En tiempos en los que, como decía Lipovetsky, “los héroes están cansados”, el exagente del FBI Tim Ballard puede considerarse un verdadero héroe. Harto de atrapar a pederastas en Estados Unidos, pero de no poder desarticular la redes de tráfico de menores porque operan en países latinoamericanos, Ballard dejó su bien pagado puesto en el Gobierno para lanzarse al ruedo como agente independiente sobre el terreno.
Su objetivo, liberar a niños de las mafias que los utilizan para prostituirlos o generar material audiovisual que nutra sus oscuras apetencias. Al final de la película que nos ocupa, se nos informa de que el negocio del mercadeo de menores con fines sexuales alcanza la pavorosa cifra de 150 mil millones de euros. Según la OIT, hay 1,65 millones de niños en el mundo que son prostituidos.
Sobre el papel, el posicionamiento de su denuncia es perfecto. Es difícil pensar en una causa más justa e importante que intenar combatir la esclavitud sexual de niños. Sin embargo, Sound of Freedom se ha convertido por una parte en el éxito sorpresa del verano en Estados Unidos con una recaudación de 183 millones de dólares, más que la última de Indiana Jones costando diez veces menos.
Por la otra, es la película más polémica del año, ya que sus detractores dicen que es un artefacto de propaganda de QAnon, una teoría de la conspiración que asegura que el mundo está dominado por élites “progres” que se benefician de un gigantesco y archimillonario tráfico de niños para violarlos y chuparles la sangre (en sentido literal). Un tipo se lo creyó tanto que en 2016 se lio a tiros en una pizzería de Washington esperando encontrar en el sótano a Hillary Clinton y George Soros extrayendo sangre de menores para beber sus “adrenocromos” para perpetuar su juventud.
Sound of Freedom está protagonizada por Jim Caviezel (La Pasión de Cristo), quien se ha mostrado en público a favor de las teorías de QAnon, y basada en las peripecias de Ballard, que también. Además, el productor Eduardo Verástegui es un conocido actor mexicano, candidato presidencial de extrema derecha. Sin embargo su director, el mexicano afincado en California Alejandro Monteverde, asegura que la película no tiene por qué suscribir las teorías de su actor principal y modelo de inspiración.
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Producida por estudios Angel, número uno en cine religioso en versión evangelista, lo que queda detrás de tanto ruido es un thriller clásico americano entretenido en el que un héroe intachable —Ballard/Caviezel—, en la mejor tradición hollywoodiense, se pone el mundo por montera para salvar a niños haciéndose pasar por un desalmado pederasta en Colombia. Más allá de su propia condición de “americanada”, con menciones a Dios —discretas— incluidas, no queda claro si QAnon o no QAnon. Monteverde dice, muy convencido y un tanto molesto, que no.
Pregunta. La cifra de 150 mil millones de negocio del tráfico de menores es impresionante. ¿Se habla mucho menos de lo que se debería de esta lacra?
Respuesta. Es una temática muy fuerte y por eso se hizo la película, esa fue la motivación principal, pura. Crear un diálogo de esta temática que estaba hasta cierto punto olvidada o es un tabú que no queremos aceptar que existe. Porque duele. Como ser humano, duele pensar que otros seres humanos creen este tipo de terror por los niños. No fue una película que busqué, me encontró a mí. Estaba escribiendo otra película. Vi un reportaje sobre el abuso infantil. Y me sacudió el alma.
Al día siguiente me despierto, comienzo a reclutar al equipo y le empiezo a hablar de este proyecto. Lo veía como una ficción. En seguida se nos ocurrió un personaje muy parecido al de Bill Camp (Vampiro, un ex delincuente estadounidense en Colombia que quiere redimirse ayudando a los buenos). Llevábamos unos meses cuando el productor me habló de Tim Ballard, me preguntó si quería conocerlo y yo dije: “pues claro”. Para agarrar más información. Allí nos dimos cuenta de que su vida era más potente que nuestra ficción.
P. Como mexicano, ¿no le resulta un poco fastidioso que aparezca un blanco en el Tercer Mundo para arreglar el desaguisado?
R. Escribo muchas biografías para cine. Mis próximas tres películas son biográficas. Cuando es una película biográfica, no escribo de acuerdo a teorías interpretadas de otros académicos. Las historias me encuentran o las busco por sus temáticas. En este caso resultó que el personaje era angloamericano, no lo podía cambiar. No podía salir un chino, hubiera sido muy raro.
» Sin embargo algo que está muy marcado en la película es el personaje de Jorge (Javier Godino, un policía colombiano que ayuda a Ballard). No hubiera logrado nada sin Jorge. Así trabaja Ballard, va a otros países y tiene que colaborar con la policía del país. Este es su modus operandi. Jorge le presenta a Bill Camp, que lo lleva a Kelly Suárez (una traficante de menores).
"En Estados Unidos es muy común que los inmigrantes empiecen por trabajos domésticos o de bajo nivel"
» Ballard es la máquina detrás de la narrativa. No cabe dentro de lo que llaman el “White savior theory”. Yo mismo soy un inmigrante mexicano conmovido. En mi primera versión del guión, el personaje era también angloamericano. Trataba sobre un millonario anglosajón que se da cuenta de que la hija de su sirvienta ha sido raptada. Como tiene mucho dinero, lo utiliza para rescatarla. En Estados Unidos es muy común que los inmigrantes empiecen por trabajos domésticos o de bajo nivel. Yo mismo tuve que fregar platos al llegar a California. No tiene nada ver con “salvadores blancos”.
P. ¿Le molesta que se identifique su película con QAnon y la extrema derecha de Estados Unidos?
R. No sé quién la identifica. ¿Quién la identifica?
P. Jim Caviezel y Tim Ballard se han manifestado a favor de QAnon. Muchos han hecho una conexión entre estas teorías y la película.
R. Si alguien mañana dice que el color azul es verde no va a serlo. Hubo gente que ha querido etiquetarla con diferentes etiquetas. Es falta de profesionalidad y de hacer una investigación, cuando hacía la película no había nada de eso. Y cuando la terminas de ver, tampoco. Al final, en los créditos, se menciona a las familias, algunas de ellas muy fuertes y muy conocidas, que han colaborado en su financiación y ves personas de ideologías muy dispares.
"Llegaron incluso a decir que los cines querían boicotear la película cuando en realidad nos ayudaron"
» De repente empezó una narrativa cultural y luego comenzaron incluso a decir que los cines querían boicotear la película cuando en realidad nos ayudaron. Si no, no hubiéramos logrado esa taquilla. Se creó un lenguaje injusto pero viendo el lado positivo, la audiencia salió a defenderla y la abrazó y eso me emociona. Para ellos se hizo Sound of Freedom. Por un tiempo pensé que la película estaba destrozada porque no podríamos sobrevivir a estas etiquetas. No era una etiqueta de un vecino, se lanzó desde medios de comunicación muy fuertes. ¿Cómo sobrevives a eso?
P. ¿En la película quiere tratar una temática social fuerte como el tráfico de niños con una película entretenida, de Hollywood?
R. Yo creo que eso se logró porque se hicieron encuestas. Esta película te revela muchas cosas… (Pausa) Vamos a estudiar esta entrevista. Todas las preguntas que me has hecho son sobre Estados Unidos y estamos en España. En todas partes me preguntan lo mismo. Esas etiquetas se subieron al avión y me persiguen por medio mundo. Esto es algo que está pasando en Estados Unidos. ¿Cuál es la relevancia de esta etiqueta en este país?
» Por suerte, cuando el público va a ver esta película desactiva estos prejuicios. Muchos reporteros salieron a desmentir estas etiquetas. Si estás haciendo un coche y en mi caso soy el director y el autor, los medios deben creer lo que digo. Si el que hace las llantas sale al día siguiente a dar su expresión, a saber su ideología, debemos respetar la ideología de todas las personas, es muy importante eso. Aunque no estemos de acuerdo.
» Volviendo al ejemplo del coche, si el que hizo las llantas tiene determinada ideología, no puedes decir que el propio coche es de derechas o de izquierdas. Es una película que no le pertenece a un grupo político. Por suerte, ha sido recibida y abrazadas por todos, la gente de fe y la gente que no tiene fe. Llevamos 25 millones de personas que han visto la película y te aseguro que no puedes ponerlas a todas en una caja. Llevamos 250 millones de dólares recaudados en todo el mundo y la gente la abraza.
"25 millones de personas han visto la película y te aseguro que no puedes ponerlas a todas en una caja"
P. Volviendo a la pregunta anterior: ¿en la película quiere tratar una temática social fuerte como el tráfico de niños con una película entretenida, de Hollywood?
R. Esa fue la intención. Hago cine de ficción, me gusta usar la ficción para explorar una verdad. Las películas biográficas me encantan. Por ejemplo, Amadeus (Milos Forman), o La lista de Schindler (Steven Spielberg), Ciudadano Kane (Orson Welles). Es una temática difícil de hacer, requiere de atreverse con un equipo a hacer una película que desde el principio sabes que va a ser complicada. No es una película fácil y sabíamos sus retos y aquí estamos.
» Se intentó usar esos géneros para crear una odisea cinematográfica y que el publico se suba a este vehículo y explorara. Lograr una película que la audiencia pueda disfrutar y que haya esperanza. Es una temática difícil, pero el cine es magia. La luz es un personaje que siempre está penetrando esa oscuridad. Yo decía que si esta película la hiciéramos como una obra de teatro de Broadway, al terminar se van a sentir seguros de que no se arrepentirán.
» Vi varias películas sobre esta temática, eran difíciles de ver, muy fuertes. Allí se nos reveló cómo crear una narrativa audiovisual que constantemente te esté recordando que estás viendo una película para que la puedas digerir y disfrutar. Fue complejo por la temática. El público ha salido conmovido. En un estado de reflexión con este dialogo social que se ha logrado. Venga va. Se acabó.