En un año en el que el cine español brilla por su ausencia en la programación oficial de Cannes (tan solo ha entrado el cortometraje La caída del vencejo, de Gonzalo Quincoces), la debutante Clara Roquet (Malla,1988) salva la honra de nuestra cinematografía al competir en la sección paralela La Semana de la Crítica con Libertad: un filme veraniego que indaga en la amistad entre la adolescente Nora y Libertad, la hija de la mujer colombiana que cuida a su abuela. “Es una película que no tiene tanto que ver con la pérdida de la inocencia como con darse cuenta del propio privilegio, porque el punto de vista de la película es el de Nora, una chica catalana de clase alta”, explica Roquet a El Cultural. “La película intenta responder si es posible que las relaciones afectivas venzan las barreras de clase”.
Experimentada guionista que ha trabajado con directores como Carlos Marqués-Marcet (en 10.000 km) o Jaime Rosales (en Petra), la directora debuta en el largometraje tras rodar dos cortos multipremiados, El adiós (2015) y Les bones nenes (2017). “Ya con los cortos me di cuenta de que escribía cosas muy personales e intransferibles y de manera muy orgánica me fui enfocando a la dirección”, explica. “Mis referentes están en el cine de Lucrecia Martel o Alice Rohrwacher, pero al mismo tiempo estudié en Columbia, en EE.UU., que es una escuela muy de cine clásico, que a mí me gusta mucho. La puesta en escena tiene que ver con trabajar con los actores y narrar de la mejor forma posible sin hacer movimientos de cámara gratuitos, buscando casi una cámara invisible. Pero también hay una vocación de cine social o más autoral. Tiramos mucho de plano secuencia porque teníamos muchos actores no profesionales y queríamos que tuvieran libertad para moverse”.
Pregunta. ¿La idea era trabajar desde el principio con actores naturales?
Respuesta. No era tanto una apuesta como que era muy difícil encontrar actrices profesionales para personajes como el de Libertad o el de su madre, porque tradicionalmente nunca han estado en el primer plano de la narrativa. Entonces, no había tantas actrices que lo pudieran hacer. Pero me ayudó mucho tener en el reparto a actrices como Nora Navas o Vicky Peña, porque aportan madurez y ayudan a dirigir dentro del plano. Eran mis aliadas.
Esperando a Cannes
El filme fue seleccionado el año pasado, pero la cancelación del festival provocó que la directora lo guardara con la esperanza de que se celebrara con normalidad en 2021. “Ha sido una alegría muy grande poder participar en Cannes, que es una ventana inmensa al mundo y proporciona una visibilidad y una proyección internacional incomparable”, expone Roquet. “Espero que la presencia en el certamen signifique que voy a poder hacer más películas”.
P. Es prácticamente la única española en Cannes. ¿Cómo valora esto?
R. En el cine español hay un nivel de calidad muy alto y unas voces muy interesantes, sobre todo si te fijas en la cantidad de nuevas directoras que están saliendo, pero es verdad que a veces se limita un poco al mercado interno. Cuesta apostar por la coproduccion por la forma en la que está estructurada la industria y creo que es importante mirar hacia fuera. Pero también tenemos a Almodóvar, Óliver Laxe, Albert Serra y Jaime Rosales que son asiduos y tengo la certeza de que esto va a ir a mas seguro.
P. Sin embargo, todavía las mujeres solo ocupan 30 % de la programación...
R. Es un camino largo. Va a costar llegar a la paridad, pero creo que tiene que ser el objetivo. Las cosas no pueden cambiar de la noche al día, pero por suerte hay muchas iniciativas que están funcionando, como los puntos del ICAA. En cualquier caso, tengo la impresión de que no se llegaba para nada en Cannes al 30 % hace como cinco años. En alguna edición no ha habido ni una sola mujer en la sección oficial. No estamos al 50 %, pero el 30 % es mejor que un 10 %. Estamos avanzando, quizá no tanto como se debería, pero avanzando.