El pasado sábado el prestigioso Festival Internacional de Cine de Karlovy Vary otorgó su Premio Especial del Jurado a Tenéis que venir a verla del cineasta español Jonás Trueba, por considerar que “transmite sentimientos profundos y existenciales en una miniatura cinematográfica”.
El propio director, acompañado por su socio productor Javier Lafuente (Los Ilusos Films) y uno de sus actores fetiche, Vito Sanz, recogía este fin de semana el premio en la ciudad checa agradeciendo al jurado y al público su calurosa acogida y recordando a todo el equipo del filme.
Rodada como siempre en los márgenes de la industria, con el mismo equipo tanto delante como detrás de la cámara que ya pergeñó obras tan sinceras y sentimentales como Los ilusos (2013), Los exiliados románticos (2015), La reconquista (2016) o La virgen de agosto (2019), Tenéis que venir a verla se construye con cuatro personajes, un tema de Chano Domínguez, un poema de Olvido García Valdés y un libro del filósofo alemán Peter Sloterdijk. Tan sencillo y, a la vez, tan profundo como eso.
Protagonizada por Itsaso Arana, Vito Sanz, Francesco Carril e Irene Escolar, la película es una historia sencilla en la que dos parejas de amigos se reencuentran. Escuchan música, hablan, leen, comen, pasean o juegan al ping-pong a lo largo de 60 minutos de metraje.
['Tenéis que venir a verla', atrapar la irrealidad del mundo]
"La duración es una provocación en un sentido sano y lúdico", aseguraba Trueba en una entrevista en El Cultural por el estreno del filme. "Hay cierta comedia soterrada en todo esto. Quién lo impide era larguísima, una experiencia física, excesiva, que te pasaba por encima. Ahora busco lo contrario, que genere la pregunta: ¿es esto suficiente? Para mí, sí. El cine no tiene por qué ser solo espectacular y grandioso".
Estrenada en nuestro país hace apenas 3 semanas, la película se mantiene como un pequeño suceso en la cartelera española, colocándose como uno de los mejores estrenos en media por copia de este principio de verano. Ya la han visto 8000 personas.
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La carrera de Jonás Trueba continúa obteniendo el reconocimiento de nuestros vecinos europeos, consolidando la proyección de su cinematografía fuera de nuestras fronteras. Tras su nominación al César con La virgen de agosto o el éxito de Quién lo impide en el festival de San Sebastián y los Goya, Jonás Trueba recibía hace unos días el tributo del Festival de La Rochelle (Francia).
Un periplo que continúa con el Premio Especial del Jurado recibido ayer por Tenéis que venir a verla en el Festival de Karlovy Vary donde ya compitiera hace tres años con La virgen de agosto, con la que obtuvo el premio Fipresci y la mención especial del jurado.
Mientras tanto, Teneis que venir a verla permanece en la cartelera de cines de toda España apoyando las palabras de Jonás Trueba: “Ir al cine se ha convertido en un pequeño acto de resistencia, un gesto poético, un salto de fe”.
Por otro lado, Eduardo Casanova recibió el Premio Especial del Jurado de la sección Proxima por La piedad, su segunda película tras Pieles (2017). Protagonizada por Ángela Molina, Manel Llunell, Ana Polvorosa y María León, la película habla de una madre y un hijo que mantienen una tormentosa relación.
La piedad prolonga el personalísimo y barroco estilo de Casanova tras la cámara, que en esta ocasión se fija en la dictadura de Corea del Norte como metáfora de lo que plantea en pantalla.
El director ha agradecido el premio “a mi representante, Antonio Abeledo. A esa leyenda que es Ángela Molina. A mis hermanas, Ana Polvorosa, María León, Macarena Gómez… A mi psiquiatra. Por supuesto, a mi madre y a mis productores. Y al jurado”.
La película iraní Summer with Hope, de la realizadora Sadaf Foroughi, ganó el Grand Prix del festival, mientras que el Globo de Cristal al mejor director fue para la checa Beata Parkanova, por The Word.