El director de cine francés Jean-Marie Straub ha muerto este domingo a los 89 años en su domicilio de la ciudad suiza de Rolle. Así lo ha confirmado la Cinemateca Suiza a través de Christophe Bolli, responsable de comunicación de la institución. “He hablado con la señora Straub, su última esposa, esta tarde; ha fallecido a las seis de la mañana en su casa de Rolle”, declaraba a AFP.
Straub era conocido por el trabajo realizado junto a Daniéle Huillet, que los llevó a ser referentes de primera línea del cine de autor mundial de los últimos 60 años. Cuestiones como el anacronismo, la cultura como material revolucionario o el carácter performativo y teatral de su propia obra cinematográfica vinculan a estos dos directores a un cine entendido plenamente como práctica artística.
Jean-Marie Straub y Danièle Huillet se conocieron en la universidad en los años 50 y comenzaron una relación sentimental y profesional que los mantuvo unidos hasta la muerte de Huillet en el año 2006. Juntos realizaron más de veinte películas, dando lugar a uno de los proyectos fílmicos más coherentes y relevantes del siglo XX, alejado de modas y profundamente reflexivo.
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Utilizaban el pasado para interpretar el presente y trastocar nuestra realidad. "Intentaban resucitar el cine volviendo a las raíces para dar lugar a nuevas formas", explicaba en 2016 Chema González, comisario de la retrospectiva Hacer la revolución es volver a colocar en su sitio cosas muy antiguas pero olvidadas, que les dedicó el Reina Sofía en 2016. "Hablo del cine primitivo de Griffith, Chaplin o Ford, pero también otras formas culturales como los textos de Hölderling, las óperas de Schönberg, fragmentos literarios de Cesare Pavese, citas y cartas de Engels…".
El propio Jean-Marie Straub interpretaba su cine como un acto político y como una constelación de ideas que se va desplegando en el tiempo a partir del nuevo cine de los 60 y las revueltas de Mayo del 68.
Crónica de Ana Magdalena Bach (1968), que tardaron 10 años en financiar, quizá sea su película más icónica. En ella se perciben las estrategias con las que fulminaron la concepción naturalista del cine, desde el distanciamiento perpetuo al texto recitado y no interpretado, siempre respetando la fenomenología del mundo y del propio rodaje.
En otra de las películas más célebres de Straub-Huillet, Toda revolución es una tirada de dados (1997), se muestra ese carácter hermético de su cine que sin embargo no expulsa al espectador, sino que le toca y amplía su capacidad de interpretar.
Hasta que el sello Intermedio editó varios cofres con toda la producción de Straub y Huillet en el año 2013, tan solo Crónica de Ana Magdalena Bach había llegado a España, por lo que su obra era prácticamente desconocida en nuestro país.
Sin embargo, existe una especie de 'Internacional Straubiana' que incluye a muchos de los autores cinematográficos europeos más importantes, que le profesan a ambos directores su más sentida admiración. Sin ir más lejos, el reputado cineasta portugués Pedro Costa le dedicó una película al tándem, ¿Dónde yace tu sonrisa escondida? (2001).
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Pese a la nacionalidad francesa de ambos, y a que Straub estuvo relacionado con Truffaut, Renoir, Bresson o Rivette, nunca fueron encuadrados en la Nouvelle vague y se mantuvieron en la periferia del Nuevo Cine Alemán pese a que la producción de sus películas fue principalmente alemana e italiana.
Straub continuó elaborando películas tras la muerte de Huillet, en las que el director seguía indagando en una serie de cuestiones fantasmales que asolan Europa, como la xenofobia o el terrorismo, y en las que defendiendo su visión del cine como ruptura y revelación.