Apostar por el cine de autor y salir ganando. Buscar una “mirada” propia antes de producir y que tanto público como festivales se enganchen. No es una fórmula fácil, y menos en estos tiempos, pero en BTeam se muestran optimistas. Nacieron en plena crisis de principios de la década pasada y aunque ahora las salas han perdido hasta un 90 % de recaudación, no dudan que volverán los buenos tiempos. Además, la casi total deserción de Hollywood de las salas ha dado mayor visibilidad al cine de autor, el que aguanta el tirón porque la pandemia también deja “milagros” como el del pasado fin de semana en el que Otra ronda, la joya de Vinterberg que distribuyen, se colocó como número tres en la taquilla. Los tiempos no son los mejores para nadie, pero tienen motivos para sonreír: acaban de celebrar los Goya a Las niñas, debut de Pilar Palomero, y la distribución les acaba de dar otra alegría con el éxito de El agente topo, nominada en los Oscar.
Reunidos en torno a una mesa, mascarilla en ristre, el productor Alex Lafuente y la jefa de comunicación y marketing Lara Pérez Camiña. A través de Zoom, desde Barcelona, la productora Ania Jones, responsable de los números y la parte legal y administrativa. Sin embargo, aseguran que una de las claves de su éxito es que todos se involucran en todo. “Discutimos mucho”, dice Pérez Camiña, “pero son siempre discusiones positivas. Con muy pocas películas estamos todos de acuerdo. Alex es el más cinéfilo, yo tengo más en cuenta la parte comercial y digamos que Ania está en medio”.
Con una pata en la producción y otra en la distribución, los socios creen que esa dualidad favorece a los proyectos. “Lo que prima ante todo para producir es que creamos en la película desde el punto de vista de calidad y mirada, nos da igual que lo dirija una mujer o que sea o no comercial. Cuando entramos es porque creemos que hay algo original y auténtico", explica Lafuente. "Luego viene la estructura financiera. Ayuda que también vayamos a ser los distribuidores porque tenemos esa voluntad de llegar al público, por mucho que rentabilicemos nuestro trabajo de producción no podemos permitirnos hacer algo que vaya a tener un recorrido muy limitado”.
Como explica Lafuente, combinar producción y distribución tiene toda la lógica y no solo por su condición de aventureros cinéfilos: “Vemos que para acceder a buenos proyectos para distribuir es positivo comenzar desde la producción. En realidad todo el sistema de financiación en España lo favorece. Para poder acceder a las ayudas públicas y al dinero de las televisiones, necesitas un contrato de distribución. Si ya estas participando como distribuidor en una fase muy temprana para ayudar a conseguir la financiación, en realidad estás produciendo. Teníamos que aprovechar eso y rentabilizar las dos vías porque ya estábamos asumiendo un riesgo”.
Comenzaron hace diez años en plena crisis, no solo económica, también del propio modelo audiovisual por la caída de la venta de DVDs, con la piratería campando a sus anchas y con las plataformas aún como una promesa vaga en el horizonte. Se conocieron en Vertice, una compañía que desapareció en aquellos momentos en la que participaban dos pesos pesados de la industria como el difunto Luis de Val y Adolfo Blanco (A Contracorriente).
Los tres tenían muy clara esa apuesta por el cine de autor desde el principio. “Nosotros tenemos la suerte de trabajar en lo que nos gusta y nos centramos en el tipo de cine que nos interesa. Pero hay que saber también valorar hasta dónde se puede llegar con él”, dice Pérez Camiña. Explica Lafuente: “Veníamos de la distribución independiente y nos hemos mantenido en el mismo lugar. A nivel de catálogo si trabajamos con todas las plataformas, y muy bien, pero no hemos financiado vía plataforma por dos motivos: el tipo de cine que hacemos y porque como distribuidores necesitamos películas para salas”. Tampoco descartan hacerlo en el futuro, claro.
Los dos primeros años, cuentan, fueron “muy duros” porque “era muy difícil acceder a buenos proyectos con nuestros escasos recursos”. Se financiaron con su propio dinero y con una línea de crédito con cobertura pública para emprendedores. Lo apostaron “todo” a la primera película que distribuyeron, Tú y yo (2012), la última que rodó Bertolucci. Por suerte, salió bien. Poco después, otra película italiana, Calabria, mafia del sur (2014), les dio otro pequeño empujón. Entonces llegó La novia (2015), película de Paula Ortiz, que Lafuente produjo por su cuenta y distribuyeron con la compañía. El éxito del título se convirtió en el punto y aparte de la nueva trayectoria de BTeam.
“La novia nos dio el músculo financiero que necesitábamos. Era una producción de Alex con otra socia y ahí se mezcló todo", explica Pérez Camiña. "Fue una película que vivimos desde el principio y eso nos permitió trabajarla mucho mejor”. Su siguiente película fue Entre dos aguas (2018), de Isaki Lacuesta, ganadora de la Concha de Oro en San Sebastián. Con casi treinta mil espectadores en salas, están satisfechos con el resultado. “¿Qué es ir bien y mal? ¿Si media España no ve una película, va mal?", se pregunta Jones. "No esperamos que estas películas nos hagan millonarios pero pueden ser rentables”. Con 700 mil euros recaudados, unas cifras “prepandemia”, Las niñas no solo arrasó en los Goya, también ha sido uno de los pocos éxitos de taquilla de estos últimos meses.
Comenzaron en plena crisis sin una fortuna detrás y han crecido con las dificultades. Las cifras de taquilla están muchos fines de semana un 90% debajo de lo que eran, pero confían en la recuperación. “Creemos que la gente volverá a los cines", dice Jones, "porque no ha pasado suficiente tiempo como para que nos olvidemos de cómo vivíamos y cambiemos radicalmente. Es posible que perdamos un 10% del público, sobre todo en gente mayor que es un público muy importante para nosotros, por eso nuestro gran reto es atraer de nuevo a las jóvenes a las salas, algo que ya era crucial antes de la pandemia. Existe un fenómeno preocupante con esos jóvenes que están creciendo consumiendo mucho contenido de plataformas americano. Tenemos que transmitir que el cine es cultura, no solo entretenimiento, y lograr que vean películas europeas y de otras partes del mundo”.
Como distribuidores, el objetivo siempre es “la calidad” y tienen dos líneas claras. El cine europeo y latinoamericano, que dicen que después de la crisis de final de la década pasada comenzó a estar relegado de las salas, sin desdeñar películas de otras partes del mundo. También buscar directores con los que afianzar una relación a largo plazo como Kantemir Balagov (Tesnota). En los últimos años, muchas de las mejores películas latinoamericanas han sido distribuidas por BTeam, son títulos como la paraguaya Las herederas (Marcelo Martinessi, 2018), El ángel (Luis Ortega, 2018) o la colombiana Monos (Alejandro Landes, 2019). Aunque el objetivo primordial siguen siendo las salas, tienen también la esperanza de que algunos títulos puedan comercializarse directamente en plataformas, cosa que aseguran que sigue siendo difícil entre otros motivos “porque no tienes ni de lejos el mismo impacto si estrenas en los cines de Madrid que en una plataforma”.
Se les acumulan los proyectos. En junio comienza el rodaje de Mantícora, la nueva película de Carlos Vermut, una película sobre “un monstruo cotidiano que te lo encuentras en la parada del autobús pero no sabes que es un monstruo, que habla también de los impulsos y cómo controlarlos cuando sabes que no es aceptable”. En Grecia comienza estos días el rodaje El nieto, la nueva película de Nely Reguera (María y los demás) protagonizada por Carmen Machi y ambientada en un campo de refugiados en Grecia. Y se avista la nueva película de Paula Ortiz tras el éxito de La novia, un biopic de Santa Teresa de Jesús con Blanca Portillo y Asier Etxeandia.