Una boda remilgada de la clase alta mexicana acaba en una carnicería perpetrada por un grupo terrorista sin nombrar que quiere acabar con los privilegios de la élite. Nuevo orden, ganadora del Gran Premio del Jurado en el festival de Venecia, la película violenta los valores del espectador al mostrar primero a una clase social frívola y clasista y después aterrorizarnos con una violencia sin límites. Dice el propio director, Michel Franco (Ciudad de México, 1979), que la película deliberadamente no entra en la discusión política para plantear interrogantes con difícil respuesta ya que lo que vemos es cómo a una injusticia flagrante le sucede una atrocidad que hiela la sangre. Protagonizada por una improbable pareja formada por la propia novia de la boda, Marian (Naian González Norvind), una “fresa” (pija en México) con buen corazón y su asistenta (Mónica del Carmen), la película recuerda de manera inmediata a las imágenes del asalto al Capitolio por parte de las clases desfavorecidas (en ese caso blancas) de Estados Unidos hace pocas semanas.

Pregunta. A medida que pasa el tiempo y los acontecimientos, ¿cree que la realidad se parece cada vez más a su película?

Respuesta. La terminé hace más de un año y medio y hace tres que la escribí. Por desgracia, sí, parece que la pandemia ha acentuado aún más las diferencias entre clases sociales y el control de los gobiernos a los ciudadanos a través del móvil. No creo que sea un gran profeta, son cosas que se veían venir.

P. La película plantea un dilema imposible entre la desigualdad actual de México y una barbarie casi genocida. ¿Estamos abocados al malestar?

R. Lo que me interesa plantear es que los cambios no son necesariamente para mejor si no están estructurados, muchas veces el cambio puede ser peor. Una cosa curiosa es que las revueltas que hemos visto hasta la fecha por la desigualdad se han dado en países que están en una situación más próspera que México como Francia, Chile o ahora Estados Unidos, que tienen un bienestar mucho más alto. Sucede que es en esos países donde se vive mejor la gente está más inconforme.

Imagen de la película de Michel Franco

P. ¿Con esa pareja de luchadoras formadas por una joven de clase alta y su asistenta quería mostrar las virtudes que puede haber en ambos lados de la división social?

R. En realidad hay siete personajes principales porque mi intención era hacer una radiografía de la sociedad mexicana. El núcleo es la boda pero a partir de allí se toca un poco todo. Lo que vemos es una situación explosiva, es como tener una bomba con temporizador en las manos. No creo que pase en mi película pero sí quiero trasladar esta sensación de que es algo que puede estallar en cualquier momento.

P. Todos los organismos internacionales dicen que la pobreza ha caído en el mundo de manera importante en las últimas décadas. ¿Aunque no lo parezca vamos resolviendo algunos problemas?

R. Yo creo que se han agudizado más. En México hay más pobres y un ambiente de confrontación más hostil, donde surgen menos puntos de encuentro. Creo que las redes sociales al final han provocado lo contrario de lo que prometían, en vez de acercarnos al otro esa libertad de expresión que propician, se han convertido en un vehículo para la violencia. El éxito de una película como Parásitos (Bong Joon Ho, 2019) es buena prueba de esa tensión latente en la sociedad, lo vemos también en una película como Joker (Todd Philips, 2019).

P. ¿Esa “revolución de los pobres” puede venir desde la ultraderecha como parece preconizar los acontecimientos vistos en Estados Unidos?

R. Yo empecé a preocuparme hace mucho por el auge de la extrema derecha. Es algo que en Europa vemos también con gran claridad, se utiliza la xenofobia para generar miedo en la sociedad. Es algo que está cristalizado.

TRÁILER - NUEVO ORDEN

P. Su película ha levantado grandes pasiones a favor y en contra. ¿Cómo vive la polémica?

R. Lo que me preocuparía sería que le gustara a todo el mundo. Nunca lo he pretendido.

P. ¿Por qué en la película no se habla de política?

R. No me interesa una discusión política en términos de izquierda y derecha porque son etiquetas que simplifican. Lo que vemos es cómo se utiliza el miedo y la miseria para controlar a los ciudadanos con fines políticos. Queda claro en el movimiento de los chalecos amarillos, la gente estaba enfadada pero no había un mensaje ni un liderazgo claro. Siento que si hubiera hecho una película de carácter político se habría perdido la dimensión social del conflicto que plantea. Cuando le pones etiquetas e ideas a las películas pierdes esa fuerza.

P. ¿Es imposible hacer una película social en México sin violencia?

R. Lo que cuento en Nuevo Orden se queda corto en comparación con la violencia que vemos a diario, con más de cien muertos y masacres todos los días.

P. ¿Hay un problema solo de redistribución de la riqueza o también de valores en la sociedad?

R. El dinero es un tema importante, es lo que mueve a la gente, pero la vida al final no tiene precio y en la película todos los personajes buscan empatía sin conseguirlo.

@juansarda