Gustavo Pizzi

Ganadora de la Biznaga de Oro a la mejor película iberoamericana en el último Festival de Málaga, la película brasileña Benzinho (Siempre juntos), dirigida por Gustavo Pizzi (Rio de Janeiro, 1977), propone un fresco familiar que conmueve por su calidez y cercanía. Tiene la virtud de contar una historia "pequeña", la de una mujer triste porque su hijo, as del balonmano, se traslada a Alemania, y hacerlo de manera que sintamos la verdadera épica de los grandes acontecimientos vitales. Protagonizada por Karine Teles en la piel de la luchadora madre de cuatro hijos, la actriz también es coguionista, ex esposa de Pizzi y madre de sus vástagos. Con un claro aire neorrealista, Benzinho es un canto a esas mujeres que logran la proeza de tirar a la familia adelante, mantenerla unida y hacer que encima los demás piensen que es mérito suyo.



Pregunta.- ¿Diría que Benzinho es una película autobiográfica?

Respuesta.- Es una historia más personal que biográfica, nuestras vidas son muy distintas a lo que vemos en la película. Lo que sí hemos querido es construirla a partir de pequeños momentos que son en verdad muy importantes pero eso no significa que sea exactamente la realidad. Karine Teles y yo nos marchamos de casa muy jóvenes y nos hemos preguntado muchas veces cómo viviríamos como padres el momento en el que nuestros hijos abandonaran el hogar.



P.- ¿Quería hacerle un homenaje a las mujeres que sacan adelante a sus familias sin mucha ayuda?

R.- Todas las mujeres que trabajan y llevan adelante sus familias son heroínas. Es Irene quien mantiene una familia unida y eso es una proeza. Son personas que necesitan apoyo pero muchas veces no lo tienen, es entonces cuando sacan toda la fuerza que tienen dentro. En las dificultades encuentran esa capacidad arrolladora que tienen las mujeres para superar adversidades.



P.- ¿Se inspiró en las películas neorrealistas italianas de los 40 y 50 del pasado siglo para hacer esta película?

R.- Hay una influencia absoluta. Tanto por mis orígenes italianos como por mis gustos fílmicos me siento muy próximo el neorrealismo y se solapan las dos cosas. No podría decirte un título o un director concreto pero sí hay un sentimiento compartido, una forma de entender el cine común que yo reflejo a través de mi experiencia.



P.- La relación de Irene con su hijo adolescente es el corazón del filme, ¿cómo la trabajaron?

R.- Ellos tienen una relación muy bella, muy conmovedora, y queríamos transmitir esa emoción. Ese cariño es lo que sostiene toda la película y lo que le da sentido.



R.- Retrata un país muy machista, ¿sufre esa lacra de manera muy acusada Brasil?

P.- Por desgracia mi país es extremadamente machista, igual que toda América Latina. En la película vemos lo más terrible, la violencia doméstica, que está muy extendida, pero también pequeños gestos y situaciones que son humillantes para las mujeres. En Brasil se supone que el hombre es el responsable del sustento económico pero muchas veces es la mujer quien mantiene a la familia a la vez que se ocupa de los hijos. Lo que vemos es una sociedad muy patriarcal que es urgente cambiar.



P.- En Benzinho la figura del padre resulta tan encantador como desastroso. ¿Qué papel le da?

R.- Klaus es un hombre cariñoso y entrañable con ideas locas de difícil materialización. En una sociedad patriarcal como la brasileña ese reparto de papeles, el hombre como proveedor y la mujer como ama de casa, no solo no es bueno para la mujer sino que perjudica al hombre aunque crea que ha construido todo a su imagen y semejanza. En algunas familias son ellas quienes ganan dinero pero se vive en la ficción de que sigue siendo el hombre.



P.- Desde España resulta difícil de entender la situación política actual de Brasil con Lula entrando y saliendo de la cárcel y la ex presidenta Dilma Rousseff destituida...

R.- Es un momento muy difícil en el que acabamos de vivir un golpe de Estado que derrocó al gobierno electo para poner en su lugar a otro no electo mediante acusaciones. Una parte importante de los brasileños estaban recibiendo un apoyo del Estado que han dejado de recibir, dejándolos de nuevo en una situación muy precaria cuando muchos comenzaban a ver la luz. Han metido a Lula en la cárcel sin pruebas y destituyeron a Wilma por motivos políticos. En Brasil la lucha sigue siendo sacar a la población de la pobreza y conseguir que tenga una vida decente.



@juansarda