Hollywood: el bajón del blockbuster y la resistencia de los maestros
En las dos últimas décadas, Hollywood ha apostado por fiar su destino a carísimos blockbusters para adolescentes. Un carrusel de remakes, reboots, spin-offs y secuelas que tienen como punta de lanza el Universo Cinematográfico de Marvel, que ha logrado colar cuatro películas entre las más vistas de todos los tiempos, pero que hoy va de descalabro en descalabro, visualizando la crisis de identidad en la que está sumergida la industria.
La corrección política o la lucha contra la desigualdad racial marcan también una época en la que gran parte del cine más sugerente procede de longevos creadores como Clint Eastwood (Mystic River), Martin Scorsese (Los asesinos de la luna), Terrence Malick (El árbol de la vida), Paul Schrader (El contador de cartas) o David Lynch (Mulholland Drive). Eso sí, cineastas como Paul Thomas Anderson, Sofia Coppola, David Fincher, Greta Gerwig, James Gray, Christopher Nolan o Wes Anderson han consolidado su estatus de grandes autores, mientras el cine indie ha continuado entregando perlas.
Las mujeres, por fin
Hay que remarcar la cada vez más notoria presencia de mujeres en el ecosistema cinematográfico a todos los niveles, con legislación a favor en España. Es cierto que cineastas como Isabel Coixet, Icíar Bollaín o Gracia Querejeta llevan años abriendo camino, pero el Oso de Oro a Carla Simón por Alcarràs (2022) supuso el espaldarazo definitivo a una nueva camada de directoras que han triunfado con sus primeras y segundas películas: Elena Martín Gimeno (Creatura), Alauda Ruiz de Azúa (Cinco lobitos), Carlota Pereda (Cerdita), Clara Roquet (Libertad), Belén Funes (La hija del ladrón), Elena López Riera (El agua)...
Extrema globalización
En el panorama cinematográfico mundial han desaparecido las fronteras. Todo fluye a través de la ingente oferta de las plataformas, las apuestas de las distribuidoras independientes y el trabajo de los festivales de cine y filmotecas.
De esta manera, cada vez ganan más peso cinematografías lejanas, con casos realmente singulares, como la mexicana, marcada por el trabajo de Guillermo Del Toro, Alejandro González Iñárritu y Alfonso Cuarón; la coreana, con el Oscar y la Palma de Oro para Bong Joon-Ho por Parásitos. O la iraní, con Jafar Panahi, Asghar Farhadi o Mohammad Rasoulof.
Crisis en salas y auge de las plataformas
Si entre 2010 y 2019 el cine en salas atravesaba un buen momento, con un pico de 105 millones de espectadores en 2019, la pandemia dejó tocada a la exhibición cinematográfica, perdiendo por el camino pantallas de larga tradición y muchos espectadores, aunque la tendencia actual sea alcista.
El ritual colectivo ha sido en gran medida sustituido por la experiencia individual, de sofá y manta, que proporcionan las plataformas, que sin embargo empiezan a experimentar un cierto pinchazo por la excesiva producción a la que se han entregado.
El salto a las series
En esta coyuntura, muchos directores españoles encuentran en las series un medio para proyectos ambiciosos, sobre todo tras el prestigio que ha ganado la teleficción con obras maestras como The Wire, Los Soprano o Twin Peaks: el regreso.
Han alternado grandes filmes y series Álex de la Iglesia (La comunidad / 30 monedas), Rodrigo Sorogoyen (As bestas / Antidisturbios), Alberto Rodríguez (La isla mínima / La peste), Juan Antonio Bayona (La sociedad de la nieve / El señor de los Anillos: los Anillos de Poder), Enrique Urbizu (La vida mancha / Gigantes), Juan Cavestany (Gente en sitios / Vergüenza)...
La irrupción de la tecnología digital
La tecnología digital ha transformado por completo el mundo del cine en los últimos 25 años. El abaratamiento de las cámaras y de las herramientas de edición lo ha democratizado, permitiendo la irrupción de cineastas como Albert Serra o Carlos Vermut con resonantes y baratos primeros trabajos, y, en el seno de la industria, ha revolucionado la imagen, la posproducción, la proyección... Sin embargo, algunos cineastas de prestigio (y cinéfilos) continúan bajo el influjo de la mística del celuloide.