Una mujer, Sarah (Sivane Kretchner), y un hombre, Saleem (Adeeb Safadi), hacen el amor apasionadamente en la parte trasera de una furgoneta. La noche, el aparcamiento vacío y las cortinas que protegen de miradas indiscretas las ventanillas del vehículo llevan el sello de la infidelidad, quizás de la tragedia. Ella es la dueña de un café, que regenta sin muchos agobios gracias a la buena posición de su marido, un militar de carrera meteórica demasiado ocupado para darse cuenta de lo que ocurre. Él es repartidor –en su ruta está el negocio de Sarah, de ahí que se hayan conocido– y a duras penas consigue lo suficiente para mantener a su mujer embarazada. Hasta aquí, nada especialmente reseñable. Pero todo se complica si la ciudad en la que ambos viven resulta que es Jerusalén y si decimos que ella es judía y el musulmán.
"Situar esta historia extramarital en la ciudad dividida que es Jerusalén me permitía representar cómo la vida en la ciudad santa dicta una reacción muy peligrosa a una realidad social muy común, y que puede ocurrir en cualquier lugar del mundo", explica el director de cine palestino Muayad Alayan (Jerusalén, 1985) sobre Los informes sobre Sarah y Saleem, película que estrena este viernes en España. "Pero cuando ocurre aquí, con las presiones del entorno socio-político, los personajes han de pagar un precio más alto".
Ganadora del Premio del Público del Festival de Rotterdam, la película transita con sutileza del drama social al thriller político
Ganadora del Premio del Público y del Premio Especial del Jurado al Mejor Guion en el Festival de Rotterdam, el filme transita del drama social al thriller político con sutileza. Todo se complica cuando Saleem decide llevar a Sarah a altas horas de la noche a Belén, ciudad bajo la autoridad palestina desde 1995, para hacer una entrega de material ilegal, un chanchullo en el que le ha metido su cuñado. En un bar, Saleem se pelea con un hombre que inoportuna a Sarah por su condición de judía y todo desemboca, de manera inesperada pero inexorable, en una pequeña crisis internacional que involucra a la inteligencia palestina y al ejército israelí. "Tanto mi hermano y guionista, Rami Alayan, como yo queríamos contar un relato humano que fuese más allá de las historias que cuentan los medios de comunicación sobre la ocupación israelí", asegura el director. “Y queríamos alejarnos también de las obras de cariz romántico en el cine que emplean narrativas idealizadas sobre palestinos e israelíes acercándose, pero que demasiado a menudo ignoran la realidad que les separa y los opresivos sistemas creados para prolongar su segregación”.
Una traición entre naciones
En el guion de Rami Alayan, el deseo de los amantes por el cuerpo del otro, cuyas consecuencias no deberían trascender los límites del matrimonio, se convierte en una traición entre dos naciones. Sarah y Saleem tendrán que resolver un complicado dilema moral: elegir entre su vida y su familia o apostar por la verdad y la justicia sin importar las consecuencias.
Muayad Alayan decide apostar por un estilo naturalista para otorgar veracidad a una historia a la que quizás le sobran minutos en su parte final, cuando emergen la figura del marido ultrajado y de la esposa que aguanta con estoicismo y dignidad el chaparrón. Y es sin duda en las interpretaciones, perfectamente punteadas por el trabajo de cámara y la banda sonora, donde la película guarda toda su fuerza.