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'Especiales': Los autistas “intocables”

Es una película-denuncia que pone en la picota a unos servicios sanitarios que al mismo tiempo que rechazan a los autistas demasiado complicados

28 febrero, 2020 08:01

Si los hermanos Dardenne creyeran en Dios, harían las películas de Olivier Nakache y Eric Toledano. Los directores franceses se convirtieron en los reyes de la taquilla en 2012, cuando Intocable se coronó como uno de los mayores éxitos del cine europeo de la historia. De hecho, era su quinta película y antes hubo otros triunfos en los que fueron perfeccionando la fórmula del “good feeling”, un género del que son los maestros indiscutibles. Filmes como Y tan amigos (2005), con Gérard Depardieu en la piel de un cincuentón amargado que descubre la vida gracias a una nueva amistad, o Aquellos días felices (2006), evocación nostálgica de un campamento veraniego adolescente. En la célebre Intocable, la amistad entre un emigrante negro sin papeles y un multimillonario en silla de ruedas, “tú tienes el dinero, yo tengo el tiempo”, como diría Willie Nelson, es el centro de una revisión eterna del cuento de la Cenicienta trufado de lo que se les supone a Nakache y Toledano, buenos sentimientos.

Su nueva película, Especiales, se fija en el mundo de los autistas, un asunto a priori previsible en una filmografía con querencia a fijarse en los más débiles. Vincent Cassel se mete en la piel de un trabajador social que pone en marcha un centro para acoger a los casos de autismo más graves que no quieren en ningún otro sitio. Judío y practicante (va con kippa), el esforzado Cassel lidia con la falta de fondos, el exceso de pacientes y una administración que le investiga porque opera al margen del sistema oficial. De esta manera, lo que vemos en el filme es cómo el protagonista se ocupa de los autistas mucho más allá de lo que el simple deber impone, trata de convencer a unos inspectores de que hace lo correcto y mientras busca novia en lo que en la propia película llaman “Tinder judío”.

El personaje principal está inspirado en Stéphane Benhamou, fundador de la asociación El silencio de los justos, al que Toledano conoció cuando trabajó como monitor en uno de sus campamentos siendo un veinteañero. En la película la asociación recibe el mismo nombre y el propio filme está dedicado a su fundador. Inspirándose en la producción española Campeones (Javier Fesser, 2018), los directores querían mezclar actores profesionales con personas discapacitadas que no habían tenido ningún tipo de relación con el cine. “Estos hombres representan la excepción al mundo en el que vivimos”, dice Nakache refiriéndose a Benhamou, “se ponen al servicio de otros sin esperar nada, justo al contrario que la sociedad de hoy que lo calcula todo en términos de cálculos y beneficios”.

Especiales - Trailer español (HD)

Con un tono menos cómico que Campeones, algunos autistas toman protagonismo como el que no puede evitar hacer sonar la alarma del metro cada vez que lo coge o acariciar a una compañera de trabajo o el que va con casco blanco por la vida para evitar romperse la cabeza cada vez que la choca contra la pared, y lo hace mucho. Como es habitual en los cineastas, se impone un tono ternurista y por momentos casi oficialista en la forma que tratan el conflicto con las autoridades sanitarias. Porque Especiales es una película-denuncia que pone en la picota a unos servicios sanitarios que al mismo tiempo que rechazan a los autistas demasiado complicados encima persigue a aquellos buenos samaritanos que están dispuestos a no dejar a ninguno fuera.

“En estos tiempos de hipertrofia comunicativa también vemos otras formas de comunicación no tan verbales como la de los autistas que existen y provocan otras sensaciones en los seres humanos”, dice Nakache, quien se sintió motivado a hacer la película desde el primer momento porque su propio primo es autista y es un asunto que ha impactado profundamente a su familia. De hecho, la pareja de directores lleva más de veinte años relacionada con asociaciones que trabajan con el problema. Especiales nació como un documental, pero en seguida se dieron cuenta de que “nuestro terreno es el de la ficción”. Aunque la vida suele ser más dura que en sus películas, queda algo de esa mirada en un filme que retrata las complejidades diarias de la asociación pero al mismo tiempo nos propone un catálogo de “situaciones tipo” para que como espectadores conozcamos los problemas y paradojas más frecuentes.

Este es, precisamente, el problema de Especiales, ya que por momentos tiene algo de excesivamente bien medido y pensado para que veamos lo que tenemos que ver y acabemos teniendo la opinión que toca (o sea, que es una barbaridad perseguir a quienes se desloman por hacer el bien por muchos diplomas que les falten). Con frecuencia, uno tiene la impresión de que si pasa algo (el chaval se escapa, uno llega tarde siempre) no es que por la organicidad de la historia lo pida sino porque los directores quieren mostrarnos los más paradigmático. Toledano y Nakache nunca han sido los reyes de la sutileza y aunque sus películas nos presentan situaciones espantosas siempre hay un rayo de esperanza. En este caso, el problema es que a la película le falta verdad para que nos la acabemos de creer porque la realidad no siempre se comporta como “suele” hacerlo. Tan simpática como siempre y con un Cassel en plena forma, al final uno tiene la sensación de haber visto un panfleto bienintencionado más que un verdadero trozo de verdad e incluso, humanidad.

@juansarda