En una gala sobria, abrió fuego la preciosa voz de Amaia, cantante (y actriz) que es cercana al mundo de los Javis, ya que es una de las protagonistas de La Mesías y pieza clave de Stella Maris, el grupo ficticio de pop religioso que ha saltado de la serie a la realidad con actuaciones en directo.
Arrancó con una versión al piano de Mi gran noche, de Raphael, la canción favorita de Rajoy. Acto seguido, apareció todo un clásico de la verbena española como Bisbal, dándolo todo con una versión marchosa del mismo tema. No todos tuvieron una gran noche, eso está claro, pero la idea se entiende.
Las galas de los Goya siempre han intentado acercarse al glamour de los Oscar, referente de estos premios en todo el mundo, y aunque la intención es buena, no siempre se consigue.
La segunda actuación fue el inevitable homenaje a Concha Velasco, fallecida hace pocas semanas, con Ana Belén, con la voz justita, homenajeando La chica yeyé. A veces da la impresión de que entre Mi gran noche y La chica yeyé, en los años 60 no hubo más canciones en España.
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Antes de echarse a cantar, Ana Belén tuvo palabras para la llorada Velasco: "Cada vez que he tenido un papel, he revisado sus trabajos y he vuelto a ilusionarme como una niña, con la misma vitalidad que una 'chica ye-yé'". Acto seguido, la cosa ha seguido con Mamá quiero ser artista, a la que se han unido los Javis con su despliegue de la noche de camisetas con transparencias.
Porque la sorpresa del asunto es que Los Javis también salieron a cantar. Cabe recordar que Javier Calvo fue actor antes que director en aquella serie adolescente mítica para una generación de millennials como Física o Química. Salta a la vista que sus dotes vocales no dan para una carrera musical, pero pasaron el trance con dignidad.
El momento cumbre de lo que se vaticinaba como tema central de la gala fue una actuación musical de María José Llergo, India Martínez y Niña Pastori cantando Se acabó, que popularizó María Jiménez y que se ha convertido en el lema de las protestas contra los abusos a las mujeres en la industria (y también fuera de ella). En los Goya nunca falta un poco de flamenquito.
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Y al final, la mejor actuación fue la típica canción triste que se pone en el trozo de los fallecidos del año pasado, una versión de Procuro olvidarte de Manuel Alejandro cantada por dos grandes voces como el portugués Salvador Sobral y Silvia Pérez Cruz.
Y en el mismo tono de homenajear a grandes clásicos de la música española, aparecieron Estopa para cantar Quiero ser libre, de los Chichos, la canción que escribió el líder Jero, tristemente fallecido, a los 19 años después de salir de la carcel e incluyeron en su primer álbum.