Martin Scorsese
El director de cine estadounidense atiende a los medios en Oviedo antes de recoger el Princesa de Asturias de las Artes el próximo viernes.
En los próximos meses Scorsese presentará su nuevo filme, The Irishman, biopic sobre Frank Sheeran, apodado "el irlandés", al que se le atribuyen más de 25 asesinatos relacionados con la mafia. Robert De Niro interpreta al protagonista en la que será la octava película que ruedan juntos. "No hay duda de que le debo mucho", explica Scorsese. "Es la colaboración más fructífera que he mantenido con un actor a lo largo de mi carrera. Tenemos una especie de telepatía, nos entendemos sin tener que articular palabras. Además es la única persona que me conoce desde que tengo 16 años y sabe cómo crecí y conoce la comunidad y la subcultura de la que procedo. Por tanto, me entiendo con él de una manera especial. Para mí es una gran inspiración y además tengo una gran confianza en él a todos los niveles creativos".
The Irishman es una producción de Netflix, que entro con 100 millones en el proyecto tras el abandono de Paramount. "Los estudios ya no apoyan este tipo de películas y tampoco a directores como yo o Cuarón o Greengrass", comenta el cineasta. "Los que ponen el dinero son ahora Netflix o Amazon. Las becas o las fundaciones no pueden sostener el tipo de cine que hacemos. Además hay que tener en cuenta que estamos viviendo una revolución extraordinaria. No sabemos a dónde se dirige el cine ni en qué se va a convertir la imagen en movimiento. El cine tiene ya 100 años y quizá es ya cosa del pasado y estamos entrando en una nueva fase. Como dice George Lucas quizás nos dirigimos a un agujero negro que puede durar varios años porque no sabemos a dónde nos dirige toda esa tecnología que tenemos a nuestra disposición. Nuestros hijos están viviendo una experiencia cinematográfica totalmente diferente a la nuestra".
Lo que todavía no sabemos es si la nueva película de Scorsese se estrenará solo en la plataforma de Netflix o si pasará previamente por las salas de cine. "Esta es una de las cuestiones clave de nuestra época en lo que respecta al cine", explica el director. "El cine que yo hago y el que pretendo conservar y restaurar, además de respetar, necesita que se consuma con un público. Eso no quiere decir que no las puedas ver en casa con una pantalla grande. Yo, de hecho, veo películas de ambas maneras. Pero me gustaría que las películas de Netflix se pudieran ver antes en salas. Tenemos que proteger el respeto por el cine como arte de manera que pueda ser apreciado por el público que asiste a las salas durante todo el tiempo que sea posible".
Autor de clásicos del cine de gánsteres como Uno de los nuestros o Casino, el director vuelve por sus fueros con The Irishman. "Esta fijación está relacionada con el lugar en el que crecí", asegura. " No quiero dar la impresión de que en mi juventud estaba rodeado todo el tiempo por figuras criminales y violentas. Tuve unos padres que me quisieron mucho y cuando tenía unos 8 años conocí a un cura que fue un importante mentor para mí. Había un equilibrio, pero era el mundo que yo conocía y que veía representado en películas como La ley del silencio, de Elia Kazan, o La fuerza del destino, de Abraham Polonsky. En contraposición estaba el cine que hacia John Cassavetes, que filmaba Shadows en la calle y con bohemios. De alguna manera unimos esos dos estilos".
Scorsese apunto que algunos de los temas principales de su obra como la fe o la culpa encuentran su anclaje en su infancia. "En mi infancia había gente peligrosa por las calles, ese fue el entorno en el que me crie", comenta. "Ves cómo la gente buena puede hacer cosas no tan buenas porque no tienen elección y eso te lleva a desarrollar una moralidad que no es en blanco y negro. Y por otro lado cuando era niño encontré que la iglesia era un refugio para mí. Tenía sentido lo que oía allí, sobre todo lo que decía un sacerdote joven que era muy moderno. De alguna manera nos ayudó a equilibrar lo que experimentábamos en la calle con la fe. La base de lo que soy viene de esa combinación de como vivía yo entonces y de la naturaleza de la Iglesia católica romana de aquella época".
Por último el director tuvo una palabras para otra de las galardonadas en los Premios Princesa de Asturias, la bióloga marina y exploradora estadounidense Sylvia Earle. "Es una persona fascinante que ha realizado un trabajo importantísimo. La suya es una historia fantástica que seguro que alguien acabará llevando a la gran pantalla".