Carlota Pereda triunfó en 2018 con su cortometraje Cerdita, con el que logró más de 77 premios, incluyendo el Goya y el Forqué en su categoría. Cuatro años después, lleva a las salas españolas la adaptación homónima de ese trabajo al largo, que presentó en el Festival de Sundance el pasado mes de enero.
Contando con la misma actriz protagonista, Laura Galán –premiada por su actuación en el BAFICI de Buenos Aires–, e incluyendo en un segmento del filme una reconstrucción del material original prácticamente plano a plano, la película se presenta como un peculiar, desenfadado y salvaje slasher que pone en el centro del relato el tema del bullying.
La protagonista es Sara, una acomplejada y vergonzosa chica obesa de un pueblo de la sierra cacereña que sufre el acoso de tres adolescentes pijas e insoportables, que la llaman cerdita. Tras el enésimo episodio de abuso, en el que casi se ahoga en la piscina natural del pueblo, Sara tiene que volver en bikini y chanclas hasta su casa, ya que le han arrebatado la mochila y la toalla.
En el trayecto, después de que unos macarras se rían de ella, descubre a un forastero raptando a sus acosadoras y este, en vez de atacarla, le entrega una toalla para que cubra su cuerpo, mientras Sara, con un gesto, parece decirle que guardará el secreto sobre lo que ha presenciado.
No pretendan encontrar en este filme una lectura fina y profunda sobre el tema del bullying, porque no la encontrarán. Aquí el mensaje es tan rotundo como una cuchillada: el peor horror es al que sometemos al prójimo por falta de empatía y por estupidez. Hasta el punto de que entendemos que Sara no ayude a las otras chicas después de la crueldad con la que la han tratado. Como ella misma dice:“¡Que se jodan!”.
Gozoso divertimento
Cerdita, en cambio, es un eficaz entretenimiento –y no es poca cosa en nuestro cine– en el que Pereda demuestra grandes dotes para mantener el ritmo y la tensión y que sabe desmelenarse por el lado del gore en el momento justo, dejando en pañales a otras propuestas de género de directores primerizos que no se atreven a llegar tan lejos.
Con un ojo puesto en Hollywood –de La matanza de Texas (Tobe Hopper, 1974) a las recientes películas de Jordan Peele– y el otro en la comedia costumbrista española, Pereda consigue retrotraernos al gozoso divertimento que pergeñó Paco Plaza en [Rec] 3:Génesis (2012), tan berlanguiana como romeriana (de George A. Romero).
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Todos los actores, en registros más o menos paródicos, se muestran solventes, pero destacan la interpretaciónde Carmen Machi, en el rol de madre de fachada insensible pero con un corazoncito en su interior, y la protagonista Galán, que no necesita diálogos para expresar los volcánicos sentimientos de su personaje, cuya atracción por el asesino en serie es tan turbadora como tierna.
Pereda, además, es capaz de dotar al conjunto de un interesante localismo extremeño, que aporta empaque a la totalidad del trabajo fílmico, incorporando también efectivos gags de hilarante humor negro. Mención especial para el impecable diseño de producción, que brilla con luz propia en la escena final...