Ash is purest white, de Jia Zhang-ke
Si algo ha definido tradicionalmente al festival de cine más importante del mundo es su sistemática vinculación a los grandes nombres del cine de autor contemporáneo. En su perpetua búsqueda de equilibrio entre los fastos de la alfombra roja y las conquistas creativas del arte cinematográfico, Cannes se ha aliado con una combinación de nombres estelares del cine actual. Acaso porque varios de estos nombres se sienten en estos tiempos más tentados por la financiación de Netflix que por la monumentalidad de las grandes salas, o porque es la primera vez en la memoria reciente del festival que no hay ninguna producción Weinstein en la parrilla (en detrimento del cine de autor americano),
la selección a concurso anunciada este año revela una llamativa ausencia de firmas de peso. Godard, Lars Von Trer,
Spike Lee,
Terry Gilliam,
Kore-eda y
Zhang-Ke son acaso los más llamativos, pero esta circunstancia no debería eclipsar el hecho de que,
al menos sobre el papel, la 71 edición de Cannes se ofrece como la más valiente y enigmática del siglo XXI.
Quizá la sección oficial de este año sea una reacción lógica al cataclismo artístico del pasado, cuando los sospechosos habituales del festival, de
Haneke a Polanski, se pusieron de acuerdo para perder la forma y la inspiración en el setenta cumpleaños del festival. Quizá es que simplemente la batalla abierta que mantiene el certamen dirigido por Thierry Frémaux con la todopoderosa Netflix ha dejado fuera de juego a grandes cineastas como
Scorsese (su
Irishman con
Robert de Niro se estrenará directamente en la plataforma), pero lo cierto es que
hay que irse muy atrás para recordar una parrilla a concurso con tantos "desconocidos" para el gran público y tantas primeras y segundas obras.
Desde aquí y con Carlos Reviriego como enviado especial, seguimos atentos estos once días de cine.
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Cambio de piel en Cannes. Los nuevos trabajos de Godard, Lars Von Trier, Jia Zhang-ke, Terry Gilliam, Jafar Panahi y Spike Lee, entre otros, integrarán la programación del 71 Festival de Cannes, que estará marcada por el aniversario del Mayo del 68 y por una histórica renovación generacional.
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Jaime Rosales: "El reto es ganar público sin renunciar a las ideas". El director regresa con
Petra a la Quincena de Realizadores, sección paralela del Festival de Cannes en la que ya conquistó el Premio de la Crítica Internacional con su ópera prima,
Las horas del día (2003).
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Asghar Farhadi hibrida a Lorca con Agatha Christie. La película 'española' del director iraní,
Todos lo saben, ofrece un retrato cultural, sutil y atento a los detalles reveladores. Por su parte, el inexistente interés cinematográfico de Yomeddite hace bastante inexplicable su inclusión en la sección competitiva.
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Godard compite en otra dimensión de Cannes. Godard se propone repensar el mundo, la agonía de la civilización, en
El libro de imágenes; Pawlikowski presenta
Cold War, un romance puesto a prueba por el destino y Serebrennikov muestra un entretenido musical nostálgico:
Leto.
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Alice Rohrwacher captura el espíritu de De Sica. La directora italiana logra en la obra maestra
Lazzaro Felice replicar el neorrealismo mágico sin caer en maniqueísmos. Por su parte, Eva Husson naufraga con un indignante relato entre bélico y melodramático de unas guerrillas kurdas,
Les Filles de Soleil.
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El autorretrato enfermizo de Lars von Trier. Presenta
The House That Jack Built, una mirada al espejo plenamente autoconsciente y distanciada de un cineasta irrepetible. A
BlacKkKlansman de Spike Lee le sobran argumentos humanos (y periodísticos) y le falten los cinematográficos.
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Todos los universos posibles de David Robert Mitchell.
Under the Silver Lake es el retrato más ambicioso y delirante de la realidad múltiple y esquiva de la contemporaneidad. Mateo Garrone remonta el vuelo con
Dogman y Nadine Labaki decepciona con la insultante pornomiseria de
Cafarnäum.