"¿Le preguntas a un pez cómo nada? ¿O a un pájaro como vuela? Nacieron para eso, igual que Willy Wonka nació para ser chocolatero", así comienza Willy Wonka y la Fábrica de Chocolate (1971), la versión cinematográfica de Mel Stuart con Gene Wilder como el confitero más famoso del mundo. En el filme, Wonka es un tipo misterioso que vive encerrado en su fábrica. Poco, o nada, se sabe de su pasado más allá de que es un hombre con síndrome de Peter pan que se fía más de los niños que de los adultos. 

De ahí que, en un momento de fervor nostálgico por estirar hasta la saciedad personajes que marcaron una época, era casi inevitable que alguien decidiese contar la historia de cómo Willy Wonka llegó a convertirse en el rey del chocolate. Tim Burton hizo en 2005 un amago, presentando a un chocolatero hecho a su medida: siniestro, huraño y retorcido. En la versión de Burton, Wonka, protagonizado por su actor fetiche Johnny Depp, había tenido una infancia muy estricta, debido a su malvado padre que, al ser dentista, le prohibió comer dulces. 

Sin embargo, el cineasta Paul King parece haber retomado en Wonka (2023) la historia del filme de los años setenta, dándole al famoso protagonista de la novela de Roald Dahl un pasado más épico y emotivo. La precuela del cineasta británico, encarnado por Timothée Chalamet, relata los orígenes pobres de un niño que sueña con ser mago. Su madre, cocinera de profesión, le transmite el arte de hacer chocolate y la esperanza de algún día tener una tienda en las Galerías Gourmet. 

Allí solo se codean los grandes, como Prodnose, Ficklegruber y el famoso Slugworth, que aunque se vislumbra como su principal competidor en las anteriores ficciones, en esta se presenta como un verdadero villano. Por ello, Wonka llega a la ciudad con una maleta llena de chocolate y sueños, queriendo hacerse un hueco en el mercado de la confitería. Su ingenuidad y bondad sigue la estela del personaje de los setenta, con un Chalamet que se maneja notablemente con el canto y el baile en las numerosas escenas musicales de la película, lanzándose a interpretar Pure Imagination, tal y como lo hizo Gene Wilder en su momento.

Todas ellas impregnan a la cinta de un halo luminoso, mientras que el toque divertido lo aporta la trama del "cartel de chocolateros" que intentará a toda costa que Willy Wonka abandone el oficio con la ayuda de un clérigo corrupto (el mítico Rowan Atkinson) y 500 monjes adictos al chocolate. También un Hugh Grant que parece interpretarse a sí mismo en forma de Lofty, un Oompa Loompa británico y estirado que roba a Wonka sus provisiones dulces hasta que acaba trabajando para él, y que explica por fin el origen de esta extraña amistad. Incluso una Olivia Colman como la señora Scrubbit, una despiadada hotelera que recuerda a la Agatha Trunchbull de Matilda. 

King muestra a Wonka como un adulto que ansía volver a su niñez, siendo el chocolate que hacía su madre la representación de esa infancia perdida. Por el camino consigue ayudar a los demás a cumplir sus sueños, en concreto el de Noodle (Calah Lane), una huérfana que representa el espíritu de Charlie. 

El cineasta británico añade los ingredientes exactos para crear una precuela memorable de Charlie y la fábrica de chocolate: un buen puñado de azúcar y una pizca de humor. No es de extrañar, hay que recordar que Paddington 2, su segunda película sobre el amable oso de peluche, consiguió derrocar a Ciudadano Kane (1941) en el primer puesto de mejor película de la historia en Rotten Tomatoes. Líos de Internet a parte, lo que está claro es que King sabe cómo hacer un blockbuster y parece que también un buen chocolate. 

Wonka

Dirección: Paul King.

Guion: Simon Farnaby, Paul King. Personaje: Roald Dahl

Intérpretes: Timothée Chalamet, Olivia Colman, Hugh Grant, Sally Hawkins, Rowan Atkinson.

Año: 2023.

Estreno: 6 diciembre.