El escándalo Ted Kennedy

El director John Curran nos da las claves de un filme con ecos de Shakespeare en el que vemos como la familia más poderosa de Estados Unidos utiliza todos los medios a su alcance para que el heredero no sea castigado por un acto abominable.

La familia Kennedy es un filón inagotable de historias. Después de la Jackie de Pablo Larraín, llega El escándalo Ted Kennedy, en la que vemos a la familia en uno de sus peores momentos. La historia sucede en 1969, un año después del asesinato de Bobby y de su hermano John. Ted Kennedy, el tercero en discordia, es ungido como futuro presidente por su poderoso padre y las fuerzas demócratas, que quieren a toda costa a un nuevo Kennedy en la Casa Blanca. Atormentado por la sombra de sus dos hermanos, conocemos a Ted a los 37 años cuando acaba de ganar un puesto en el Senado de Estados Unidos y todo el mundo da por hecho que será el próximo candidato a la presidencia. En un fatídico verano, después de una velada de copas, el senador tuvo un accidente de coche en el que falleció su copiloto, una joven que había trabajado como secretaria de Bob. En una decisión insólita, Kennedy tarda nueve horas en comunicar el accidente a la policía, un tiempo precioso que quizá hubiera servido para salvarle la vida a la desdichada joven. Claro que no es lo mismo meterse en un buen lío siendo un Kennedy que siendo un cualquiera... El director John Curran (Nueva York, 1960) nos da las claves de un filme con ecos de Shakespeare en el que vemos como la familia más poderosa de Estados Unidos utiliza todos los medios a su alcance para que el heredero no sea castigado por un acto abominable. Claro que la historia de los Kennedy, como quizá todas, es un cúmulo de paradojas.



Pregunta.- ¿Es posible contar algo nuevo de los Kennedy que no se haya contado ya?

Respuesta.- Cuando me ofrecieron este guion lo primero que pensé fue: ¡Otra vez los Kennedy! Lo que sí me gustaba es que admiré mucho a Ted Kennedy. Fue un gran defensor de los derechos civiles. Después al leerlo, me gustó mucho que el guion no juzga al personaje ni hay una sola interpretación de la historia. Deja que sea el propio espectador quien tome sus propios decisiones. Al final, lo que más me interesó es el propio Ted, ese personaje sobre el que recaen grandes expectativas que en un momento dado comienza a tomar muy malas decisiones.



P.- La paradoja del filme es que los Kennedy se postulan a sí mismos como campeones de la democracia pero al mismo tiempo manipulan el sistema a su antojo. ¿Por muy perfecta que sea una democracia no puede evitar que existan poderes que la superan?

R.- Es interesante porque cuando proyectamos la película en Toronto por primera vez el año pasado muchos periodistas me preguntaron por qué hablaba de esto ahora. Al poco tiempo saltó la noticia de Harvey Weinstein y de repente el asunto del abuso de poder pasó a primera plana. Es evidente que una persona normal en una situación como la de Kennedy habría entrado en la cárcel. De hecho, la mejor explicación a su huida después del accidente es que como Kennedy que era estaba acostumbrado a que vinieran otros a arreglarle la papeleta. Piensa que era un hombre que todo el mundo estaba seguro de que sería el próximo presidente, esa sensación de prepotencia es inevitable. También le ayudó que sucediera en Chappaquidick, que es una isla que está al lado de Martah's Vineyard. Eso es el patio de juegos de la familia. Finalmente, sucedió en un momento en el que las muertes de John y Bob habían creado una gran corriente de simpatía por ellos. Nadie quería cargárselos.



P.- ¿Si Ted Kennedy hubiera avisado a la policía de manera inmediata la pobre chica hubiera salvado la vida?

R.- Nadie sabe cuánto tardó en morir porque se destruyeron todas las pruebas. Es muy arriesgado asegurarlo porque puede ser que aguantara 20 minutos o dos horas. Lo que está claro es que si hubiera hecho lo correcto había una posibilidad muy buena de que se hubiera salvado. La actuación de Kennedy fue horrible.



P.- La relación de Ted con su padre es central. ¿Lo ve como un drama shakespeariano?

R.- Totalmente, siempre lo tuvimos en cuenta durante el rodaje. Es la historia trágica de un rey que pierde a sus tres herederos y decide ungir príncipe al cuarto. Joe Kennedy Senior fue un personaje poderoso y maquiavélico totalmente fascinante.



P.- La idea del poder está muy presente, ¿cómo se lo plantea?

R.- El poder en Ted Kennedy, viene de la familia. Lo interesante del poder es que no se basa en cómo actúas sino en cómo te tratan los demás. Vemos que todo el mundo se muestra cauto y servil en presencia de un Kennedy. El verdadero poder no necesita expresarse. Y el más poderoso es Joe Sr., que es capaz de reunir a las personas más poderosas en cuanto las necesita.



P.- La paradoja de Ted Kennedy es que sufre por sus privilegios pero al mismo tiempo es incapaz de renunciar a ellos, ¿cómo lo ve moralmente?

R.- Es prisionero de esa paradoja. Si lo juzgas por sus acciones, es totalmente reprensible. Se comporta de manera arrogante y egoísta. También vemos a una persona que durante unas horas toma unas decisiones muy malas pero que después reacciona y hace lo correcto o al menos se porta bien. Los hechos son los hechos y no se pueden cambiar. La nueva paradoja, sin embargo, es que después Ted Kennedy se convirtió en un gran senador, conocido como "el león del Senado". Para las personas progresistas como yo, todo lo que hizo después es admirable. Es posible, por qué no, que esa tragedia le hiciera más consciente de la necesidad de ayudar a los que no tienen ningún privilegio. Eso también es lo interesante de esta historia.



P.- Eso nos lleva a otra cuestión esencial del filme, ¿es posible la grandeza después de haber cometido un acto horrible?

R.- La idea de meter al final entrevistas que se habían hecho por la calle después de la declaración televisada de Kennedy se me ocurrió en el último momento. Una cosa muy interesante de esta historia es que al poco tiempo fue reelegido senador por Massachusetts de una manera abrumadora. Eso sí, nunca fue presidente por culpa de este episodio. Ello nos dice algo sobre la importancia de la moral de los políticos para los electores. Es algo que ha llegado al paroxismo con Trump. Todos los votantes de Trump saben que es un delincuente, machista y que miente sin parar pero no les importa. Quizá esta historia nos dice algo sobre la degradación moral actual de América que se ha convertido un país estúpido.



P.- ¿Se habría atrevido a hacer esta película si Ted Kennedy siguiera vivo?

R.- No. Para empezar probablemente los ejecutivos de Hollywood se habrían asustado ante la amenaza de acciones legales. Está claro que tenía amigos influyentes. Yo mismo no me hubiera atrevido.



P.- ¿Había o no había romance entre el senador y la joven que falleció en su coche?

R.- Hemos querido ser ambiguos porque no hay pruebas de una cosa ni de otra. Es bastante posible que sí, Kennedy estaba pasando una crisis matrimonial y en los 60 eso no era tan raro. Tampoco sabemos cuánto bebió esa noche. No creo que sea muy importante en la historia ni que cambie gran cosa si hubo o no sexo entre ellos antes del accidente.



@juansarda