Pierre Niney y Charlotte Gainsbourg en Promesa al amanecer
La nueva película de Eric Barbiér, basada en la autobiografía del escritor francés Romain Gary, luce en todos sus aspectos técnicos pero naufraga a la hora de crear personajes complejos.
La película arranca en México, donde un Gary de mediana edad se encuentra demacrado y enfermo. Trata de escribir la susodicha autobiografía, algo que parece que le está pasando factura. A partir de ahí, a través de flashbacks (y con una innecesaria voz en off), viajamos a Polonia, donde madre e hijo consiguen durante un tiempo una posición acomodada gracias a un negocio de alta costura. Del padre nada se sabe. Pero la época de vacas flacas no tardará en llegar y se ven obligados a marcharse al sur de Francia, donde Gary pasa su adolescencia y tiene sus primeros escarceos amorosos (el momento más divertido de la película corresponde al despertar sexual con la joven empleada doméstica que contrata la madre). Después llegará una temporada en París en la que el protagonista intenta compaginar los estudios con su ambición por convertirse en escritor antes de la llamada a filas para combatir en la Segunda Guerra Mundial.
"Promesa al amanecer es un cuento picaresco, una novela de aventuras iniciática que cuenta 20 años de la vida de Romain Gary y su madre, Nina", explica Barbiér. "Van pasando de peripecia en peripecia, de país en país. Su vida es una secuencia de oportunidades perdidas, aprovechadas, encuentros, tristezas, alegrías… situaciones de lo más variado. Teníamos que encontrar una estructura narrativa que conservara la esencia de la novela a la vez que la redujera a menos de la mitad. Quería ser completamente fiel al espíritu de la novela".
La película, toda una superproducción destinada a arrasar en su país, transita varios tonos que van del melodrama a esa picaresca a la que se refiere Barbiér y desemboca en crónica de guerra. Esto genera ciertos altibajos en el metraje, al que es evidente que le sobran minutos, aunque el ritmo no llega a decaer de manera drástica. La película luce en todos sus aspectos técnicos, desde la fotografía al diseño de producción o al vestuario y se ve con interés, pero se olvida rápido. Y es que tanto el Gary de Pierre Niney como la Nina de Charlotte Gainsbourg resultan a la larga personajes planos, casi caricaturas. De esta manera, y pese a las buenas intenciones, Barbier realmente traciona el espiritu del libro ya que apenas logra traspasar la superficie para obtener la hondura de lo escrito por Gary. No obstante, Promesa al amanecer no deja de ser un buen entretenimiento.
@JavierYusteTosi