Dice Miguel Ángel Vivas (Sevilla, 1974) que el cine contemporáneo ha despojado al género la posibilidad de entretener, aterrorizar y dejar clavado en la butaca, pero también de ahondar en el mundo que vivimos. Fueron los años 70, tiempos de películas como Asalto a la comisaría del distrito 13 (John Carpenter, 1976) o la propia saga de Harry el sucio, protagonizada por Clint Eastwood, cuando se produce un renovado esplendor de esas producciones que no dan tregua al espectador y se sumergen en los bajos fondos para descubrir las tensiones y dramas latentes detrás de la fachada de prosperidad occidental.
La irrupción del noir en los años 40 y 50 con directores como John Huston (El halcón maltés, 1941) Billy Wilder (Perdición, 1942) o en el caso que nos ocupa por su notable influencia en Asedio, Fritz Lang. Fue Lang quien llevó el género a territorios aún más oscuros y convirtió el expresionismo en una forma de revelar tortuosos estados mentales como vemos en una película visionaria como M. El Vampiro de Dusseldorf (1931) o Perversidad (1945).
En su nuevo filme, Vivas, autor de otros títulos en los que la acción y los tiros se inscriben en una historia con fondo moral como Secuestrados (2010) o Tu hijo (2018), nos propone un viaje a la mente de Dani (Natalia de Molina) en una película que gana cuanto más cerca está de sus vísceras y su cerebro desquiciado. Siguiendo la fórmula de Hitchcock, esta es una de esas películas en las que la protagonista comienza impoluta y acaba hecha unos zorros en un viaje en el que pierde la compostura pero gana su alma.
Arranca con un desahucio que termina en suicidio. La protagonista, una policía que vive “adormecida” —“como todos”, dice Vivas—, ha dejado de hacerse preguntas para “seguir tirando”. “Todos tenemos excusas”, dice el director. La pesadilla comienza cuando en el desahucio de un edificio en el que se hacinan inmigrantes africanos en condiciones lamentables, Dani primero le roba dinero a un camello y acto seguido presencia y graba con su móvil una escena de corrupción policial.
Perdida en un infierno dantesco en el que cada círculo lleva a un lugar peor, Dani/Molina deberá enfrentarse a unos africanos que tienen muchos motivos para no tenerle ningún cariño a las fuerzas del orden y a sus propios compañeros en un filme en el que Vivas quiere hacer “más preguntas que respuestas”.
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Pregunta. La película crea una atmósfera inmersiva por la cual oímos hasta la respiración de la protagonista y nos sentimos “dentro” de la secuencia. ¿Fue El hijo de Saúl de Lazslo Nemes un referente?
Respuesta. Asedio tiene mucho de diferentes películas de género. Bebe del thriller americano de los años 70 pero es también una película casi de experiencia. El thriller reciente está muy basado en la trama y el giro de guion y yo quiero hacer películas para las salas de cine. La idea es que vamos a vivir con Dani (Molina) la experiencia de estar perdido en ese edificio y para hacerlo más vívido lo rodamos con un plano secuencia.
"El 'thriller' reciente está muy basado en la trama y el giro de guion y yo quiero hacer películas para las salas de cine"
Alicia en el país de las maravillas fue un gran referente, cuanto más hondo es el agujero en el que cae nos vamos hacia algo más mental, más terrorífico y alejado de la realidad. En eso, sin duda se parece a El Hijo de Saúl, aunque su apuesta es más extrema, pero aquí también estamos encima del protagonista. Para ello construimos ese universo sonoro en el que ya entramos totalmente dentro de su cabeza. Poco a poco nos vamos acercando a un cine más de terror.
P. Como Dante en La Divina Comedia, ¿Dani se desliza por los círculos del infierno?
R. Desde luego están esos círculos del infierno, es una huida hacia adelante, en caída libre. Vas de un agujero a otro agujero peor. Hay varios niveles. Arriba está la corrupción absoluta, luego están los que se supone que la solucionan pero están adormecidos y abajo están esos inmigrantes ilegales. Es como un laberinto en el que cuanto más dentro te metes, más lejos está la salida.
P. De un cierto clasicismo inicial, la película avanza hacia un expresionismo cada ves menos realista. ¿Fue Fritz Lang un referente?
R. Yo siempre digo que en esta película hay 10 minutos de prólogo y luego un clímax de hora y media en el que ya no respiras, es adrenalina en tiempo real, con ese plano secuencia para que la experiencia sea mucho más vivida y directa.
Esta película tiene mucho del noir clásico y al principio es más realista, conforme vamos descendiendo en esos círculos se va haciendo mucho más expresionista, con ese claroscuro, y desde luego Fritz Lang fue quien mejor llevó el expresionismo al noir. Lo planteé como una película de zombis. Vemos a esos niños asustados, mal alimentados, malviviendo… no son los monstruos, son las víctimas. Los dejamos allí tirados y encima tenemos miedo de ellos y preferimos no saber nada. Es muy cómodo no verlo y no sentirse mal por el sistema que tenemos.
"Se pueden hacer películas de acción, aventuras, adrenalínicas y hablar del mundo en el que vivimos"
P. Más allá de los tiros, las persecuciones y la tensión constante, ¿quería contar el despertar de la conciencia moral de la protagonista?
R. Yo creo que Dani esta adormecida, como nos suele suceder a todos. Todos tenemos excusas: mi trabajo lo haría otro, no puedo perder mi casa, tengo la madre enferma, a mí también me hacen bullying… todo eso está muy bien, ¿pero quieres ser parte de la solución o del problema?
En el caso de Dani, ella se ha llevado un dinero que no le pertenece, en parte también es culpable. A mí me gusta que el thriller plantee dilemas morales, un cine experiencial. Para mí la película termina en ese momento en el que se mira con Nasha (Bella Agossou, una inmigrante sin papeles) y se reconocen la una a la otra. En ese momento ambas han decidido enfrentarse al mundo y ser parte de la solución.
P. ¿El cine de género puede ser también cine social?
R. Me influye mucho el “pulp” y el “Hard boiled”, un cine de aventuras, muy emocional, pero siempre muy arraigado en el malestar social, es una metáfora del mundo real. En los últimos años se ha identificado el género con el entretenimiento puro y los temas sociales con un cine social dramático. Se pueden hacer películas de acción, aventuras, adrenalínicas y hablar del mundo en el que vivimos. Quiero plantear más preguntas que respuestas. Un ejemplo fantástico es Asalto a la comisaría del Distrito 13, de Carpenter. Hay aventura y emoción, pero también vemos ese Nueva York previo a Giuliani en el que la policía trabaja para los ricos y las tensiones sociales que eso provocaba.
"Estamos en un momento de ficción muy televisiva y yo quiero que 'Asedio' sea cine, incluso imperfecto"
El cine tiene que volver a hablar del momento en el que vivimos. En realidad, no concibo que hagas una película, con lo que cuesta levantarla, y no trates asuntos de cierto calado. Estamos en un momento de ficción muy televisiva y yo quiero que Asedio sea cine, incluso imperfecto porque eso significa que estás arriesgando. Ya hay demasiadas películas muy pulcras de las que al día siguiente te has olvidado.
P. Vemos esos edificios-patera destartalados de una pobreza desoladora en un país desarrollado como el nuestro. ¿Quería mostrar esos submundos que no vemos o no queremos ver?
R. Madrid es muchísimo más que lo que solemos ver. Queremos que haya personas invisibles y por eso las llevamos a la periferia. No permitimos que formen parte de nuestra vida, no las queremos cerca. Cuando la crisis del coronavirus, me cabreaba que se dijera que primero tenían que vacunar a los españoles. Eso me hizo plantearme muchas preguntas: ¿tenemos derecho a decidir quién vive y quién muere? Me parece una desfachatez que por la mera casualidad de haber nacido en España tenga más derecho a considerarme español que una persona que se ha jugado la vida para llegar. En el caso de Nasha, incluso ha perdido un bebé por el camino para luego limpiarle el culo a los ancianos.
Regreso a ese momento en el que Dani y Nasha de miran y se reconocen. La protagonista acaba de desahuciarla, pero ni se acuerda de su cara. Hay personas en el mundo a las que no miramos. En televisión vemos a los inmigrantes en las pateras y nadie se plantea qué hace luego esa gente: ¿dónde viven? ¿cómo los devuelven? En esa mirada Dani descubre que las dos quieren lo mismo y al ser parte de la solución y no del problema ya han ganado.
"Todos podemos escoger ser parte del problema o de la solución"
P. La policía protestó porque en la serie Antidisturbios, de Rodrigo Sorogoyen, se les veía metiéndose una raya de cocaína. ¿Le preocupa lo que digan cuando vean que en Asedio se lucran con el narcotráfico?
R. Algo que me da mucha pena del mundo de ahora es que es muy fácil cabrearse y ofenderse y no escuchar. Como individuos y como sociedad no vamos a mejorar si no hay ningún tipo de autocrítica. Aprendemos mucho más escuchando, intentado entender por qué otras personas piensan de otra manera. En esta película lo que vemos es que si queremos que el mundo sea mejor debemos mirarnos, escucharnos.
P. Natalia de Molina aparece en todos los planos y no tiene casi un segundo de tregua. ¿Cómo fue el trabajo con ella?
R. Tenía clarísimo que quería trabajar con Natalia, es una de las mejores actrices del momento y todo el mundo quiere rodar con ella pero me parecía imposible con otra persona. Por suerte pudimos hacerla, pero ni siquiera quise pensar en un plan B. La idea era trabajar entendiendo emocionalmente las escenas, que la actriz escuchara y reaccionara a lo que le pasa. Si ella se sorprende, el público también. Ensayamos mucho y luego ya puedes improvisar porque es como ir en bicicleta, una vez aprendes no vas pensando que ahora pedaleas y luego otra vez. Todo lo aprendido está ahí.