desvanecido hacía tiempo y el público no estaba interesado.
En 1981 estrenó Ragtime, adaptación de una novela de E.L. Doctorow, notable por la capacidad de Forman para persuadir a su anciano vecino James Cagney para abandonar un retiro de dos décadas y protagonizar la que sería su última película. Sin embargo el éxito tampoco le acompañó. Sí que volvería a él con su siguiente título, Amadeus, con la que batiría ampliamente su marca en los Óscar logrando ocho estatuillas. Basada en la obra teatral del dramaturgo británico Peter Shaffer, la película retrata al genio musical del siglo XVIII Wolfgang Amadeus Mozart, presentado como infantil, inmaduro y malhablado, desde el punto de vista de su rival el compositor Antonio Salieri.
Buscando localizaciones, Forman se dio cuenta de que Praga era la única capital europea que había cambiado poco desde la época de Mozart, pero regresar allí le atemorizaba. El gobierno checo, al darse cuenta del dinero que supondría la producción, permitió que Forman volviera a casa, y el público saludó su regreso. "Hubo un enorme afecto por nosotros haciendo la película", comentó el director en 2002. "La gente consideró una victoria para mí que las autoridades tuvieron que inclinarse ante el dólar todopoderoso y dejar que el traidor regresara".
Un lento ocaso
Nunca prolífica, la producción de Forman disminuyó aún más después del éxito de Amadeus, y sus tres películas posteriores fueron desilusiones.Valmont (1989) llegó al público un año después de Dangerous Liaisons, ambos basados en la misma novela francesa. Ya en los años 90 Forman siguió con la inercia de biopics con el retrato del creador de la revista Penthouse, Larry Flint, en <em (1996), protagonizada Woody Harrelson, nominada al Óscar y que le supuso un Globo de Oro</em. También se ocupó de la personalidad del excéntrico cómico Andy Kaufamn con Man on the Moon (1999), interpretada por Jim Carrey, que ganó un Globo de Oro al Mejor Actor. Sin embargo, en opinión de los críticos la película no consiguió transmitir del todo el estilo pionero de la comedia poco común de Kaufman ni las razones de su desdeñoso éxito.
Ya en el siglo XXI el director rodó su última película, Los fantasmas de Goya (2006), ambientada en España e inspirada en la vida del pintor español, que contó con la participación de Javier Bardem y Natalie Portman. Además, en 2009 dirigió una ópera junto a sus hijos gemelos, Petr y Matêj, Un paseo bien pagado, de los autores checos Jiri Slitr y Jiri Suchy, obra que curiosamente él ya había realizado para la televisión checoslovaca en 1966. Además, codirigió la sección de cine de la Universidad de Columbia, y se mantuvo activo con algunos proyectos que no cuajaron, y otros que sí, como la versión para la gran pantalla codirigida por su hijo Petr, de Un paseo bien pagado.