Capitana Marvel es la película número 22 del Universo Cinematográfico de Marvel en menos de 11 años. Y la 23, esa Vengadores: Endgame que significará la despedida de buena parte de los personajes más carismáticos de la saga (al menos de los actores que los interpretan), se estrena en apenas dos meses. A tenor de los pingües beneficios que genera, no parece que la lucrativa churrería que Disney ha montado con los personajes de Stan Lee vaya a diversificar ahora su oferta con nuevos productos o sabores. A estas alturas, con alguna excepción cogida por los pelos (quizá Ant-Man, puede que El primer Vengador, a lo mejor Thor: Ragnarok, desde luego no esa Black Panther que los académicos auparon a la nominación a la mejor película), todas las películas de Marvel resultan el mismo churro: una trama tan previsible como instantáneamente olvidable, creada por unos cinco guionistas como mínimo, secuencias de acción confusas y aceleradas, diseño de escenarios absolutamente planos y poco imaginativos -por mucho que nos vayamos al otro extremo de la galaxia-, y una música original tan artificialmente épica como imposible de recordar.
En cualquier caso, el Universo Cinematográfico de Marvel ha triunfado a lo grande en taquilla y, más allá de las cuestiones puramente publicitarias y de mercadotecnia, Disney sí ha sabido dotar al conjunto de un gozoso sentido del humor y ha exprimido las ventajas de la serialidad como nunca antes se había hecho en el cine, sembrando ganchos en cada entrega para que el espectador mantenga el interés y pase por caja. Y también hay que reconocerle a la compañía del ratón Mickey el buen ojo para el casting de los superheroes. En este sentido, la elección de Brie Larson para encarnar a Carol Danvers/Capitana Marvel, personaje escasamente conocido en España excepto para los marvelitas más acérrimos, resulta a la postre un gran acierto. La actriz está divertida, convincente y derrocha personalidad. Una lástima que sea el único acierto de la película.
Dirigida por Anna Boden y Ryan Fleck, responsables de las discretas Una historia casi divertida (2010) y La última apuesta (2015), Capitana Marvel plantea la típica trama del héroe con amnesia ya vista en Memoria letal (Renny Harlin, 1996) o El caso Bourne (Doug Liman, 2002), aunque aquí en el contexto de una guerra entre dos razas alienígenas: los Kree y los Skrull. Nuestra protagonista desmemoriada, que trata de dominar un superpoder que básicamente consiste en lanzar rayos de luz o energía, forma parte de un equipo especial de operaciones Kree. En una misión de rescate, Danvers es capturada por los Skrull, que le extraen de la cabeza recuerdos que parecen contener información vital para el devenir de la contienda. Sin embargo, Danvers también accede a esa información, relacionada con el Planeta Tierra, y, tras una accidentada fuga, allí viajará para enfrentarse a su destino.
La mayor novedad de Capitana Marvel es que la protagonista llega al planeta tierra a principios de los 90, en concreto aterriza sobre una célebre franquicia de extintos videoclubs, por lo que la puesta en escena y la banda sonora (con temas de Nirvana, Hole, Elastica o Garbage) remiten directamente a esta década. Y también aparece un rejuvenecido Samuel L. Jackson para interpretar a un joven y divertido Nick Fury. Y hay un gato que funciona a la perfección como contrapunto cómico. Pero todo lo que ocurre carece de interés, emoción, tensión o sorpresas y tampoco el carisma de Brie Larson consigue salvar a un personaje al que le falta arco y profundidad. Y, déficit habitual de la saga con las excepciones de Loki y Thanos, el villano de Capitana Marvel vuelve a adolecer de cualquier tipo de carisma.
Mucho se ha hablado del hecho de que Capitana Marvel sea la primera película del Universo Cinematográfico del sello de Stan Lee protagonizada por una mujer, y también de que cuente por primera vez con una mujer en la silla del director (Anna Bouden). De hecho, la película se estrena en el Día Internacional de la Mujer. Más allá de estos detalles, y de algún toma y daca entre la protagonista y el personaje interpretado con el piloto automático puesto por Jude Law, lo cierto es que el contenido feminista de Capitana America se diluye ante la vacuidad general de la película. En definitiva, otro churro superheroico de Marvel.