¿Qué libro está leyendo estos días?
¿Qué le hace abandonar la lectura de un libro?
Que me aburra, que no me cuente nada, que no esté bien escrita. Que sea melodramática, de cartón piedra.
¿Con qué personaje le gustaría tomarse un café mañana?
Con Ulises, de la Odisea, quisiera saber si, como cuentan, se aburrió de Ítaca y se volvió con Calipso.
¿Cuáles son sus hábitos de lectura: es de tableta, de papel, lee por la mañana, por la noche...?
Me gusta leer en papel siempre. Y si es por la mañana, mejor. Por la noche me quedo dormido. Eso sí, escribo en mi portátil. Y si es con gente alrededor mejor. Este libro lo acabé en la Biblioteca Avery de la Universidad de Columbia, Nueva York. Tal vez esto venga porque hacía los deberes en el suelo de la salita, con la tele puesta. Vivíamos en una casa humilde y de mucha gente.
Cuéntenos una experiencia cultural que cambió su manera de ver la vida
Cuando mis padres me regalaron la enciclopedia Larousse. Era un chaval. Mis amigos pedían bicis o el scalextric y yo libros. También me acuerdo de recorrer España montados en un SEAT y ver catedrales. Mis padres nos querían transmitir ese amor a la cultura que ellos no pudieron tener.
¿Qué tiene que ver La vida anterior de los delfines con Bilbao-Nueva York-Bilbao?
Mucho. Creo que tienen el mismo espíritu libre e innovador en la forma. Son libros escritos en plena libertad. Sin pensar en las consecuencias. Vivir en Nueva York me ha ayudado en eso. En volver a ser Kirmen.
¿Cuánto hay de autoficción y cuánto de imaginación en este relato?
Hay mucho de autobiográfico. Lo que se cuenta en la primera parte, la de Uri, sucedió así. La parte de Nora es más imaginada. Y la tercera parte, narrada por los niños, es completamente ficción, ¡¡¡sucede en verano del 2022!!!
¿Y cuánto de Kirmen Uribe en Uri, su protagonista?
Creo que todo. Soy así, con mis defectos y virtudes. Aunque también hay algo de Kirmen en Rosika, Edith, Nora, Maider, los niños… Como Virginia Woolf en Orlando, voy pasando de un personaje a otro, de un género a otro.
¿Por qué decidió en la segunda parte de la novela abandonar a Uri para darle el protagonismo a Nora?
Quería alejar el foco de Uri, el escritor, verlo desde fuera, alejarme de su visión masculina. Y quería dar la voz a una voz femenina, que hablase su mujer y que contase ella misma su propia vida. En la primera parte Nora aparece desde la perspectiva de Uri. En la segunda habla ella. Nora es el corazón de la novela, un personaje del que te enamoras, ella hace que la acción avance.
¿Entiende, le emociona el arte contemporáneo?
Claro, me gusta mucho y procuro seguirlo. El arte contemporáneo es más valiente que la creación literaria, echo en falta ese punto transgresor.
¿De qué artista le gustaría tener una obra en casa?
El arte está mejor en los museos. Tenemos algo de arte en casa, cosas de amigos artistas. A mí me gustan los museos. El Metropolitan de Nueva York, por ejemplo, es impresionante. Y el MoMA. Puedo pasar una tarde admirando las distintas tonalidades del color rosa de Las señoritas de Avignon, de Picasso.
¿Le importa la crítica? ¿Le sirve para algo?
No mucho. Una vez Miguel Zugaza me dijo que no leyera críticas. Que te pueden cambiar de estilo. El escritor sabe muy bien qué ha hecho bien y qué mal.
¿Le gusta España? Denos sus razones.
Me gusta Lorca. Me gusta Velázquez. Me gustan las sinagogas de Toledo y la Alhambra. Me gustan el cine de Berlanga y la lucidez de María Zambrano. Me gusta la creatividad española, y me preocupa el discurso del odio.
Una medida para mejorar nuestra situación cultural.
Salir. Velázquez no hubiera pintado Las meninas si no hubiera pasado por Italia. Y apoyar la creación cultural y su difusión. Eso es fundamental.