El cineasta francés Laurent Cantet, ganador de la Palma de Oro de Cannes en 2008 por su película Entre les murs (La clase), ha muerto este jueves a los 63 años, según ha informado el diario Libération. La causa de su fallecimiento ha sido un cáncer que padecía desde hace tiempo.
El director de cine deja inacabada una película en fase de preproducción en colaboración con Marie-Ange Lucciani, productora de una de las grandes películas de la temporada, Anatomía de una caída, ganadora también de la Palma de Oro y del Oscar al mejor guion original.
Cantet dirigió 13 títulos entre largometrajes, cortos y una miniserie de televisión, y los escribió todos, bien en solitario o bien trabajando en grupo. Alcanzó la fama mundial con Recursos humanos (1999), una película sobre la inserción laboral de un joven que empieza a trabajar en la parte administrativa de la empresa en la que su propio padre y sus amigos trabajan como obreros, lo cual le hace enfrentarse a dilemas morales al tener que despedirlos.
Autor de un cine comprometido socialmente, narró en La clase las dificultades de un profesor de secundaria para que sus alumnos de diversos orígenes étnicos salieran adelante en el contexto de las banlieues.
Con esta película, Cantet se convirtió en el primer director francés que ganaba el principal festival de su país en 21 años. Además, la película recibió otros diez galardones internacionales y fue nominada a los Oscar de 2009.
Cantet siguió explorando el universo adolescente y las dinámicas de grupo en Foxfire (2014). Basada en una novela de Joyce Carol Oates y ambientada en Estados Unidos, refleja la deriva violenta de un grupo de chicas comunistas y feministas que se oponen en los años 50 a una sociedad machista plagada de convenciones.
En la más reciente Arthur Rambo, un joven y comprometido escritor de éxito de origen magrebí y habitante de la banlieue, protagoniza un escándalo en internet al descubrirse unos tuits antisemitas y homófobos que publicó años antes bajo el seudónimo que da título a la película.
Con esta película, Cantet volvía a reflexionar sobre la multiculturalidad en Francia, a la par que introducía un análisis sociológico de las redes sociales y sus emponzoñados debates.
“Una de las dificultades de la escritura de esta película era encontrar la distancia justa con el personaje”, explicó Cantet a El Cultural en una entrevista con motivo del estreno español de la película.
“Karim D. es alguien que podría representar algo muy positivo. Vivimos en un mundo muy compartimentado y él consigue salir de las banlieues y romper las fronteras yendo a ese mundo de la cultura y los medios de comunicación. Esas personas están estigmatizadas por el simple hecho de vivir en esos barrios. Muchos son de segunda, tercera e incluso cuarta generación y se les sigue considerando extranjeros. Por eso sentimos empatía por el protagonista, a pesar de lo que ha escrito y el rechazo que esto produce. No quería que fuera alguien tan detestable que nadie quisiera seguirle, pero tampoco protegerlo tanto que se convirtiera en un mártir. Ese equilibrio entre el monstruo y la víctima fue lo más difícil durante todo el proceso”.