'Els Encantats': el lado más agrio de la maternidad y las tensiones campo-ciudad en lo nuevo de Elena Trapé

La nueva película de Elena Trapé, que ya dio muestras de un innegable talento en sus dos entregas anteriores, los intensos relatos corales Blog (2010) y Las distancias (2018, Biznaga de Oro en el Festival de Málaga), se sostiene en dos ejes temáticos que han sido claves en el cine español reciente, sobre todo el realizado por nuevas directoras: por un lado, el retrato del lado más agrio de la maternidad y, por otro lado, las tensiones entre el campo y la ciudad.

Es cierto que esta corriente de cine naturalista y sensorial, por la que han navegado cineastas como Carla Simón, Alauda Ruiz de Azúa, Pilar Palomero, Clara Roquet o Estíbaliz Urresola, corre el riesgo de convertirse en una fórmula que acabe por agotarse, pero Trapé consigue una tensión inédita en este tipo de películas al mantener las motivaciones y las preocupaciones de su protagonista a nivel subterráneo, sin que parezca que el filme se dirige hacia una resolución concreta.

Irene (Laia Costa) decide impulsivamente marcharse al pueblo de su infancia cuando se enfrenta por primera vez a la ausencia de su hija de cuatro años, que va a pasar unos días con su padre tras una dolorosa ruptura sentimental. Entendemos que la protagonista se encuentra perdida, incapaz de ejercer el papel de madre ni de recuperar una versión anterior de sí misma, aunque esto no se verbalice.

Laia Costa, en lo que parece una prolongación de su papel en Cinco lobitos, nos seduce y repele con la misma intensidad, convirtiéndose su personaje en un desafío que la directora no nos permite vencer al optar por la distancia para ilustrar sus problemas emocionales. Ella está varada y nosotros también.

['El colibrí', de Francesca Archibugi: grandes lecciones de vida no solicitadas]

La seguimos recuperando amistades, paseando por el monte, arreglando su casa, invitando a un ligue en un envite que acaba de manera ridícula (un gatillazo continuado por una gastroenteritis)... Todo para que Trapé canalice las dificultades de la presente generación de treintañeros para conciliarse con la vida adulta.