En 1979, Steven Spielberg acababa de fracasar en taquilla con la comedia 1941 y se fue a poner a remojo sus penas en Hawái junto a George Lucas. El nuevo Rey Midas de Hollywood tras los taquillazos de Tiburón (1975) y Encuentros en la tercera fase (1977) le confío en la playa a su amigo y colega de profesión el anhelo de reconciliarse con el público a través de un sosias de James Bond, a lo que el flamante realizador de La guerra de las galaxias le replicó con la idea de un agente secreto que además es arqueólogo.
Aquel castillo en la arena se erigió dos años después en un icono de la cultura popular que ha renovado los votos con sucesivas generaciones de espectadores durante cuatro décadas. Con toda probabilidad, ayer se vivió en el Festival de Cannes el principio del adiós a Indiana Jones. Los ojos intermitentemente acuosos de Harrison Ford, que ya ha cumplido los 80, así lo han aseverado en la rueda de prensa.
“Quería asistir a la conclusión de la saga. La trayectoria de este personaje ha estado marcada por el vigor y la juventud, así que deseaba ver en él el peso de la vida, que se reinventara a través de una nueva trama, que fuera requerido y respaldado, y que mantuviera una relación sentimental profunda y no uno de esos flirteos cinematográficos”. Así ha descrito el mítico actor su carta a los Reyes al director que ha asumido los mandos de la quinta entrega, James Mangold.
Indiana Jones y el dial del destino es la primera de las aventuras del aventurero en busca de vestigios que no ha sido dirigida por Steven Spielberg o coescrita por George Lucas. El broche llegará a nuestras pantallas el próximo 28 de junio, 15 años después de El reino de la calavera de cristal, mal recibida en Cannes en 2008 por su rocambolesca trama con extraterrestres.
El cineasta que le ha tomado el relevo a Spielberg ha revelado los recelos que le despertó el encargo. “Es una increíble responsabilidad. Tuve dudas por las enormes expectativas. Indiana Jones es un fenómeno global del que cada cual se ha creado su propia idea, así que no puedes satisfacer a todo el mundo”.
¿Qué años tenías tú cuando se estrenó En busca del arca perdida?
Mangold, que entre sus insignias para asumir el mando de esta misión contaba con películas como Inocencia interrumpida (1999), el biopic sobre Johnny Cash, Walk the Line (2005), Lobezno inmortal (2013) y su secuela del personaje de Marvel, Logan (2017), vio En busca del arca perdida (1981) en un centro comercial de Upstate New York cuanto tenía 17 años. “Es una de las razones por las que soy director de cine. En el aspecto más egoísta, dirigir este largometraje ha supuesto colaborar con algunos de mis héroes”.
El actor danés que interpreta al villano en esta secuela, Mads Mikkelsen, la vio con su hermano a los 15 años y ha asegurado que volvieron al cine una y otra vez porque les “voló la cabeza”: “Hay franquicias que gustan a unos y a otros no, pero esta es legendaria porque nos apasiona a todos por el encanto del personaje. Roba, miente, tiene defectos, pero soñamos con ser como él. Antes de querer ser actor, yo quería ser Indiana Jones”.
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Para desarrollar al personaje, Lucas y Spielberg se inspiraron en referentes reales e imaginarios, como el arqueólogo Hiram Bingham, descubridor de Machu Picchu, pero también los protagonistas de seriales de aventuras, el Tintín de Hergé, los spaghetti- wéstern de Clint Eastwood o el personaje de Jean-Paul Belmondo en El hombre de Río (Philippe de Broca, 1964). Con el tiempo, las andanzas del más granuja de nuestros héroes de infancia se ha replicado en novelas, cómics, una serie de televisión, videojuegos, juguetes e incluso en parques de atracciones de Disney.
Durante los preparativos de la película seminal, se barajaron varios nombres hoy impensables en la piel del buscavidas. Entre los que sonaron se encontraron Nick Nolte, Jeff Bridges, Bill Murray y Tom Selleck, que desechó el rol para embarcarse en la serie Magnum. Spielberg apostaba por Harrison Ford, pero Lucas se resistía porque temía la confusión con su personaje de Han Solo en la saga galáctica.
“Los actores podemos ser muy infelices si no conseguimos trabajar y es algo que no elegimos, porque depende de que nos lo pidan. En mi caso esperé mucho tiempo la suerte, pero durante ese periodo tuve la oportunidad de aprender mi oficio, porque un golpe de fortuna no salva el día, hay que tener aptitudes y experiencia”, se ha defendido el actor, que contaba 31 años cuando Lucas le brindó la fama a través de American Graffiti (1973) y 39 cuando se ajustó la vieja chaqueta de cuero, el zurrado sombrero Stetson, la bolsa de lona al hombro y el látigo al cinturón.
La polisemia del tiempo como hilo conductor
Mangold revisó varias alternativas de aventuras para su propuesta, pero las encontró deslavazadas: no encontraba un elemento temático que las sustentara. Ese fundamento lo halló en el tiempo, tanto en la reliquia que el profesor Henry Jones, sus amigos y enemigos persiguen -en este caso, un artefacto inventado por Arquímedes en los tiempos del sitio de Siracusa, en 214 antes de Cristo-, como en lo que los diferentes personajes han dejado atrás, un pasado lleno de nostalgia, remordimientos y recuerdos.
En esta nueva montaña rusa de peripecias acompaña a Ford Phoebe Waller-Bridge en el papel de su ahijada, una versión ladina y femenina de Indy, avezada en arqueología, pero también en las malas artes de lo que ella llama capitalismo, esto es el robo sucesivo de unos a otros.
El actor está arropado en el epílogo por nuevos camaradas, encarnados por Antonio Banderas y Toby Jones, como también por viejos conocidos que evitamos revelar. Tampoco falta la fanfarria de John Williams por todos tarareada y el punto débil de Indy, su miedo a las serpientes.
La película transcurre en dos líneas temporales, la actual está ambientada en los años setenta, durante los días de euforia de la llegada del hombre a la Luna, el flashback que introduce el conflicto, en las postrimerías de la II Guerra Mundial. Para hacer creíble esa mirada atrás, se ha recurrido a un rejuvenecimiento digital que el actor aprueba.
“La tecnología ha evolucionado hasta el punto de resultar bastante realista y sé que ese es mi rostro, no es fruto de la magia de Photoshop, sino que aparezco tal y como era hace 35 años, porque Lucasfilm tiene cada fotograma de película que hemos rodado juntos todo este tiempo. Es un truco que, además, se apoya en la historia, es honesto y real emocionalmente y se ha usado de manera muy habilidosa. No obstante, no pienso en volver a ser ese tipo, estoy muy feliz con mi edad. Fue genial ser joven, pero ahora podría estar muerto y, al contrario, sigo trabajando, así que, figúrate”, se autofelicitó el actor, que anunció que protagonizará una segunda temporada de la serie de comedia de Apple TV+ Terapia sin filtro.