Aclamado renovador del musical de Broadway, el neoyorquino Lin-Manuel Miranda (1980) ha aportado savia nueva a esa gloriosa tradición americana insuflando ritmos inesperados. Compositor, guionista, cantante y actor, fue Hamilton, estrenada sobre las tablas en 2015 y ganadora de todos los Tonys habidos y por haber, la obra que le dio fama mundial. Inspirada en la peripecia de un político del siglo XVIII que llegó siendo huérfano al país para alcanzar grandes cotas de poder, la gran audacia del artista fue su utilización del hip hop y el rap. Ahora llega a las pantallas En un barrio de Nueva York, basada en el primer musical que escribió Miranda, aquí en calidad de productor, In the Heights, referencia al barrio de Washington Heights, enclave latino de Manhattan.

Tras la cámara, Jon M. Chu, especializado en musicales como Step Up 2 o Justin Bieber: Never Say Never. Cuenta el dilema de Usnavi (Anthony Ramos), un chaval de 29 años que se debate entre volver a la República Dominicana de sus ancestros y en la que vivió hasta los 7 años o quedarse en su barrio de toda la vida. La idea del “sueñito”, muy ligada obviamente a la épica del American Dream, es el motor de una película luminosa que aborda el clásico asunto de que hay que guiarse por el corazón. Canto de amor a un barrio y a una cultura muy concreta que explota en una música a medio camino entre lo latino y el musical pop de Broadway, la película también aborda problemáticas sociales como los problemas de los “dreamers”, chavales llegados a Estados Unidos siendo menores de edad que siguen en un limbo legal. De fondo, la cuestión de la identidad de quienes se han desarrollado en un país distinto al de sus padres y han crecido entre dos culturas, un dilema que según la película no es tal porque uno puede seguir siendo americano sin perder sus raíces. Decía el escritor Max Aub que la patria es “donde uno estudia el bachillerato”, idea que también defiende la película.

Sin duda, el auge mundial de la música latina encabezado por Bad Bunny y J Balvin ha favorecido la producción cinematográfica de esta obra primigenia de Miranda, que aquí hace un cameo en calidad de vendedor de comida ambulante. La trama es ligera, por una parte vemos los desvelos románticos de los protagonistas; por la otra, la historia de una joven que va a la universidad y se siente abrumada por la carga de responsabilidad que su padre (Jimmy Smits) pone sobre ella. Hay también constantes pinceladas críticas al racismo que padecen los latinos de manera diaria, a quienes se supone por sistema que realizan las tareas más pesadas. Embellecida por las canciones de Miranda, puro festival de alegría, En un barrio de Nueva York es una delicia por su retrato de una comunidad tan concreta como vitalista así como un apasionado himno a la fusión de culturas y tradiciones.

@juansarda