La demencia senil es una enfermedad aterradora que afecta tanto a ricos como pobres y tanto listos como tontos. Exitosa obra de teatro en todo el mundo, en nuestro país El padre fue un hit sobre las tablas con Héctor Alterio como protagonista y José Carlos Plaza en la dirección. Ahora, el propio autor de la obra, Florian Zeller, estrena El padre, la película “de prestigio” de estas Navidades no solo al tratar un tema tan importante como los lastres de la vejez, y el dilema de los hijos entre la libertad y el sentido del deber, como por estar protagonizada por dos grandes de la escena anglosajona como Anthony Hopkins y Olivia Colman. Con prácticamente un único escenario, Zeller debuta también como cineasta, tras una breve incursión tras la cámara con un documental para televisión, con un filme que utiliza de forma creativa la idea del espacio para reflejar la mente confundida del anciano protagonista.

Hopkins se lleva todos los titulares por su arriesgado papel y como favorito in pectore para el próximo Oscar. El tiempo dirá, pero es muy probable que este padre malhumorado a ratos y encantador a otros, perpetuamente confundido, se acabe convirtiendo en su interpretación más icónica después de su célebre Hannibal Lecter de El silencio de los corderos (Jonathan Demme, 1991). Hopkins está soberbio, es cierto, en un papel muy difícil que confunde al espectador porque uno nunca sabe si lo que vemos es real o producto de su imaginación. Con una planificación esmerada, el director no solo juega con el espacio, también con el punto de vista en un filme que a veces recuerda a esas famosas escaleras de Escher que no conducen a ninguna parte.

Hay un padre y hay una hija, esa Olivia Colman que acaba de ganar un Oscar por un papel muy distinto como el de reina de Inglaterra en la sensacional La favorita (Yorgos Lanthimos, 2018). Una hija que acaba de enamorarse y se ilusiona con una nueva vida en París con su pareja pero al mismo tiempo sufre por la irreversible decadencia de un padre que intuimos que fue un hombre brillante y carismático. No cabe duda de que millones de personas en el mundo se verán reflejadas en la problemática que padece la protagonista, una mujer de media edad que se siente culpable por “abandonar” a su padre pero también padece cuando no la reconoce y tiene que aguantar impertinencias como que su hermana siempre fue su favorita.

Hay cine clásico en El padre, dos actores superlativos y un director que logra explicar de manera visual los misterios de la mente. En una de sus escenas, quizá la más brutal de todas, Hopkins tiene una regresión mental y se comporta como un niño pequeño asustado. Es quizá en ese momento en el que tanto Zeller como Hopkins apuestan más alto y cuando salen con vida, uno siente que la película logra explicar con fuerza algo tan desgarrador como el propio ridículo de la Belleza con mayúsculas de la vida. Allí nos remueve y nos afecta.

@juansarda