La relación de Steven Spielberg con los Premios Óscar es, cuanto menos, complicada. Director de trayectoria legendaria, con varias obras maestras en su filmografía y un prestigio a prueba de balas, ha sufrido en varias ocasiones un ninguneo sangrante por parte de la Academia.
Esta misma madrugada, el que fuera el Rey Midas de Hollywood (ahora sin duda esa etiqueta le sienta mejor a James Cameron) se ha ido de vacío en una gala en la que presentaba la que probablemente era la mejor película de la cosecha de 2022, Los Fabelman. Más doloroso aún para el director si tenemos en cuenta que se trata de su trabajo más personal, escrito por él mismo junto a Tony Kushner.
En el filme, aborda el trauma que de una manera u otra siempre ha aparecido en su obra: la separación de sus padres. Además, es un sentido homenaje al propio cine, en donde rememora cómo surgió en su infancia y adolescencia su enamoramiento con el arte de rodar historias. Nada de ello ha servido para convencer a los académicos.
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Aunque cuenta con el récord de ser el único cineasta que ha sido nominado en seis décadas distintas a mejor director, lo cierto es que tan solo ha experimentado Spielberg una noche triunfal en los Óscar, aquella en la que ganó siete premios por La lista de Schindler (1993), entre ellos los de mejor película y dirección.
Cinco años después volvería a ganar el premio a la mejor dirección por Salvar al soldado Ryan (1998), pero la ñoña y olvidable Shakespeare enamorado le arrebataría inesperadamente la estatuilla a la mejor película (a él o a Terrence Malick por La delgada línea roja)
Inventor del blockbuster veraniego con Tiburón (1975), la Academia pronto reconoció el talento del director para facturar grandes y cuidadas producciones que arrasaban en taquilla. Por eso, Spielberg fue nominado por su trabajo tanto en el filme del escuálido asesino como por Encuentros en la tercera fase (1977), Indiana Jones y el arca perdida (1981) y E.T., el extraterrestre (1982).
Con todas recibió algún que otro galardón en categorías técnicas, pero los grandes premios se le resistían. Quizá por ello se lanzó al drama histórico, abordando en El color púrpura (1985) el tema de la esclavitud. Nada menos que 11 nominaciones logró, pero el descalabro fue mayúsculo. Ni un solo premio recibió en una noche en la que triunfó Memorias de África (Sydney Pollack).
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En los 90, con las mencionadas La lista de Schindler y Salvar al soldado Ryan, Spielberg conseguiría resarcirse, pero lo que nadie podía esperar entonces es que el contador se quedará ahí estancado hasta la actualidad. Más de dos décadas sin subir al escenario a leer un discurso de agradecimiento.
Munich (2005), War Horse (2011), Licoln (2012), El puente de los espías (2015), Los archivos del Pentagono (2017), West Side Story (2021) y, ahora, Los Fabelman (2022) le sirvieron la butaca en la gala al de Ohio, pero solo para admirar como otros se llevaban los laureles.