Los no tan jóvenes del lugar recordarán el escándalo que destruyó al candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos, Gary Hart, a finales de los años 80. Hart lo tenía todo para triunfar: una percha excelente, una brillante carrera como senador y la cualidad de ser un hombre de campo de Colorado y no un “estirado progresista del Este”. Tras ocho años de Reagan y su revolución neoliberal, iba en cabeza en las encuestas y estaba lanzado hacia la Casa Blanca. Hasta que le traicionó su afición a las mujeres y los reporteros le pillaron in fraganti con una modelo de 29 años. “El candidato” o el “front runner” (primer favorito), como dice el título en inglés, tuvo que renunciar a lo que parecía un paseo hacia el triunfo.

Han pasado veinte años desde entonces y el director Jason Reitman, al que conocemos por filmes como Juno (2017) o Up in the Air (2009), rescata esta historia algo olvidada, no tanto para hablar de entonces como de ahora.Interpretado por Hugh Jackman, el Hart de la película es un hombre con talento cuya debilidad por una jovencita le arruina, de forma injusta, la vida. Mientras, no mucho antes, a Kennedy o Johnson se les permitía que tuvieran amantes, Hart inauguró una nueva etapa, o eso cuenta la película, en la que la persecución y escrutinio de la vida privada de los políticos comenzó a ser tan despiadada que no quedó rincón de su intimidad por escrutar.

En el filme, bien contado e interpretado, pero excesivamente discursivo en su punto de vista, lo que vemos es el inicio de una nueva era marcada por un amarillismo atroz en el que la política, definitivamente, se convierte en un circo donde solo cuentan los golpes de efecto y los trucos publicitarios para alcanzar el objetivo de la victoria. Un mundo de miseria moral y banalidad insufrible que convierte a los “viejos” periódicos de política, con sus largos análisis, en una reliquia para entrar en un universo en el que es difícil saber la diferencia entre un político de alto nivel y una estrella del pop.

No cabe duda de que el mensaje final es aquello de “de estos fangos, estos lodos”, siendo el lodo Trump y los fangos la dinámica imparable de degradación de los medios de comunicación en esos años 80 en los que las cadenas de noticias 24 horas y las “breaking news” convirtieron la actualidad en el mayor espectáculo. Narrada con estilo documental y buscando el realismo, es un filme con grandes actores como Vera Farmiga como cornuda esposa o J.K. Simmons como politólogo experto. Además de lo discursivo, se echa en falta una mayor calidez a la hora de retratar a los personajes, a veces, eso sí, da la impresión de que los vemos como a través de la lente de un paparazzi, terriblemente humanos y débiles pero también lejanos y distantes.

@juansarda