En Cannes han confluido esta edición dos capitanes Ahab, arribando a puerto con su caza mayor largamente perseguida. El jueves pasado era Francis Ford Coppola el que presentaba en competición oficial su ballena blanca, Megalópolis, y anoche Kevin Costner (Lynnwood, California, 1955) hizo otro tanto, pero fuera de concurso, con su gran epopeya americana, Horizon. Ambos han invertido largas décadas y su propio patrimonio para hacer realidad sus empeños. La diferencia en el segundo caso es que la gesta personal del oscarizado director de Bailando con lobos está en suspenso.
Su dilatado relato de la gesta de los colonos y la subsiguiente Guerra de Secesión está planteada como una saga de cuatro entregas, de las que lleva rodadas dos y recién arrancado el rodaje de la tercera. Hasta el momento lleva invertidos 98 millones de dólares, pero calcula que, para su última parte, habrá gastado 200. Este dineral procede de su salario en la exitosa serie también ambientada en el Oeste, Yellowstone, pero sobre todo de la hipoteca de una propiedad de cuatro hectáreas en el frente costero de Santa Bárbara.
"No sé por qué me está costando tanto tiempo y dinero hacerla... También me sucedió con Campo de sueños (1989), Bailando con lobos (1990) y Open Range (2003). Parece que hay un patrón, todas las historias que deseo contar son difíciles de hacer. Intenté seguir el camino tradicional, pero igual tenía que haber venido a Cannes y a Montecarlo para preguntar a los multimillonarios si quieren formar parte de una película en la que los estudios no quieren invertir. Cada vez que estos días me pidan sacarse una foto conmigo, les voy a decir: no, ven y saca el talonario de cheques", bromeó el guionista, productor ejecutivo, director y también intérprete, que ha lidiado con la rueda de prensa en solitario.
El señuelo de una tierra prometida
El primer capítulo de la tetralogía es la carta de presentación de hasta cuatro tramas protagonizadas por un nutrido grupo de personajes en los Estados de Arizona, Montana y Wyoming. A todos les une el influjo de un nuevo asentamiento de pioneros, una tierra prometida que, en realidad, es territorio de los apaches.
"En Europa hubo gente que decidió arriesgarlo todo para venir a América, porque eran conscientes de que en sus países de origen iban a ser ciudadanos de tercera, pero la realidad es que esta tierra que iban a tomar se la iban a arrebatar a gente que llevaba viviendo allí 15.000 años. En total se destruyeron 500 culturas, por no hablar del esclavismo. Todavía no nos hemos recuperado de estos hechos lamentables ni de la guerra civil", ha lamentado.
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La acción arranca, precisamente, con la matanza de las familias que ya se han instalado allí por parte de una escisión de guerreros que se halla en las antípodas del sentido común y pacífico del jefe de su tribu. Como represalia, los hombres que han sobrevivido organizan un grupo de asalto, cuyos integrantes, rastreadores sedientos de sangre y de la cuantiosa recompensa, no diferencian entre clanes indios.
En este hilo de la trama hay un pequeño papel, el del hijo de la viuda a la que da vida Sienna Miller, interpretado por uno de los vástagos de Costner, Hayes, quien debe su nombre al personaje de su padre en la película.
"Es un personaje que no me ha abandonado desde 1988, así que hace 15 años llamé a mi hijo así. No soy de darles papeles a mis chavales de manera automática, porque sé que hay mucha gente que haría cualquier cosa por trabajar en este oficio, pero soy padre también y quería tenerlo cerca. Estaba lejos de casa, necesitaba a mi familia y fue mi manera de hacerle la encerrona", ha revelado.
Kevin Costner hace acto de presencia en la película pasada ya una hora de metraje. Su taciturno Hayes Ellison es un vaquero con buena puntería que salva a una prostituta de la muerte segura a manos de una poderosa familia en pos de venganza. Juntos huyen con el pequeño de dos años del que la trabajadora sexual hacía de niñera.
Cuota de asiáticos, afroamericanos y mujeres
La última línea de argumento está liderada por Luke Wilson al frente de una caravana de colonos que emprende su camino hacia Horizon por el inhóspito desierto de Cimarrón. Entre sus integrantes hay una pareja de británicos desconectados por completo del trabajo cooperativo. La mujer protagoniza una de las escenas por las que ha sacado pecho el realizador: la de su baño con la escasa agua potable que atesora la comunidad: "Cuando en Hollywood hacen westerns sencillos, no me interesan. Es difícil escribir una buena película de este género, porque hace falta humor y compasión. No voy a escatimar en enfrentamientos con pistolas, pero también he querido incluir escenas como la protagonizada por una mujer de Europa que se siente sucia y desconoce las leyes del Salvaje Oeste. Hay gente que se preguntará por qué, pero es lo más lógico: las películas han de tener algo en común contigo o pierdes el hilo. Cuando hay una identificación es cuando se crean escenas inolvidables. En un ambiente de constante polvo y suciedad, tú también hubieras deseado estar limpio".
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Como Coppola, Costner ha pagado de su propio bolsillo los billetes de avión de los embajadores de la película en el festival francés. A ese respecto ha destacado su intención de celebrar los papeles femeninos, algo inusual en este género cinematográfico. En la alfombra roja, ha estado rodeado de las siete protagonistas principales: Ella Hunt, Sienna Miller, Abbey Lee, Isabelle Fuhrman, Wasé Chief, Georgia MacPhail y Jenna Malone.
"No puedo marcar cada casilla cuando hago una película, pero intento que haya representación. De ahí la presencia femenina, así como también la de afroamericanos y chinos. El Oeste fue muy duro con los tres colectivos. Su presencia hace mejor la película, porque la hace mejor para mí", ha zanjado.