Repartido por distintas secciones, nuestro cine se abre paso en el Festival de Cannes para superar poco a poco, edición tras edición, la escasa atención que tradicionalmente ha recibido en el prestigioso foro galo más allá de la factoría Pedro Almodóvar (como director y productor). Las expectativas estaban altas este año, con varios candidatos a entrar en la selección final, y si bien la rumorología daba por hechas las presencias de Jaime Rosales o Carlos Vermut, que finalmente no han entrado, hay otros títulos y cineastas que dan testimonio de la diversidad y la pujanza cada vez mayor de nuevas voces españolas.
El cineasta de Banyoles (Girona) Albert Serra, altamente estimado en el país vecino, cumple en esta 75 edición del festival el deseo frustrado de sus largometrajes precedentes (todos presentados en Cannes en secciones paralelas) al entrar por primera vez a competir por la Palma de Oro, con Tourment sur les îles. Después de haber sido objeto de una exposición en el Pompidou, y de ser distinguido con la Orden de las Artes y las Letras de Francia, parecía natural esta “promoción” en la jerarquía de Cannes.
La debutante alicantina Elena López Riera será el otro centro de las miradas –comparte generación con Carla Simón, reciente ganadora del Oso de Oro en Berlín con Alcarràs– al presentar en la Quincena su primer largometraje, El agua. La directora ya había participado con su cortometraje Los que desean (2018) en el festival paralelo de Cannes, y en su debut en el largo presenta la crónica de una inundación en un pueblo atemorizado por las riadas y las leyendas fantasmagóricas, con Bárbara Lennie y Nieve de Medina en el reparto.
A su vez, Rodrigo Sorogoyen se estrena en Cannes con As bestas, coproducción hispano-gala sobre una pareja francesa que despierta la hostilidad de los locales cuando se muda a un pequeño pueblo rural, y co-escrita como es habitual en el realizador de El reino con la guionista Isabel Peña.
En la Semana de la Crítica, que celebra su 61 edición, participarán los cortometrajes de dos directoras españolas: Cuerdas, de Estíbaliz Urresola, y Nisam je stigao voljeti (No logré amarla), una coproducción de Bosnia, España y Reino Unido dirigida por Anna Fernández de Paco.
También hay una mirada al pretérito del cine español, su historia, o al menos el cine realizado por españoles. En la muy valorada sección Cannes Classics –que estrena mundialmente restauraciones recientes de clásicos– se recupera la inclasificable película de Fernando Arrabal Viva la muerte (1970), una coproducción franco-tunecina que ha sido digitalizada en 4K, y se estrena el esperado documental Goya, el ojo que escucha, dirigido por José Luis López Linares. Además, la actriz Rossy de Palma presidirá el Jurado de la Cámara de Oro, premio que se concede a un debutante del certamen, y la productora María Zamora formará parte del jurado de La semana de la Semana de la Crítica. López Riera es candidata a la Cámara de Oro.