Francia decidió enviar A fuego lento a los Oscar para competir en la categoría de mejor película internacional. La apuesta se ha destapado como un grave error, ya que el filme de Tran Anh Hung, ambientado en el mundo de la gastronomía gala en 1885, no ha logrado colocarse entre las cinco nominadas.
En cambio, otra producción francesa, Anatomía de una caída, que ya en mayo del año pasado se llevaba la Palma de Oro de Cannes, ha logrado cinco nominaciones: mejor película, dirección para Justine Triet, actriz para Sandra Hüller, guion original para Triet y Arthur Harari y montaje. Además, en los pasados Globos de Oro se llevó el premio a la mejor película de habla no inglesa.
La sociedad de la nieve, que ha arrasado en los Goya al conquistar 12 cabezones, se ha librado así del que hubiese sido su contendiente más duro por el Oscar a la mejor película internacional, aunque el filme de J. A. Bayona siempre ha contado con suficientes argumentos para triunfar en la fiesta de la Academia de Hollywood, pues se trata de una de esas historias de superación que siempre han seducido a los votantes.
[Los Oscar sueltan sus bombas: todo apunta al duelo entre 'Oppenheimer' y 'Pobres criaturas']
Además, el fabuloso cuidado de todos los apartados técnicos de la producción de Netflix, así como su crescendo emocional, han acaparado múltiples elogios de la crítica internacional. El filme opta también al galardón en la categoría de maquillaje y peluquería, gracias al trabajo de Ana López-Puigcerver, David Martí y Montse Ribé.
De esta manera, Bayona se ha convertido en el undécimo director español que compite por la estatuilla al mejor filme internacional, entrando en un selecto club en el que destacan Juan Antonio Bardem, Luis García Berlanga, Luis Buñuel, Jaime de Armiñán, Carlos Saura, José Luis Garci, Fernando Trueba, Pedro Almodóvar o Alejandro Amenábar.
Estos cuatro últimos directores alzaron la estatuilla para España con Volver a empezar (1982), Belle Époque (1992), Todo sobre mi madre (1999) y Mar adentro (2004), por lo que La sociedad de la nieve podría convertirse en nuestra quinta película con este galardón. Luis Buñuel lo logró con una película francesa, El discreto encanto de la burguesía (1972). Desde 2019, cuando Almodóvar entró con Dolor y gloria, no había representante español entre las películas internacionales.
La ventaja de La zona de interés
En cualquier caso, el cartel de favorito en la categoría de mejor película internacional debemos concedérselo al filme británico La zona de interés, ya que ha conseguido también la nominación a la mejor película. Es habitual que cuando una producción aparece en los apartados de mejor película y mejor película internacional, acabé llevándose la estatuilla en la segunda categoría. Ha ocurrido en los últimos años con Sin novedad en el frente (2022), Drive my Car (2021), Parásitos (2019), Roma (2018), Amor (2012)... Además, el trabajo de Jonathan Glazer ha acumulado otras tres nominaciones: mejor dirección y mejor guion adaptado para el propio Glazer y mejor sonido.
La película, que adapta de manera muy libre la novela homónima de Martin Amis, recurre a la estética de la telerrealidad y al fuera de campo sonoro para estudiar el día a día de la familia del comandante de Auschwitz Rudolf Höss e invocar el terror del campo de concentración sin atravesar sus muros.
En palabras del crítico de El Cultural Manu Yáñez “La zona de interés puede verse como una réplica crítica a filmes tan célebres como La lista de Schindler (1993) o El hijo de Saúl (2015), obras que abordaban la crónica del Holocausto a través del sentimiento y el suspense, respectivamente. De espaldas a la emotividad, Glazer elabora una pintura negra reticente a mostrar empatía hacia los verdugos”.
Wenders, Garrone y el efectista thriller alemán
Menos opciones de rascar metal parece que tienen las tres candidatas restantes, aunque entre ellas encontramos una exquisita oda humanista de un tótem del cine contemporáneo como el alemán Wim Wenders. En Perfect Days, que compite por Japón, el cineasta, inspirándose en la filmografía de Yasujiro Ozu, narra la historia de un hombre totalmente satisfecho con su sencilla vida de limpiador de lavabos públicos en Tokio.
“Adoro estos aseos por su valor arquitectónico, pero no quise hacer una película sobre ellos, sino hablar de la forma en que los japoneses regresaron a la vida social después de la pandemia, sosteniendo los bienes comunes”, explicaba Wenders en El Cultural. “Así que decidí que Perfect Days iba a ser un largometraje espiritual sobre Japón”.
[Muere el cineasta Paolo Taviani, codirector de 'Padre padrone', a los 92 años]
Al ritmo de Pale Blue Eyes de The Velvet Underground, Brown Eyed Girl de Van Morrison, Feeling Good de Nina Simone o el Perfect Day de Lou Reed, las canciones que escucha el protagonista en su walkman, Wenders se fija en los detalles más pequeños de una existencia plácida y armónica en un filme en el que brilla el contenido trabajo del actor Kôji Yakusho, que fue premiado en Cannes.
Más irregulares son las dos últimas candidatas. En Yo capitán, el italiano Matteo Garrone presenta un emocionante, pero algo efectista, acercamiento al drama de la emigración desde el África subsahariana a las costas europeas, que se llevó el premio a la mejor dirección y al mejor intérprete emergente del Festival de Venecia y el Premio del Público al mejor filme europeo de San Sebastián.
La película reivindica la gran capacidad que tiene Mateo Garrone para construir universos sugerentes y creíbles con imágenes impactantes, sin renunciar a derivas hacia el onirismo, la fabulación y la poesía, pero algunas de las estrategias narrativas del director resultan algo tramposas, como los giros de guion y las casualidades inesperadas.
Por último, el filme alemán Sala de profesores -que arrasó en los Lola, los Goya alemanes- plantéa lo que ocurre en un instituto cuando una profesora trata de resolver una serie de robos, lo que la llevará a enfrentarse a unos padres indignados, a unos colegas descreídos y a unos estudiantes en pie de guerra.
Aunque es un acercamiento interesante a los mecanismos del poder en las aulas, el filme de Ilker Çatak se pierde en soluciones de guion que solo buscan epatar a los espectadores, por lo que no parece la mejor opción para llevarse un Oscar al que optan decididamente las sólidas propuestas de Bayona, Glazer y Wenders.