Más de veinte años después de la guerra de Kosovo, que comenzó con el genocidio de albaneses perpetrado por Milosevic en 1998 y terminó un año después con una acción armada de la OTAN, la película Hive se traslada hasta poco después del fin del conflicto a principios de este siglo. La protagonista es Fahrije Hoti (Yllka Gashi), una mujer fuerte que sigue buscando el cuerpo de su marido desaparecido pero se niega a ser una víctima. Fueron muchos los hombres asesinados por el régimen serbio cuyos restos siguen sin ser encontrados. Frente a ese duelo cruel, marcado por la esperanza de algunas mujeres de que sus maridos reaparezcan algún día, en ese limbo entre la casi imposible supervivencia y muy probable muerte, Fahrije decide desafiar las convenciones sociales.
Basada en una historia real, la película está ubicada en Krushe e Madhe; un pequeño pueblo en el que había 140 viudas y más de 500 niños sin padre. Conocemos una sociedad profundamente machista en la que la protagonista deberá luchar contra los prejuicios de sus vecinos para montar una empresa de producción de ajvar, un condimento fabricado a base de pimientos, que comienza vendiendo en supermercados locales y hoy es una multinacional. Poco a poco, la pequeña empresaria recluta a otras mujeres viudas como ella y logran prosperar en un entorno hostil. Dirigida por Blerta Basholli (Pristina, 1983) la directora nos cuenta por qué la audacia y valentía de Fahrije impactó de manera profunda en esa sociedad.
Pregunta. Los problemas de Fahrije comienzan cuando se saca el carnet de conducir y es sorprendente un machismo tan brutal en el siglo XXI en Europa. ¿Ha mejorado la situación?
Respuesta. A mí me sorprendió mucho la historia de Fahrije cuando la escuché por primera vez. Yo nací y crecí en Pristina, que es la capital, y la situación en las ciudades es muy diferente a la del campo. Por supuesto, todos vivimos en una sociedad patriarcal, pero en mi familia mi abuela y mi madre ya trabajaban y conducían. En los pueblos estaba muy claro que se esperaba de las mujeres que fueran amas de casa y se quedaran en el hogar cuidando a los niños. En este caso, han perdido a sus hombres en la guerra y también se las acusaba de no estar llorando a sus muertos. En una sociedad patriarcal, no les gustaba la independencia de estas mujeres pero también había la percepción de que no eran fieles al recuerdo de sus deudos. Por suerte, ha cambiado mucho, ahora la mayoría de mujeres del pueblo trabajan y Fahrije es un símbolo muy conocido. Salió muchas veces por la televisión contando su historia y su coraje ayudó a cambiar la mentalidad.
P. Fahrije sufre incontables desgracias, la desaparición de su marido, el desprecio de sus vecinos cuando quiere trabajar, un intento de violación… pero nunca se rinde. ¿Quería evitar presentarla como una víctima?
R. Ella decide no ser una víctima, lo cual hubiera sido lógico y comprensible. Tuvo que superar mucho dolor y muchos obstáculos pero en vez de sentarse a llorar decide no victimizarse para salir adelante por ella misma, por el futuro de sus hijos y el de otras mujeres. No quiero presentar a las mujeres como victimas, ese es el estereotipo, esta es una historia inspiradora que ojalá tenga un impacto que pueda cambiar las cosas. Me gustaría cambiar la forma en que las mujeres son percibidas, en Kosovo y en todo el mundo.
P. No solo los hombres acosan a la protagonista por su decisión de trabajar. ¿Ese machismo acaba afectando a las propias mujeres?
R. Hay una educación muy fuerte sobre estas mujeres para que cumplan unas expectativas. Reflejamos un momento en el que toda la sociedad estaba traumatizada después de la guerra. Era muy caótico, estábamos contentos de ser libres y haber sobrevivido, pero tambien había mucha confusión sobre qué hacer con esa libertad. También había una presencia internacional muy grande, lo cual no había sucedido antes. Y un gran duelo por los muertos y desaparecidos. Estas mujeres no querían ser repudiadas, no querían que insultaran a sus hijos en el colegio o incluso que las expulsaran de sus casas sus maridos las que estaban casadas. Puedo entender perfectamente los motivos por los cuales muchas se resistían. Por eso para mí fue muy impresionante ver cómo poco a poco fueron superando los obstáculos, apoyándose las unas a las otras hicieron que creciera el negocio. Fue una manera no solo de ganarse la vida y ganar su independencia, también crearon un profundo sentido de comunidad. Además lo tuvieron que aprender todo ellas solas, nadie las ayudó. Fahrije siempre dice que lo que más le duele es no haber podido estudiar.
P. En España muchos desaparecidos durante la Guerra Civil siguen sin recibir una sepultura digna o sus restos han desaparecido para siempre. ¿El duelo resulta más difícil cuando no se puede enterrar a los muertos como también sigue sucediendo en Kosovo?
R. Yo no perdí a nadie durante la guerra, pero es algo que por desgracia he visto mucho. Pasé mucho tiempo pensando en cómo se debe sentir uno cuando la persona que quieres desaparece y no se encuentra su cuerpo. Incluso cuando hablábamos con la actriz hubo una discusión muy larga sobre este asunto. Dialogué con esas mujeres y algunas me dijeron que a veces pensaban que quizá sus maridos volvían y se preguntaban qué pasaría en ese caso. La hipótesis que se ha establecido es que los hombres fueron quemados y tirados al río, con lo cual es muy difícil que se recuperen los cuerpos. Quería que fuera una película con coraje y esperanza pero ¿cómo hacer una película con un final feliz que al mismo tiempo no oculte la tragedia? Incluso aunque esos hombres volvieran sería muy difícil. Es horrible vivir con este sentimiento, es peor que una muerte convencional.
P. La película es muy austera en las formas y realista. ¿Quería evitar el melodrama?
R. Me gusta el realismo socialista y quería este acercamiento. Buscaba un tono realista y documental. Me interesaba mucho que la cámara estuviera enfocada en la protagonista para que el público la “sienta”, más que explicar con escenas emotivas su peripecia. Quiero que el espectador se mueva con ella a través de sus acciones, su fisicidad, su rostro… Quería un realismo crudo sin música o grandes movimientos de cámara. Un sentimiento crudo y realista. Me gusta la música en las películas, pero quiero que sea muy económica. Es un elemento muy importante, pero prefería jugar con el sonido realista y utilizar la música solo en momentos muy concretos.
P. ¿Quién no conoce su historia está condenado a repetirla, como decía Santayana?
R. Hay gente en Kosovo que ha dicho que ya hubo suficiente con la guerra y no hace falta seguir dándole vueltas. Creo que de hecho acabamos de comenzar porque necesitamos debatir sobre ello. Pensamos que lo hemos superado pero en realidad no se ha producido esa sanación necesaria. Es importante volver a ese período pero no para que revivamos el odio, porque ya ha habido suficiente odio en nuestro mundo. Efectivamente, debemos confrontar el pasado porque es la manera de que no se repita la historia. Es algo que sucede en muchos países, no solo en Kosovo. Por suerte, ahora hay paz, pero aun estamos en diálogo con Serbia para reconocernos. A veces, los políticos de ese país siguen explotando los viejos rencores para ganar votos con un discurso nacionalista, aunque no creo que volvamos atrás. En cualquier caso, si queremos asegurar la paz, la mejor forma es no olvidar.
P. Además de su película, en los últimos meses han visto la luz varias producciones kosovares dirigidas por mujeres como Vera Dreams of the Sea, de Doruntina Basha, o The Hill Where Lionesses Roar, de Luana Bajrami. ¿Lideran las mujeres el renacer del cine de su país?
R. En Kosovo apenas se puede hablar de industria porque producimos muy pocas películas al año, pero las mujeres tenemos un papel destacado. Es algo que anima a otras mujeres a rodar. Nos conocemos y nos influimos. No es algo que haya sido planeado y si han recibido ayudas del Estado es porque son buenas películas, no porque las haya dirigido un hombre o una mujer. Es inspirador y creo que produce un cine más diverso, aportamos una mirada nueva que muestra muchos asuntos que no han sido presentados en la sociedad y han aparecido poco en las películas. Espero que sirva para que la gente abra su cabeza.