El "sensual" catolicismo, con su ristra de santos, cristos crucificados, procesiones y vírgenes dolientes, frente al ascetismo espartano y puritano de los protestantes. El espíritu de John Ford, el director americano que definió la propia América en su relato del choque entre la civilización cristiana y la de los indígenas, con su dosis de belleza y humanismo, pero también de soberbia y brutalidad, recorre la islandesa Godland, presentada en Cannes con gran éxito.

Detrás de la cámara Hylnur Palmason (Hornafjörður, Islandia, 1984), autor de las también celebradas Winter Brothers (2017) y Un blanco, blanco día (2019), viaje en su filme más personal hasta su propia zona de origen para contarnos la odisea de un cura danés que a finales del siglo XIX llega hasta el fin del mundo para predicar un evangelio en el que él mismo no está muy seguro de creer.

Protagonizada por Lucas (Elliot Crosset Hove), es esta una película de planos largos y morosos en la que primero asistimos a su largo viaje (a pie) hasta esa Islandia remota bella y durísima con un clima imposible. En el pueblo, el joven sacerdote se topa con una comunidad que recela del dominio danés (Islandia no logró la independencia hasta 1944) y que vive siguiendo ancestrales y centenarios ritos que colisionan con la versión rigorista del cristianismo nórdico que se le quiere imponer en una sociedad aislada donde impera un férreo patriarcado. Desesperado por su falta de integración, el sacerdote comienza a fotografiar a los locales, buscando una verdad sobre ellos que se le escapa, al tiempo que siente la tentación de la carne y se pregunta sobre la misma existencia de Dios.

Pregunta. ¿Cuál es el papel de esas fotografías casi etnográficas que realiza el cura Lucas sobre los oriundos de la remota zona islandesa a la que acude como pastor?

Respuesta. Empecé a escribirlo en 2013, pero sentía que la película se estaba convirtiendo en demasiado rígida y se me ocurrió la idea de que el sacerdote fuera más moderno y llevara una cámara de fotos portátil. Eso elevó el proceso de escritura porque entonces empecé a pensar en cómo serían esas fotos y qué revelaban de él y de la propia gente, fabulaba sobre cómo conocía a esas personas durante el camino y en qué situación. ¿Era una fotografía íntima con Anna? ¿Sale él solo con esa persona? Me ayudó mucho a construir la película.

P. ¿Es esta la historia de un fracaso?

R. Cuando él llega ve que la Iglesia ya se ha levantado y no conoce nada el lugar. Creo que Lucas se siente más inseguro y se comporta de manera más rígida porque es algo que nos sucede a todos en tierra extraña. Vemos estos dos opuestos siempre contrastando. La bandera danesa y la islandesa, el rojo y el azul, lo moderno está representado por ese cura con esa cámara pero también vemos al "hombre de la tierra", apegado a los ancestros. Ella se presenta como un personaje que está en el medio porque tiene un padre islandés y una madre danesa, se acaba convirtiendo en su conexión con ese nuevo mundo.

['Una cuestión de honor': una oda al sincero patriotismo de los inmigrantes]

P. ¿Ve esta película como un wéstern?

R. Sí, por supuesto. Es un wéstern nórdico. Muchos wésterns explican al personaje contando el mundo a su alrededor, el paisaje o los secundarios para reflejar al protagonista. Eso también sucede en Godland. La película está rodada en el sitio en el que crecí. He leído también mucha literatura en la que el interior del personaje se explica mediante el mundo alrededor de él. Y el mundo a su alrededor es esta área que conozco muy bien. Los lugares que vemos en la película son lugares que visito cada año. El lugar en el que muere el cura es donde recojo setas con mi familia y donde se cae el caballo es una tierra propiedad de mis padres. Es una película familiar.

P. ¿Cómo marca ese paisaje el carácter?

R. Islandia es un país en el que durante muchos siglos fue muy difícil vivir, el clima es muy duro. A finales del siglo XIX en esa zona además había volcanes y cenizas. Es una tierra que no perdona, así que de alguna manera te conforma, debes hacerte muy duro para vivir en un sitio así.

P. ¿Qué papel juega ese conflicto político latente de una Islandia que quiere independizarse de Dinamarca?

R. Islandia estuvo en la corona danesa durante mucho tiempo. Durante la Primera Guerra Mundial se intentó conseguir la independencia pero no se logró hasta la segunda. Así que usamos sendas guerras mundiales para lograr separarnos tras un conflicto eterno. Fue algo que se logró sin un baño de sangre, nunca fue un conflicto violento, se desarrolló siempre a través de manifiestos y artículos. No fue dramático.

P. ¿Qué papel juegan los cantos de los lugareños para conformar su personalidad?

R. He escuchado muchos discos de esos tiempos. La mayoría fueron realizados por exploradores daneses que iban de pueblo en pueblo registrándolos. En esas canciones hay mucha poesía también, están contando historias, escribiendo la propia crónica de Islandia.