Hace un par de años, It, adaptación de la popular novela de Stephen King, se convirtió en la película de terror más taquillera de la historia, superando el récord que ostentaba El exorcista (William Friedkin, 1975). Ambientada en los años 80, la película le daba una vuelta al "sueño americano", esa vida cómoda y próspera de los pueblos de Estados Unidos en la que los niños hacen excursiones con bicicleta en un mundo dominado por el puritanismo. Un universo de aventura y libertad que películas como Los Goonies (Richard Donner, 1985), un claro referente de la saga, o teleseries como Aquellos maravillosos años, también de los 80, han explotado a fondo.

En It, Stephen King nos ofrece el reverso de ese mundo de perfección para descubrir en las alcantarillas, literalmente, un universo de oscuridad y maldad en el que un payaso malvado ejerce su reino del mal. Segunda parte, y última según sus propios creadores, el argentino Andy Muschietti (Buenos Aires, 1973) vuelve a dirigir esta segunda parte en la que vemos a los niños de entonces convertidos en cuarentones hechos y derechos o más bien deshechos. Ante la reaparición del terrorífico payaso, uno de los antiguos miembros del "club de los perdedores" que sigue viviendo en Derry, emblema de lo americano, los convoca para que luchen contra el terror. Jessica Chastain, James McAvoy, Bill Hader o Isaiah Mustafa son esos "perdedores" cuarentones y transformados por la vida a quienes el destino ha deparado distintas suertes. Todos ellos regresan a Derry, donde empezó todo, para exterminar al psicópata Pennywise, nombre del payaso, y sobre todo para luchar contra sus propios demonios interiores.

Bill Skarsgard interpreta a Pennywise

Muschietti ha vivido muchos años en Barcelona, adonde se mudó a los 26 años y donde rodó su primer éxito, Mama (2013), la película que lo convirtió en una estrella internacional. Instalado en Los Angeles desde hace cinco años, el director colabora estrechamente en sus películas con su hermana Barbara, productora. En la entrevista nos explica por qué It trata sobre la infancia y el miedo "como un instrumento de poder", su propia niñez marcada por la afición a lo macabro y la forma en que la sociedad americana crea frustración con su obsesión por el éxito. 

Pregunta. ¿Cómo se vive dirigir la película de terror más taquillera de la historia?

Respuesta. No fue mi intención pero parece que pegó. Es una historia que funciona como un una leyenda urbana. El libro tuvo mucho éxito en su época, después la miniserie convirtió la historia en una especie de mito urbano para los que hoy tienen 35 o 40 años. La serie estaba bien pero por motivos presupuestarios no podían adaptar el espíritu de la novela. Ese mito urbano hizo que se generara una gran expectativa alrededor de la película que sin duda ayudó. También creo que acertamos con el casting, esos chicos son muy buenos actores y algunos son muy populares entre los jóvenes. Y quizá el éxito de Stranger Things también nos dio un empujón.

P. ¿Quiere mostrar el lado oscuro de ese cine de los 80 con sello Spielberg que le marcó en su infancia y adolescencia?

R. Crecí en los 80 y lo que sucede en esos años cuando eres niño tiene una impronta muy fuerte que te marca el espíritu y el alma. Lo que ves de mayor nunca tiene la misma relevancia ni deja ese poso. La película es oscura y hay niños como protagonistas pero también hay un homenaje al espíritu de esa época, no solo en la historia.

P. ¿Los fantasmas y los monstruos, los reales y los que los personajes se crean, surgen en la infancia y nos marcan para siempre?

R. Uno siempre tiene influencias del cine y la literatura de terror pero mis experiencias de niño con lo sobrenatural es lo que más me marcó. Las reuniones familiares en las que se contaban historias de fantasmas o el jugar a las emociones fuertes usando la güija. Cuando eres niño no sabes discernir del todo cuánto hay de verdad y cuánto de cuento en esas historias sobrenaturales y lo vives con mucha intensidad. Para mí era algo adictivo y lo tengo muy grabado dentro. Ese sentimiento que tienes cuando eres un niño, de estar en una casa oscura preguntándote si hay fantasmas o no hay fantasmas. Y lo que veo con mis hijos, que están fascinados con It, es que la nueva generación de niños también vibra con esas historias. Es una historia interminable que siempre se renueva con las nuevas generaciones.

Una escena de la película

P. En esta secuela vemos cómo los acontecimientos y las situaciones familiares que vemos en la primera parte se han convertido en traumas que martirizan a los adultos, ¿los peores demonios son los que llevamos dentro?

R. La diferencia con la primera parte es que ésta da más miedo, es más terrorífica. Tiene el mismo tono, el mismo empaque emocional y el mismo nivel de comedia pero da más miedo y hay más sustos. Pennywise también tiene mayor protagonismo. Por otra parte, los personajes ya no son niños aunque hay muchos flashbacks y vuelven a Derry con un bagaje muy distinto. Al final It es una película sobre la infancia pero también sobre cómo la infancia nos influye de mayores. En ese regreso, cuando recuerdan el verano del 89, se dan cuenta de que hay unos hechos traumáticos que llevan mucho tiempo siendo reprimidos. Al final todos hemos sido niños y esta película hace que recordemos cuando lo fuimos.

P. ¿Cómo era esa obsesión suya por lo sobrenatural de niño?

R. Desarrollé una predilección por lo macabro desde muy chiquito. En Argentina veía todos los sábados Viaje a lo inesperado, un ciclo de películas de terror y fantásticas que presentaba Narciso Ibáñez Menta. Después me encantaban las películas de la Hammer y las de terror de Universal. Pero bueno, compartía mi afición con otros pibes y ahora son contables.

P. ¿Con la saga quiere reflejar un clima de paranoia que se ha instalado en Estados Unidos?

R. Sin duda es totalmente, político. Cuando filmé el primer capítulo estaba haciendo campaña Trump y después durante la posproducción ganó. Hay una contradicción en la experiencia americana que es interesante abordar. Por una parte, se vive en una cultura del miedo y la estrategia ante ese miedo es protegerse ignorando, sobre todo cuando tiene que ver con el gobierno. Tenemos a un presidente que está aterrorizando a todo el mundo para controlar a la opinión pública. La gran paradoja es que Trump se presenta como un personaje a contracorriente cuando en realidad es una figura del establishment puro y duro, es un personaje que defiende los intereses de las grandes corporaciones. Pero ha logrado tener a un público cautivo a través del miedo. Creo que ese significado político de Pennywise ya está en la escritura de Stephen King, que es un autor que siempre ha tenido una gran capacidad de observación sociopolítica. No es solo una historia sobre la infancia, trata sobre la utilización del miedo como herramienta de poder.

IT Capítulo 2 - Tráiler Final

P. ¿Hay un monstruo detrás de la pulcritud absoluta de la rica clase media blanca estadounidense?

R. Hay una perfección falsa en Estados Unidos. La tradición cultural del norte es chocante para un latinoamericano como yo que ha crecido en un ambiente caótico. Esa limpieza y ese puritanismo que vemos en algunas películas existe y tiene un poso cultural muy importante a nivel social. En España se valora mucho a los amigos y la familia y en América importa mucho más el éxito económico. Por eso se generan situaciones tan frustrantes en algunas personas que se traducen en esas situaciones horribles de violencia social. Esos tiroteos con decenas de muertos surgen de situaciones de frustración, no es un problema solo del control de armas. Les venden un modelo de éxito que a mucha gente no le está funcionando y se crea una sociedad enferma.

@juansarda