Tres directoras españolas pugnan con cineastas de todo el planeta para que la Concha de Oro permanezca dentro de nuestras fronteras. Se trata de Isabel Coixet (Barcelona, 1960), Isabel Herguera (San Sebastián, 1961) y Jaione Camborda (San Sebastián, 1983), que presentan relatos protagonizados por mujeres.
Isabel Coixet parte en Un amor de la novela homónima de Sara Mesa, una de las más exitosas de los últimos años –la mejor de 2020 según los críticos de El Cultural–, que aborda la historia de Nat (Laia Costa) una joven traductora que se refugia en un pueblo de la España rural e inicia una apasionada relación sexual con un
vecino, el Alemán (Hovik Keuchkerian).
“La segunda vez que leí el libro, ví la película”, explica Coixet. “No quiero decir con esto que supiera exactamente cómo iba a ser, pero sí que veía la atmósfera, la ominosa sensación de tranquilidad bajo la que late un mar de suspicacia, desconfianza, ruindad. Veía las manos de Nat hurgando en la tierra mojada, arrastrando el moho detrás de una baldosa rota en la cocina. A veces basta un detalle para empujarte a contar una película: unas manos, el rostro de un perro que evita tu mirada, manchas de humedad, el ruido de unas botellas vacías en una caja de madera, cuando alguien les da una patada…”.
Según Coixet, su película trata “de la complejidad del deseo femenino, de la soledad a la que te lleva no sentirte entendida, del empequeñecimiento al que nos sometemos las mujeres para no hacer sombra al otro, de la recuperación del cuerpo como territorio…”. Por su parte, Isabel Herguera asegura que El sueño de la Sultana, el filme de animación con el que se presenta en San Sebastián, “da voz y actualidad al sentimiento de miedo y alerta que todas las mujeres desafortunadamente siguen experimentando en todo el mundo”.
El País de las Mujeres
El sueño de la Sultana sigue los pasos de Inés, una joven donostiarra incapaz de soñar y un poco perdida que descubre accidentalmente un libro publicado por la bangladesí Begum Rokeya Hossain en 1905, donde se describe el País de las Mujeres, un lugar donde las féminas son todas científicas y tienen el poder mientras que los hombres están encerrados en casa, limitados por su ignorancia. La joven decide emprender un viaje siguiendo las trazas de la autora.
“La película trata sobre la importancia de cultivar la fantasía, el sueño y el pensamiento crítico”, explica Herguera. “La narración está dividida en tres técnicas, cada una de ellas define un episodio: acuarela, teatro de sombras y el mehndi o el tatuaje temporal. Todos los fondos de la película están pintados a mano para conseguir una atmósfera y textura pictórica”.
Jaione Camborda pone en O Corno la figura de la mujer en el centro y transita un momento histórico de dictadura y prohibición, una época donde se ejercía un control sobre la mujer, su cuerpo y sus libertades. “Ante este contexto prohibitivo, la sororidad se tornaba imprescindible”, explica Camborda. “Es en esa cadena de mujeres ayudándose unas a otras donde la historia se asienta. La película se acerca a la condición humana desde un prisma más animal y mamífero, enfocándose en la capacidad de concebir y alumbrar de la mujer”.
O Corno se desarrolla en la Isla de Arousa en 1971 y narra la experiencia de María, una mujer que se gana la vida mariscando y ayudando a otras mujeres en sus partos con especial dedicación y cuidado. Tras un inesperado suceso, se ve obligada a huir y cruza la frontera por las rutas de contrabando entre Galicia y Portugal.
“Planteo una cámara cercana al rostro y al cuerpo de la protagonista, una aproximación muy física a los personajes, imágenes sin cielo que los sumergen en la tierra ”, explica la directora. “La dictadura no se muestra de forma explícita sino que se plantea a través de la clandestinidad y el secretismo de los personajes. He buscado mediante recursos estilísticos traer el pasado al presente, como una realidad que no se ha desvanecido de hoy en día y que amenaza con volverse de nuevo actualidad”.
Hito en San Sebastián
Es la primera vez que coinciden en la sección oficial a concurso de San Sebastián tres mujeres españolas. “Ha sido tan difícil para nosotras llegar hasta aquí, que venimos con la fuerza de los mares”, apunta Camborda. Menos importancia le concede Coixet: “Somos mujeres, hacemos películas, nos han seleccionado. Todo bien”.
Más reflexiva se muestra Herguera, toda una veterana en el cine de animación español. “Cuando todas las personas, más allá de su género, cultura o color de piel, tengan las mismas oportunidades, tendremos el privilegio de juzgar una obra por su valor artístico y su capacidad para emocionar sin necesidad de subrayar el género de su autoría. Cada año crece la representación de mujeres en el cine, pero aún nos queda un largo camino por recorrer. Cada película dirigida y protagonizada por mujeres que compita por la Concha de Oro es un logro de todas las mujeres que día a día luchan por que así sea”.
“Yo soy oriunda de San Sebastián, para mí es un doble premio”, comenta Camborda sobre su presencia en la sección oficial. “Por un lado espero que ayude a visibilizar la película y me permita poder hacer la siguiente. Por otro, es muy especial en lo personal pues he crecido viendo películas en este festival y la sala estará llena de gente a la que quiero”. Coixet, siempre ácida, lamenta que vivamos “un momento en el que o estás en un festival de clase A en la sección oficial o no existes. Es penoso, pero es así”.