Ruth Beckermann. Foto: Lukas Beck
Las luchas sociales, la memoria histórica del nazismo y el Holocausto y el análisis de la construcción de la identidad en Europa y Medio Oriente son los temas que vertebran la obra de Ruth Beckermann (Viena, 1952), una de las estrellas de DocumentaMadrid. La cineasta austriaca, adalid de la libertad creativa que caracteriza a los nuevos lenguajes y expresiones del género documental -como demuestra su adhesión a la road movie (A Fleeting Passage to the Orient, 1999) o el ensayo autobiográfico (American Passages, 2011)-, será protagonista de una retrospectiva integral en la Filmoteca Española entre el 9 y el 19 de mayo. El programa incluye su último trabajo, El caso Kurt Waldheim (2018), en el que reconstruye los acontecimientos que en las elecciones austriacas de1986 llevaron a desvelar el pasado nazi del candidato conservador, Kurt Waldheim, que había sido durante diez años Secretario General de la ONU. El documental, premiado en la Berlinale, se construye con material de archivo e imágenes captadas en su momento por la directora y guardadas durante años en un cajón.P. Entonces, ¿es inevitable que un documental que mira al pasado hable del presente? R. Sí, sin duda. Es algo que digo en A Fleeting Passage to the Orient, filme sobre la emperatriz Isabel de Baviera: solo podemos filmar el presente, el mundo a nuestro alrededor. Toda película histórica dice más sobre el tiempo en el que fue rodada que sobre el tiempo que representa. P. En toda su filmografía solo ha recurrido una vez a la ficción, y de una manera muy personal, en The Dreamed Ones (2016). ¿Por qué no ha indagado más en este campo? R. Puede que lo haga en el futuro... Realmente cada película es un reto para mí. Siempre intento encontrar nuevas formas en las que envolver las historias que quiero contar para trasmitir emociones al público, en un filme tan a contracorriente como The Dreamed Ones o en un documental más canónico como El caso Waldheim. P. Precisamente en este documental encontramos su voz como narradora y algunas notas de su propia biografía. ¿Por qué lo consideró necesario? R. Estuve muy involucrada y comprometida contra Waldheim en su momento. Muchas de las imágenes de la película las grabé yo misma en aquellos días y quería dejar claro desde el minuto uno que estaba contando la historia desde mi propio punto de vista. No hay nada más aburrido que un documental que pretende ser objetivo. Siempre he luchado contra esa idea de ‘ser objetivo'. Es simplemente una mentira que la televisión quiere que creamos. Cada director aborda cada tema con su propia mirada. Es imposible dejar de lado la experiencia que acumulamos con los años. P. En El caso Waldheim se describe como mitad activista y mitad documentalista. ¿Es una premisa que podría definirla? R. Lo que quería expresar es que lamentaba no haber grabado más material mientras estaba ejerciendo como militante. Sin embargo, es imposible sostener una pancarta y una cámara al mismo tiempo. Pero es algo que solo ocurre aquí. En mis otras películas no me manifiesto.
P. ¿Cuál ha sido su película más difícil de hacer desde el lado emocional?
R. Por un lado, diría que East of War (1996) porque no fue fácil entrevistar durante cinco semanas a antiguos soldados del ejército alemán sobre los crímenes que se cometieron en el frente del Este. Pero, a otro nivel, tendría que destacar A Fleeting Passage to the Orient ya que rodar con un equipo de tres mujeres en Egipto fue una experiencia desagradable. Afortunadamente, el técnico de sonido era un hombre. Todo el mundo se dirigía a él en vez de a mí, que era la directora.
P. ¿Cómo suele trabajar sobre el terreno y comó realiza las entrevistas? ¿Es usted quién maneja la cámara?
R. No, en contadas ocasiones me encargo yo de capturar las imágenes. Siempre tengo a grandes profesionales conmigo, como Nurith Avid, Antoine Parouty o Johannes Hammel. Normalmente trabajo con un equipo de cuatro personas. Pero la clave de mi trabajo es hablar con la gente de una manera espontánea en vez de realizar entrevistas. Soy una persona curiosa y siempre espero que me sorprendan.
P. Towards Jerusalem (1990) o American Passages son difíciles de etiquetar. ¿Cuál fue su ambición para realizar estos filmes?
R. Creo que podrían entrar dentro de la tipología de película-ensayo. Sin embargo, hay demasiadas etiquetas para clasificar documentales y es algo que a la larga creo que estropea la conversación. Todo documental es también un filme de ficción, y toda ficción es un documental sobre, por ejemplo, la vida de los actores. Al final, hay tanto películas malas como películas honestas e interesantes y esa es la única división que a mí me interesa.
@JavierYusteTosi