Álex de la Iglesia ha ejercido en los últimos años de cicerone del cine de terror para nuevos talentos desde su productora Pokeepsie Films, que capitanea junto a Carolina Bang. Fue él quien confió en Esteban Roel y Juanfer Andrés en Musarañas (2014) y en Paul Urkijo en Errementari (2017) y ahora ha creado un sello, The Fear Factory, destinado a seguir excavando en esa veta (cuyo próximo título será de un veterano como Jaume Balagueró, Venus).

Sin embargo, nunca ha intentado De la Iglesia crear escuela, ya que estos proyectos no se acercan a su cartoonesco y desenfadado estilo y, en mayor o menor medida, resultan apuestas más clásicas en relación con el género.

Lo último que llega a nuestras pantallas bajo el rótulo ‘Álex de la Iglesia presenta…’, este 9 de septiembre, es Jaula, una inquietante propuesta que mezcla el cine de posesiones y el thriller psicológico, y que tiene un plot twist hacia el final que resulta gratificante y coherente.

La película arranca con Paula (Elena Anaya) y su marido (Pablo Molinero) regresando en coche a casa después de una cena. Repentinamente, se topan con una niña (Eva Tennear) deambulando sola por la carretera y pronto se involucran en su situación.

En el hospital, le informan a la pareja de que la joven sin nombre está enferma de los riñones y de que tiene un comportamiento un tanto extraño: no habla y solo está tranquila cuando pinta un cuadro de tiza en el suelo y se sitúa dentro del mismo. Además, nadie la reclama y no hay datos de la desaparición de una niña con sus características.

Paula, que sigue un tratamiento de fertilidad a espaldas de su marido, pronto crea un fuerte vínculo con la pequeña gracias a sus continuas visitas al hospital y los médicos proponen al matrimonio que la acojan en su casa para ver si mejora su estado psicológico y emocional.

A partir de ese momento, empiezan a suceder situaciones extrañas en la casa y Paula se empeñará en descubrir la verdad que rodea a la aparición de la niña, a pesar de que su marido y sus dos parejas de amigos, interpretados por Carlos Santos, Eva Llorach, Esther Acebo y Eloy Azorín, empezarán a ver con recelo la situación.

Dirigida con eficacia por el debutante Ignacio Tatay, Jaula es un entretenimiento muy disfrutable que en sus mejores momentos recuerda a La semilla del diablo (Roman Polansky, 1968) y que cuenta con una inquietante y perturbadora interpretación de uno de los secundarios españoles más infravalorados y cuyo nombre no se puede revelar sin hacer un inmenso spoiler. Una pena.