Con Fallen Leaves, el finlandés Aki Kaurismäki ratifica por enésima ocasión su pertenencia al club de cineastas avezados en filmar una y otra vez la misma película. Un feliz empeño autoral que nos devuelve a una Helsinki de calles vaciadas, bares vetustos y sombríos apartamentos que resplandecen gracias a unos focos de luz que parecen surgidos de un melodrama hollywoodiense de los años 50.
En este escenario tan real como imaginario, viven los solitarios Ansa (Alma Pöysti), una empleada de supermercado sometida a un contrato de cero horas, y Holappa (Jussi Vatanen), un obrero de la construcción.
Ambos sobrellevan sus humildes existencias con dignidad y estoicismo, pero Ansa recibe un golpe fatal al ser expulsada de su trabajo por repartir comida caducada a los más necesitados, entre los que se encuentra ella misma. En este contexto, Kaurismäki aprovecha la implicación del guardia de seguridad del supermercado en el despido de la protagonista para ilustrar la fuerza alienante y deshumanizadora del capitalismo.
La fortuna lleva a Ansa y Holappa a cruzar sus destinos en un karaoke, en lo que deviene su primer “breve encuentro” –un póster de la película homónima de David Lean de 1945 engalana uno de los escenarios de Fallen Leaves–. No es la primera ocasión en la que Kaurismäki se aproxima, con crudeza y ternura, a la esfera del discurso amoroso.
Resulta imposible olvidar el romance que protagonizaban el conductor de un camión de basura y una cajera de supermercado en Sombras en el paraíso (1986) o la batalla conjunta contra el desempleo que emprendía el avenido matrimonio de Nubes pasajeras (1996).
En el caso de Fallen Leaves, la singularidad del relato radica en la dimensión casi épica que adquiere la batalla de Holappa contra el alcoholismo, que amenaza con hacer naufragar su relación con Ansa.
La bebida, que en otros filmes de Kaurismäki presentaba propiedades benefactoras –el protagonista de Contraté a un asesino a sueldo (1990) conseguía ahuyentar la pulsión de la muerte gracias a un whisky doble–, muestra aquí su cara más devastadora, y a su vez permite al protagonista, en la contienda contra la adicción, catar las mieles del heroísmo.
Por último, cabe destacar la franqueza con la que Kaurismäki convierte Fallen Leaves en un repositorio de sus filias artísticas y sus preocupaciones actuales. Mientras, en la ficción, la radio trae terribles noticias sobre el sitio de Mariúpol por Putin, los protagonistas buscan refugio en un cine donde se proyecta la comedia de terror Los muertos no mueren (2019) de Jim Jarmusch –que a Anse y Holappa les recuerda al cine de Bresson y Godard–.
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Del lado melómano, otra especialidad del finlandés, hay guiños al rock de ZZ Top, el clasicismo de Schubert y los tangos de Gardel. En conjunto, se trata de un heterogéneo pero armónico cóctel referencial cuyo ingrediente secreto anida en la mascota de Ansa, un perro bautizado como ‘Chaplin’.
Fallen Leaves
Dirección y guion: Aki Kaurismäki.
Intérpretes: Alma Pöysti, Jussi Vatanen, Anna Karjalainen, Alina Tomnikov, Kaisa Karjalainen.
Año: 2023.
Estreno: 27 de diciembre