La distribución española parece que no es capaz de seguirle el ritmo a Hong Sang-soo (Seúl, 1960). Hoy llega a los cines Introduction, pero el maestro surcoreano ya tiene otros dos filmes en la recámara, In Front of Your Face y The Novelist’s Film, el que sería el número 29 en solitario de su prolífica carrera, flamante Gran Premio del Jurado en la Berlinale de este año. El festival alemán parece que se ha rendido definitivamente al talento del cineasta, ya que ha sido premiado en tres ediciones consecutivas. En 2020 le entregó el galardón al mejor director por La mujer que escapó y el año pasado el de mejor guion a Introduction, la película que nos atañe ahora. “Más que contar una historia, o hacer avanzar una narración con eficacia, este guion fabrica esos intervalos momentáneos entre una acción y otra, en los que, por un instante, se revela de repente una verdad oculta de la vida humana, brillante y lúcida”, declaraba con acierto el jurado de la Berlinale sobre la película.
Rodada en un contrastado blanco y negro, 'Introduction' no deja de ser un enigma, un filme elusivo que nunca traza un rumbo fijo
Es de sobra conocido cómo elabora sus historias Hong Sang-soo, pues lo ha contado en varias ocasiones, y su concepción del guion dista mucho de ser ortodoxa, por lo que la decisión de otorgar este premio a Introduction puede parecer una excentricidad, ya que en realidad el guion no existe como tal. El director surcoreano normalmente elige ciertas situaciones banales como punto de partida para sus películas. Se levanta muy temprano los días de rodaje para escribir unas líneas de diálogos y cuando llega a la localización se las entrega a los actores para que las memoricen en un intervalo de tiempo de 30 a 45 minutos. Después, rueda dando bastante margen de improvisación a los intérpretes. De manera que la incertidumbre, la intuición y lo inesperado suelen ser ingredientes fundamentales en la fabricación de sus películas, que además se graban de manera cronológica, en una especie de working in progress permanente. Así, va levantando una trama normalmente liviana y sencilla, pero cargada de lirismo y capas de significado que nunca queda claro sin son intencionadas.
Más que un director de cine, Hong Sang-soo parece un pintor dispuesto a capturar en el lienzo sus obsesiones. Como Cézanne en su serie de pinturas de la montaña Sainte-Victoire, siempre hace variaciones de la misma película. Una serie de elementos nunca faltan: el amor y las relaciones de pareja como núcleo temático fundamental, las largas conversaciones rodadas en plano secuencia, en muchas ocasiones en torno a la mesa de un restaurante con comidas regadas en abundante Soju (licor coreano parecido al vodka), el zoom como principal herramienta expresiva, la aparición de personajes relacionados con el mundo del arte (directores, actores, guionistas o estudiantes)...
En ese sentido, Introduction es un filme tan honguiano como cualquier otro de su extensa filmografía, pero de alguna manera también es uno de los más singulares, sobre todo por lo insondable que resulta y por su gravedad. Está protagonizada por el joven Youngho (Shin Seok-ho), un veinteañero sensible y algo perdido, y se divide en tres capítulos que culminan con un sentido abrazo. En el primero Youngho visita la consulta de acupuntura de su atormentado padre, con el que no tiene mucha relación, que le hace esperar mientras atiende a un célebre actor de teatro.
Encuentro en Berlín
En el segundo, seguimos a Juwan (Jo Yoon-hee), la novia de Youngho, que acaba de llegar a Berlín para estudiar moda. Su madre, que la acompaña, le presenta a una artista coreana (interpretada por Kim Mim-hee, musa y pareja del director) que se ofrece a acogerla en su casa. Inesperadamente, Youngho aparece en Berlín y ambos se encuentran y hablan sobre la posibilidad remota de estudiar allí juntos. En el último capítulo, de vuelta en Corea, Youngho va con un amigo a comer con su madre y el actor del primer capítulo, y ambos tratarán de convencerle de que no abandone la carrera en la interpretación que había iniciado poco antes, mientras comen y beben soju.
Rodada en un contrastado blanco y negro y con una duración que apenas supera los 60 minutos, Introduction no deja de ser un enigma, un filme elusivo que parece querer profundizar en las relaciones paternofiliales e intergeneracionales, pero sin trazar un rumbo fijo. El magnetismo de la propuesta se encuentra en la verdad que exhuma cada gesto, cada palabra, cada encuentro cotidiano. Porque quizá nunca encontremos sentido para nuestras vidas pero, con un poco de suerte, sí unos brazos y un pecho que nos acoja y nos consuele.