Dice Alejandro Amenábar, nacido en Santiago de Chile hace 47 años, que se siente como un dinosaurio cuando le preguntan por las plataformas de streaming y el mundo de las series. “Hay algo que se ha perdido en esta sociedad de la inmediatez y del multiestímulo”, comenta en la conversación que mantiene con Antonio Lucas dentro del programa de actos que conmemoran el 30 aniversario del diario El Mundo. “Hay que meter un poco de caña al público y animarles a que vean las historias en pantalla grande y se dejen llevar. Yo necesito que me presten atención, que se serenen un momento y que se centren en lo que voy a contarles. He escuchado que Netflix está preparando series de 10 minutos o que van a permitir reproducir los contenidos a mayor velocidad de la que tienen en origen, pero me gustaría pensar que el formato de las películas de dos horas o dos horas y media se va a respetar porque es lo que a mí me llena”.
Mientras dure la guerra, su última película, se ha convertido en todo un éxito de taquilla con casi 1.700.000 espectadores y ha devuelto al debate público al intelectual Miguel de Unamuno, al que Lucas, director del suplemento La Espera de Papel, define como “un representante de la tercera España”. “Cuando lo acusaban de traicionarse a sí mismo él decía que los que cambiaban eran los otros”, comenta Amenábar. “Había algo inmutable en Unamuno que era lo que precisamente le hacía cambiar. Para él por encima de todo estaban la razón, la reflexión, la humanidad. Que empiece a cuestionar la república y después el levantamiento tiene que ver con aquello que atenta contra la vida. En cualquier caso, la contradicción forma parte del ser humano y conecto muy fácilmente con las personas que reconocen sus errores. Eso es permanente en Unamuno”.
La charla de estos Foros 30 Aniversario de El Mundo, organizados en colaboración con Telefónica, BBVA y Banco Santander, arrancó con el director del diario, Francisco Rosell, recordando que el papel de la prensa es fomentar en la plaza pública el diálogo democrático, el entendimiento y la diferencia de criterios. Algo que, a otro nivel, también realiza Mientras dure la guerra. “Unamuno era vehemente, sin ninguna duda, y cargaba de intensidad sus respuestas”, asegura el director. “Pero eran precisamente esos vuelcos intelectuales los que le daban grandeza. En la actualidad echo en falta un poco de todo eso. Parece que no haya espacio para el humor o la disensión en nuestro sistema, pero la democracia realmente es para eso. Estamos para disentir, para dudar y cambiar de opinión”.
En paralelo a la historia de Unamuno, Amenábar nos cuenta la peripecia en los primeros momentos de la Guerra Civil de Francisco Franco, uno de los personajes que han copado en los últimos días las portadas de los diarios por su exhumación o por haber sido revelado el contenido de su testamente en la cabecera que organizaba el acto. “La conjunción de elementos con el estreno de la película puede ser una coincidencia afortunada o un auténtico infortunio”, comenta el cineasta. “En realidad el filme se debería haber producido antes y estrenado antes, pero se cayó la financiación. Creo que la presencia de Franco en un filme que ha costado 5,6 millones de euros pesaba demasiado porque es un personaje que genera recelo y controversia. Cuando finalmente conseguimos sacarla adelante sí que nos planteamos si la situación del país sería buena o mala para la recepción de la película, pero finalmente creo que ha venido bien porque ha hecho que sea más pertinente. Lo que sí tuve fue la sensación de que, al indagar en los símbolos nacionales y ver como Franco recuperaba la bandera monárquica y la marcha real, la película te dejaba como una sensación de orfandad al ver de dónde venimos. Es de alguna manera como descubrir que Darth Vader es tu padre”.
A pesar de que Amenábar considera que fue un buen estudiante, asegura que desconocía en gran medida a un personaje como Franco porque en las aulas se pasaba muy por encima por la guerra civil y la dictadura. “Franco es casi una entelequia”, asegura. “Franco flota por ahí y cada uno tiene su propia visión del personaje, pero en realidad lo conocemos poco. Yo he aprendido mucho haciendo la película y para mí lo importante era capturar el alma del personaje. Quien mejor lo entendió en cualquier caso fue Santi Prego, el actor que lo interpreta. Lo hizo con auténtica intuición y con mucho arrojo. Yo quería jugar con todos los elementos del personaje: sus gestos, su mimética, su voz. Ha sido el personaje más fascinante que he escrito. Hicimos pruebas a actores importantes de este país, pero es muy difícil interpretar a un personaje con tanto peso”.
A pesar del alegato a favor del séptimo arte en su forma más pura, Amenábar no ha querido dejar pasar la oportunidad de probar el mundo de las series. La adaptación del cómic El tesoro del Cisne Negro, de Paco Roca y Guillermo Corral, en seis episodios para Movistar, será su siguiente proyecto. “No sé si lo hago de manera consciente o inconsciente pero mis proyectos nunca se parecen al inmediatamente anterior”, comenta el autor de Tesis. “Intento refrescarme. Y esta historia de David contra Goliath, que me permite explorar la cultura española y la norteamericana, no cabía en una película y sí en una miniserie. Y además tiene una historia de amor, que es algo que prácticamente nunca ha habido en mis películas, no sé porque seré tan desabrido”.